DOMINIQUE CASAGRANDE

Iker Casillas y Sara Carbonero o Eva González, Sergio Ramos y Pilar Rubio (¿Por qué Pilar? ¡¡¡¿¿¿POR QUÉ!?!?), Romina y Guti (parejas lésbicas también valen); el binomio conformado por futbolista y presentadora de la televisión está más de moda que nunca y casi se puede decir que han sustituido al clásico torero/folclórica de antaño. Pero si hubo un amor verdadero entre futbolista y presentadora, un amor puro, limpio ¿casto? (lo dudamos, pero da igual), una historia de amor más poderosa que cualquier otra y pionera además en lo que a parejas fútbol-tv se refiere esta fue la de Dominique Casagrande y Eva María Macías.

A Eva María Macías ya la conocemos todos, dicharachera reportera del Canal 47 en sus buenos tiempos, cuyo momento cumbre anual era ver como huía de cualquier puretón con 12 whiskys encima que comenzaba a meterle mano por el culo en cualquier caseta de la Feria. A finales de los noventa era lo más en clave audiovisual local, pero últimamente parece que se la haya tragado la tierra pues hace años que no la vemos, ¿y Dominique Casagrande? A Casagrande hay muchos que quizás no lo recuerden así de inmediato, pero no se preocupen amigos que para eso estamos nosotros.

El Sevilla contaba tras el dramático descenso a segunda para comenzar la temporada 97/98 con el que venía siendo el dúo habitual en la portería, Unzúe y Monchi, si bien es cierto que al portero navarro se le quería traspasar debido a su alta ficha, difícil de acometer por los nervionenses en la categoría de plata. Se llevaba toda la pretemporada buscando portero y el primero que sonó era Casagrande, portero francés de 26 años que había sido la revelación del Nantes un par de años antes pero que había perdido la titularidad a causa de una larga lesión, pero no precisamente para sustituir al navarro, si no a Monchi cuya salida al Xerez parecía inminente. No fructificaron las negociaciones entre el de San Fernando y el equipo gaditano y al final entre eso y una cierta desconfianza que tenía un sector del Consejo acerca de la recuperación del portero francés hicieron que no llegara y que se decidiera dejar salir primero a alguno de los porteros antes de contratar a algún otro.

El traspaso se produjo el día que comenzaba la liga con Unzúe poniendo rumbo a Tenerife por lo que el Sevilla no tuvo otra opción que subir a Luque del filial para hacerle la competencia a Monchi y rastrear el mercado de manera rápida y chapucera (o lo que es lo mismo, con la poya tiesa y a las 6 de la mañana) ya que por aquel entonces el Sevilla no lo tenía tan estudiado como lo tiene hoy día y no era capaz de solventar con rapidez una situación de tal calibre. Así que finalmente se decidió no traer a un solo portero, si no a dos… pero no precisamente de buen recuerdo en el feudo nervionense. Primero se probó a Petrovic, un portero yugoslavo que no convenció y duró tres días (literal) y finalmente el primero en llegar a finales de agosto fue el gran Eboue, así mientras el legendario portero camerunés se aclimataba a la ciudad el Sevilla afrontaría las primeras jornadas con Monchi de titular y el canterano Luque de suplente, pero una desastrosa actuación del actual Director deportivo del Sevilla contra el Isla Cristina en Copa que acabó con el Sevilla eliminado de manos de los onubenses aceleró la contratación de otro portero de más garantías que pudiera ponerse en la puerta de inmediato y el elegido a cambio de 115 millones de pesetas fue esta vez sí Dominique Casagrande, que al igual que Beto hace semanas fue llegar y defender la meta contra el Jaén  ya que Monchi había sido apartado del equipo por el entrenador Julián Rubio de mutuo acuerdo con el cancerbero isleño para evitar “desafíos” hacia la afición. 

Al contrario que al portugués, su primera actuación, a pesar de mantener la portería a cero, fue duramente criticada debido a la inseguridad que transmitió, pero era lo que había y con Monchi “apartado”, Luque en el banquillo desesperado y Eboue aclimatándose a la ciudad era o eso o utilizar a Juan Ramón como guardameta visto que de central no nos tenía que decir mucho más. Casagrande se confirma como portero titular durante la mayor parte de la aciaga temporada sevillista con un rendimiento un tanto irregular (con especial mención a sus salidas digamos a destiempo de la portería) hasta que llega al equipo Fernando Castro Santos y se carga de un plumazo a todo el grupito francófono del vestuario formado por Lawaree, Thetís, el propio Casagrande en lo que estos jugadores consideraron una grave ofensa a su honor y pone de nuevo a Monchi en la portería para las últimas ocho jornadas de la temporada.

La renovación del entrenador gallego y la acentuación de sus diferencias con él precipitaron la salida del portero, que tenía firmado tres años más, al Paris Saint Germain primero como cedido y luego traspasado a cambio de 90 millones de pesetas. En la capital francesa se mantiene durante tres años, siendo más famoso por sus amoríos que por sus gestas bajo el marco pues le cogió el gustillo a las presentadores de televisión y ya que no quería dejarnos a los sevillanos sin las graciosas historias de nuestra reportera callejera favorita, dejó a la Macías aquí y se casó con Cécile Siméone, famosa presentadora y actriz francesa muy popular en la época.

Sus últimos coletazos como futbolista los da en el Saint-Ettienne y en el Créteil en el que pone fin a su carrera con tan solo 33 años, para dedicarse a cuidar, de su jardín, de su esposa, a formar una bonita familia y a cultivar la mente por medio de la cocina a través de su propio restaurante, el lujoso Le 1838, cerca de Lyon.