Los niños pequeños son fácilmente
impresionables, le suelen contar fantásticas historias de victorias épicas y las
absorben con la normalidad de tenerlas como ciertas sin plantearse que todo
ying tenga su yang y que realmente aquello quizás ni fue tan épico, ni fue tan
la ostia, sino que más bien que fue una puta mierda de cojones. Lógico, un crio
de 6 o 7 años considera que la palabra de su viejo, de su abuelo o de su tito
es una verdad inexpugnable y enterarte con los años que realmente Superman no
volaba porque tenía capa si no porque colgaba de un cable, que Espinete es una
tía metida en un muñeco o que a pesar de que tu madre te lo prometió, Teresa
Rabal nunca vendrá a tu cumpleaños pues supone una decepción inmensa que quizás
lleve a crear un vacío existencial dentro de tu ser que te lleve a gastarte
gran parte de tu pasta en carísimas sesiones psicológicas porque no eres capaz
de afrontar que los viajes de Don Pimpón eran todo una ficción guionizada y que
realmente aquel extraño oso con sombrero de paja no había estado visitando las
ruinas de Petra, ni se había recorrido de cabo a rabo la Panamericana con la
única ayuda de una cantimplora y un machete. El
inicio del genial capítulo de Black Mirror “Toda tu historia”, daba una solución a este tipo de patología en un futuro: demandar a tus padres, pero mientras
las justicia española se va estadounidizando y va asumiendo la influencia que
ya apuntaba el recordado programa presentado por Ana Rosa Quintana “Veredicto”,
donde marujas y vecinas se dedicaban a denunciarse unas a otras por los casos
más inverosímiles, dejemos a los viejos en paz que bastante tienen con aguantar
a niñatos malcriados y sigamos a lo nuestro, porque todo esto viene a cuento por uno de los
partidos de los que muchos sevillistas old
school tienen más grato recuerdo, el Sevilla contra la Real Sociedad de
1980. Un maravilloso y épico cuento por el cual un Sevilla con nueve derrotaría
con un portero debutante a una intratable Real Sociedad que llevaba la friolera
de 38 jornadas sin perder, pero amigos, la intrahistoria del partido es muy
diferente.
Esta debería ser la historia de aquel portero
debutante, Alejandro Valero Pellicer, conocido futbolísticamente como Valero,
pero si 24 Hour Party People (¿Qué no han visto esta
película? ¡¡Corran a verla pero ya!!) no es la historia de Tony Wilson, si no
de la música de Manchester a pesar de que el bueno de Tony es el hilo conductor
de todo el film, como comprobaran más adelante, el hablar del aquel olvidado
guardameta no es más que una excusa ya que lo realmente importante es aquel
partido, lo que significó y lo que 32 años después viene a significar.
Son muchos los que creen que Valero fue fichado expresamente para aquel Sevilla Real Sociedad,
pero nada de eso, lo cierto es que su fichaje y su participación el partido fue
debido a un cúmulo de circunstancias que le hicieron estar en el lugar adecuado
en el momento adecuado. Y es que el Sevilla de la temporada 1979/80 comenzó la
temporada con dos porteros de bastante nivel, por un lado el titular, SuperPaco
y por otro lado el uruguayo Gustavo Fernández, que en las dos temporadas
anteriores había mandado al bueno de Paco al banquillo, aunque en aquella
temporada el gaditano había vuelto a ser el amo y señor del marco sevillista.
