GRAN TRACA FINAL
(IV). Por Chusso Bastión
El 4 de abril de
1969 en Málaga capital llegaba al mundo una de las más imponentes fuerzas que
ha dado la naturaleza. La fecha es un tanto dudosa, pues su santa madre comenzó
a sentir las contracciones del parto 8 meses antes.
Y es que la
criaturita no era normal. No vino ni de cabeza ni de culo. Monreal vino al
mundo “de lao”. Doña Eufrasia, a día de hoy, aún tiene los puntos de la cesárea
frescos. Su nacimiento fue anunciado cual cartel taurino:
1 niño 1
6 kilos 600 gramos
Para los
diestros (padres):
José Luis
Monreal
Y
Eufrasia Rodríguez
El médico le dijo a Don
José Luis:
<<
Enhorabuena, ha tenido usted un
mastodonte. ¿Lo va a criar como a un niño normal o le ponemos un collar de
pinchos?>>.
A lo que Don José Luis
respondió con algo que, a la postre, sería premonitorio:
<<
Da igual, yo lo quiero “pa er campo”>>.
Efectivamente,
“pa er campo”. En er campo (el de fútbol y el otro), Antonio Monreal era libre.
Trotaba y desfogaba la vitalidad que imbuía su cuerpo de 1’92 cm y más de 100
kg con los que llegó a los 8 añitos de su tierna infancia. Y, como no podía ser
de otra manera, la cantera del Málaga se fijó en él. ¿Cómo no fijarse? Era
imposible no verlo. Y como se sentía libre pues de líbero lo pusieron. Por
detrás de la defensa para que tapara hueco.
Ya
crecido y hecho un zagalón, en la temporada 92-93 llega al Betis tras la
desaparición del antiguo CD Málaga. Destacó por su largo desplazamiento de
balón. Tan largo era el desplazamiento, que más de una vez ha puesto un ¡Uuuy!
en los aficionados por casi acertar a la casetilla-marcador del Gol Sur. O ha
dado un pase medido a algún gorrilla de la Calle Tajo.
Otro
de sus fuertes era el acoso y derribo. Monreal tenía la costumbre de
encaramarse a la chepa del contrario si veía que al balón ya no llegaba.
Técnica que llevó a su máxima expresión cuando en un Betis – At. Madrid
amistoso, un delantero colchonero se hizo un autopase ante Monreal sin saber el
pobrecito que el malagueño ya se había desentendido totalmente del esférico y
volaba en caída libre sobre su espalda con los brazos abiertos al más puro
vuelo del ángel de Pressing Catch. El placaje fue digno de los mejores torneos
del 6 Naciones de rugby y el maltrecho futbolista del Atleti fue retirado en
camilla. Se dice que ahora trabaja con un músico rumano (él es el acordeón).
Tras
dos temporadas y alguna actuación aciaga (como una pérdida de balón en un campo
encharcado que costó una derrota) y un único gol, eso sí, de cabeza de los que
darían jaqueca vitalicia a cualquier mortal, en un 3-2 al Compostela, el Betis
le dio la baja federativa para poder inscribir a Kowalczyk.
Abierto el mercado invernal, la directiva le ofreció la rescisión del contrato
a lo que nuestro protagonista se negó en
redondo alegando que le iba a resultar muy difícil encontrar equipo a esas
alturas de temporada y que prefería cobrar íntegra su manteca. Una vez acabado
su contrato se fue al Mérida donde
estuvo 4 temporadas llegando a jugar en primera. Después recaló en el Ourense
una temporada y finalmente en el Elche una temporada más. Retirándose con 30
años por una lesión.
Artículo cortesía de Chusso Bastión
Muy agradecido por enviarnos tu colaboración a la gran “traca final”, amigo
4 comentarios:
Muchas gracias a Chusso por enviarnos su recuerdo de este ejemplo del clásico zaguero noventero duro y expeditivo de los que hacía de aquello de "O pasa el balón o el rival pero nunca los dos" su máxima. en el caso concreto de Monreal normalmente permitía que pasara el balón pero no el rival... o incluso ninguno de los dos!
Como curiosidad comentar que su padre fue un mítico defensor del CD Málaga en los años 60 y 70 con más de 180 partidos en primera división y más de 200 con la camiseta malaguista
No sé si alguien llevará esa estadística pero creo que Monreal, en la temporada 92-93, puede tener perfectamente el record de penaltis cometidos por un futbolista en un año.
Este, creo que en un Betis-Logroñés de Copa, cogió a Salenko y le clavó los tacos en la cara, y a Popov, en un Betis-Racing, le dejó una pierna colgando del hombro.
Un saludo.
Llego muy tarde a comentar este artículo, pero quería aportar que la temporada anterior a su fichaje, vino con el Málaga al Villamarín. Al ya malogrado Luis Márquez le toco bailar con él, y andaban a la gresca. El empate a uno que señalaba el marcador casi al final, se resolvió de penalty a favor del Betis, convertido por el checo Bilek. Nada más convertir el penalty, y finalizar el partido, Márquez le refregó la victoria en la cara a Monreal. Corría poco Marquez en dirección a los vestuarios, con un Monreal detrás de él, que si lo coge lo mata!!! jajajaaj.
Al año siguiente lo teniamos aquí, y nació nuestra peña Monreal, debajo del transformador de los focos de gol norte.
Saludos.
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