POLI RINCÓN, EL DEL MEDIO DE LOS CHICHOS

Buenas y rumberas tardes,

El Torete y el Vaquilla, los Chichos y los Chunguitos… y Poli Rincón. He aquí la santísima trinidad de la España lolaila de radiocasetes, SEAT 1430 trucaos, gitanas y toreros encima del televisor y  del Richal en la flagoneta cargada de malacatones.

Peinado hacia atrás pero con las greñas laterales desmelenadas como un fiera, impoluta camisa abierta hasta el ombligo (aunque no de lunares, lástima) y la medalla hacen de Poli Rincón todo un latin lover de extrarradio de los que cuando ya está amaneciendo y la noche se va al final cumple su jornada y vuelve al hogar, al final vuelve con los suyos, ¡Qué felicidad! Yo personalmente si me viera con una pinta parecida lo tendría claro, diría dame veneno que quiero morir, dame veneno, aunque no queremos resultar criticones, así que si Rincón se ve bonito y se siente orgulloso, ni más, ni menos que más bonitas son las rosas, viene el tiempo y las marchita, que la hermosura es poca cosa porque el cristal cuando se empaña se limpia y vuelve a brillar, pero la honra de una mozita se mancha y no brilla más.

Por lo menos el hombre no sucumbió al caballo maldito que mata a gente, a pobres, a ricos y a gente inocente, tan popular en la época y dedicó su vida al sano deporte (sin descuidar su sentido artístico, eso sí), aunque a veces, escuchando sus psicotrópicas estupideces con los ineguantables Manolos por la radio siempre te queda la duda que a lo mejor con el rollo de los chavales que caminan como ellos  caminan y camelan pegarle un poco a la lejía o camelan pegarle un poco a la mandanga, algo sí que se debió meter…