Problemas burocráticos al descubrirse graves irregularidades en su
documentación hicieron que el Sevilla tuviera que cesar a Gustavo Fernández,
por lo que ante la proximidad de las eliminatorias de Copa el Sevilla se
encuentra que solo cuenta con un portero para afrontar la competición. Hay que
aclarar que por aquel entonces los filiales podían disputar la Copa y si un
jugador ya la había disputado con un equipo no podía jugarla con otro, así que
el Sevilla no podía convocar a los porteros del filial para disputar la
competición (si para la liga, donde Domingo venía ocupando el puesto de portero
suplente), así que se fija en un portero que por aquel entonces jugaba en el
Mestalla y que estaba considerado el cuarto portero del Valencia CF. Tras pasar
unas semanas de prueba con el equipo finalmente se decide su contratación e
incorporación al equipo en diciembre de 1979. En liga no hacía más que calentar
banquillo, siempre a la sombra de SuperPaco, así que la oportunidad de debutar
oficialmente con el Sevilla le llega en Copa (que para eso lo habían fichado)
en la vuelta de la eliminatoria que los nervionenses disputaron contra un
equipo de 2ªB del que nadie volvería a acordarse hasta 18 años más tarde cuando un tal Palop le paró
un penalti a Tsartas y confirmó que el Sevilla seguiría otro año más hundido en
la mierda. El Sevilla había cumplido el pronóstico y machacó al Villarreal en
la ida con un contundente 5-0, por lo que la plácida renta no hacía presagiar que
se fuera a ocurrir desastre alguno. Lógicamente el Sevilla volvió a ganar por
goleada (0-4) a un rival bastante inferior bajo la batuta de nuestro
funkatico-a-lo-afro favorito, Biri, pero la actuación de Valero no
fue del todo acertada, ya que según cuentan las crónicas de la época cometió varias pifias, sobre
todo al despejar de puños, sin que sin embargo permitieran atisbo de
inseguridad alguna, dado que los amarillos apenas inquietaron la puerta del
recién estrenado portero sevillista, por lo que una vez visto en acción no
parecía que fuera a resultar una alternativa seria al meta titular, como así
fue, ya que domingo si y domingo también SúperPaco acudía a su cita semanal
puntual como vieja a las puertas de la Parroquia de Los
Remedios para escuchar misa de nueve y se clava todos los partidos de liga,
pero bien sabe el señor que sus designios son inescrutables y llega la
penúltima jornada y Paco es sancionado por acumulación de amonestaciones tras
una tarjeta recibida en el Helmántico, por lo que no queda otra que mirar al
banquillo y allí estaba Valero esperando su oportunidad de estrenarse y este
debut se produciría nada más y nada menos que ante la invencible Real Sociedad,
que necesitaba ganar aquel partido para proclamarse campeona de liga por
primera vez en su historia.
El Sevilla había hecho una temporada
verdaderamente mediocre y deambulaba entre el séptimo y noveno puesto de la
clasificación y su liga ya se había acabado pues no podía acceder a ningún otro
objetivo que no fuera quedarse en mitad de la tabla, por lo que no parecía que
pudiera poner en serios aprietos a una Real Sociedad que con un equipo plagado
de canteranos y con Arconada en la puerta estaba haciendo soñar a todo Donosti
con ganar por primera vez en su historia el campeonato, pero amigos, el otro
equipo implicado en la lucha por el título era el Real Madrid... y ya se sabe que
si en la capital ven tambalear su reinado, ponen la maquinaria a funcionar para
volver al orden establecido por los poderes fácticos, así que como pueden
imaginar, el suculento maletín que deambulaba por Sevilla a la espera de ver cuál
era el resultado del partido era de los más jugoso. En el epicentro de todo se
encontraba Valero, sobre el que recaería la responsabilidad de guardar la
portería, lo que le hizo ser el hombre más buscado y entrevistado durante la
semana dada la importancia del partido, del que se venía rumoreando que habían
mandanga de por medio, pero al final entre dimes y diretes y acusaciones
cruzadas de unos y otros todo se solucionaría durante 90 minutos en el terreno
de juego y ahí el Sevilla literalmente mordió. Comenzó ganando 1-0 con gol de
Bertoni y en el minuto 45 la Real logró empatar en un posible fuera de juego lo
que no sentó demasiado bien a los sevillistas que protestaron insistentemente
como si de ese gol dependiera que fueran ellos los campeones, hasta que el
árbitro no tuvo más remedio que expulsar a Blanco y a Juan Carlos, lo que dejó
al Sevilla toda la segunda parte con nueve. No se sabe si por la inexperiencia
de la Real en este tipo de situaciones o por la ultramotivación sevillista,
pero el caso es que los donostiarras se encerraron y dieron por bueno el empate
y el Sevilla apeló a la épica de verse protagonista y en el minuto 81 de
partido, Bertoni vuelve a enganchar una pelota y marca de nuevo para delirio de
todos los aficionados presentes en el campo, dejando a la Real sin el primer
título de liga de su historia en lo que está considerado una de las noches más tristes de la
historia txuri urdin.
Como resulta lógico, en la previa del partido todos los
jugadores y el cuerpo técnico apelaban a que ellos tenían que ganar porque
era su obligación (y es verdad) y que de primas no sabían nada y uno no quiere que
su equipo pierda, posiblemente la Real tuvo que hacer bastante más y habrá
quien guarde un gran recuerdo de aquel partido, pero que quieren que les diga,
si contra el Oviedo salió Chuchi porque Olsen no estaba en el
ajo y era capaz de desbaratar los planes de toda la grada o si llevo esperando
durante ocho años que el Osasuna baje a segunda para dejar mi karma estable a
pesar de que Baptista se la metió por el culo a los rojillos, a mi pensar en
unos jugadores que habían realizado una campaña de lo más insulsa partiéndose
el alma para ganar, a una afición entregada como si fuera la mismísima
final de Eindhoven y a nuestro protagonista arrodillado en el suelo con los
brazos en alto
para celebrar que habían quedado séptimos y todo porque iban a recibir una
paguita por posibilitar que el puto Real Madrid ganara la liga, pues a mí
personalmente me jode y me jode igual que cuando González le paró el penalti a Djukic (en lo que puede ser el caso
análogo más parecido que yo haya vivido) y lo celebró solo un poco menos que el
director de la sucursal bancaria donde tenía la cuenta corriente, porque en
esta casa somos más de equipos pequeños, hemos jurado odio eterno al fútbol moderno y estamos hasta los huevos de que los dos
grandes manejen
a la Liga, a la prensa y al fútbol en general a su puto antojo por el mero
hecho de tener dinero. Pues yo me cago en el dinero, me cago en el Madrid , me
cago en el Barça y me cago en la Liga de mierda que tenemos que hace imposible
que ciudades como Sevilla, Bilbao o Zaragoza no puedan disfrutar en su maldita
vida lo que significar ganar un título de liga y eso en cambio no parece
preocuparle al grueso mediático de este deporte pues al final la profunda inyustizia de nuestro fútbol queda en un
segundo plano cuando a la señorita le sale de su perfumada vagina decir que
está triste, lo que paraliza el puto país (¿Quién no ha comentado en estos 15
días esas declaraciones, eh? ¿Quién?) y si yo tengo un día de perros y se me
ocurre abrir la boca, mi señora me reprende que de qué carajo tengo que
quejarme yo y ni mi santa madre es capaz de tomar en serio mi momentánea
tristeza. Por lo que al final solo me queda salir a la ventana y gritar con la
consecuente extrañeza de los vecinos ¡Estoy más que harto y no quiero seguir
soportándolo!
Obviamente los jugadores recibieron su
prima (Bertoni
incluso recibió un “extra”) y la Real ganó las siguientes dos ligas pudiendo
resarcirse de aquella derrota, pero a pesar de eso lo que a algunos le puede
parecer uno de los episodios más épicos de la historia del Sevilla a mi si hubiera estado allí me hubieran entrado
ganas de haber salido al campo y aguarle la fiesta a las 70.000 almas que por
entonces cabían en Nervión para coger de la camiseta uno a uno y haberles dicho
por qué cojones no le echaron tantos huevos en las 34 jornadas anteriores, que
yo también quería vivir la sensación de lo que es ganar una liga y si es al
Real Madrid mejor y que si le hubieran echado tantos huevos durante todo el año
seguro que alguna vez nos hubiera tocado a nosotros. ¿Y Valero? ¿Qué fue de
Valero? Pues Valero no volvió a jugar con la camiseta del Sevilla, rescindió su
contrato, firmó por el Andorra y tras unos meses en el club pirenaico fichó por
el Badajoz. Se rumoreó que tuvo oportunidad de jugar de nuevo en primera en el
Español, pero finalmente no fructificó y siguió en Extremadura hasta vete a
saber cuándo. Al menos podrá decir que el único partido que jugó en la máxima
categoría fue historia viva de la Liga española. Y calentito que se lo llevó
además.
3 comentarios:
Pues si... pero eso en realidad no es una prima, es un incentivo, claro. Tu dices "te doy tanto si ganas a tal equipo" y los jugadores ya tienen una motivación, ya que la suya propia la habían perdido porque no se jugaban nada en liga. Y ya se sabe que el Real Madrid y el Barcelona son los dos equipos que optan a la liga, y a mi, mientras la gane mi Real Madrid, me dan igual el resto de equipos sinceramente, aunque comprendo al resto de equipos, que no pueden optar a nada porque no tienen suficiente dinero, ya que los grandes dirigentes se van a los mejores equipos... y así será...
Pues así fué aquel partido, yo estuve allí detrás de la portería que defendía Arconada, y aún recuerdo la de latas y almohadillas que caían al campo cuando expulsaron a los dos del Sevilla y la imagen del portero acabando el partido con los brazos en jarra, cabizbajo y diciendo que no con la cabeza mientras se paseaba de poste a poste. ¡ Estupendo artículo !.
Conmigo de delegado esto no hubiera pasado, y al tal Valero ese lo hubieramos afeitado entre Javi Navarro y yo nada más llegar.
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