Hoy tenemos el gusto de presentarles una nueva sección de este hogar de perjudicados del fútbol sevillano, nueva sección que permitirá además a los colaboradores habituales de este sinfin de despropositos tocarse los cojones tan tranquilamente, pues en ella no seremos nosotros los protagonistas, si no amigos de esta casa, blogueros o twitteros de reconocido (¬¬) prestigio o moradores de los suburbios más recónditos de la Sevilla que a buen seguro a ningún alcalde le gustaría mostrar, los que tendrán a bien expresarnos sus sentimientos más colussokukletiles desde su propia óptica. Y en esta última categoría podríamos encuadrar sin ningún tipo de problemas a nuestro primer participe de "La firma invitada", el señor Jeitit de Palanganismo Exacerbado, más conocido en su bitácora como PEX Corresponsalía Santiponce, al que agradecimos a que se prestara a colaborar con esta casa solo hasta que nos envío su artículo, a partir de ese momento solo el miedo a que cualquier día alguien al que no ponemos cara rompa una botella delante nuestra y se nos rebele en un botellón cualquiera amenazandonos con el corte de lo que antes contenía White Label nos hace presentarles este artículo y a continuación podrán comprobar muy bien el por qué de estas palabras. Esperamos que lo disfruten, a nosotros ya nos gustaría... Con todos ustedes el señor Jeitit de Palanganismo Exacerbado
Me piden un spin-off desde la historia esta de
Colussos & Kukletas Ltd. La negativa era la única opción que planteó mi
cerebro. ¿Un blog mainstream, que le dan premios porque no cuestiona el
statu quo y van de simpaticotes, un sitio de internet donde nunca he visto ni
una alusión a la lucha de clases ni a la toma del poder por parte del
proletariado? Como si a Ernst Thälmann le pidiera un artículo el Völkischer
Beobachter. Sin embargo, lo primero es la disciplina, y la nuestra en el soviet
de PEX es férrea. Acepta, me dicen. Infiltración en los medios pequeñoburgueses.
Dotar de conciencia de clase a los alienados. Como no soy más que un
instrumento insignificante al servicio de un bien mayor, qué coño bien mayor,
al servicio del Bien, aquí me tienen.
La angustia, náusea, desesperación y zozobra
del hombre en la era post-industrial se canaliza de muchas y variadas maneras.
El alcoholismo, la drogadicción, las perversiones sexuales, invertir una tarde
de sábado en ir a Ikea, registrarte en el bingo on-line de Belén Esteban, tener
un hijo. En verano, en una ciudad desierta, con un equipo más malo que el
fijador de Vizcaíno, un pobre chaval de 17 años intentaba exorcizar toda su
desazón animando desaforadamente en el ya mítico triangular
Sevilla-Málaga-Mohammedia, celebrado el 20 de agosto de 1998, como si aquello fuera
la última batalla por la Tierra Media. Símil friki que hago porque conozco el
paño en esta bitácora, hago lo mismo en PEX y me expulsan con carácter
perpetuo, inmediato e irrevocable. ¿Por qué estaba yo con la vena del pescuezo
como la maroma de un barco en un "tres en uno" tan irrelevante? ¿Odio
a los mahometanos, que, aparte lo obvio, nos habían encasquetado el año
anterior a Rokki El-Rachid, como siempre me gustó llamarlo? ¿Ojeriza a los
malagueños por simple reciprocidad? ¿Tumor cerebral? En primer lugar, por ser
uno de los especímenes más puros de retrasado mental que pueden encontrarse en
esta ciudad, lo que me hace entrar por la puerta grande entre los postulantes a
ser el más mongolo del mundo. Esto, unido a una serie de circunstancias
concatenadas, me llevaron a esa bochornosa situación. Circunstancias que paso a
relatar pormenorizadamente. Que yo no he venido aquí a hablar de fútbol sino a
hacer lo que más me gusta: contar mi vida por la cara.
Yo no he sido eso que hoy se llama
"ni-ni" en mi puta vida porque vivir con un tigre de Bengala con
canas, bigote, cara (y virtudes) de guardia civil destinado en Inchaurrondo en
el 77 al que tú llamas "papá" y él te llama, en sus días buenos,
tarado los cojones, hace que ni te plantees ciertas alegrías como tocarte los
huevos en los meses de verano a pesar de sacar unas notas del copón bendito. Yo
curraba recogiendo vasos en un bar. Y he dicho recogiendo vasos. No
"relaciones públicas". Una polla relaciones públicas. Recogiendo
putos vasos. Hay que ser honestos y llamar a las cosas por su nombre. El del
bar conocía mis taras mentales y los días de partido sabía que tenía que llamar
a un gitano vecino suyo (el jefe era de la Pañoleta; sí, camaradas, he
trabajado para no sevillanos, caiga la deshonra sobre mi cabeza) para que
hiciese mi crucial misión que yo llevaba a cabo con singular eficacia. Se
acercaba el jueves 20 de agosto y tenía yo en mente llevar al partido a un
primo mío que andaría por los 8 años para meterlo en vereda y convertirlo en un
hombre de provecho en la fe del sevillismo verdadero. La víspera del partido me
despedí de los compañeros hasta el viernes siguiente, contento por el deber
cumplido y porque al día siguiente iba a poder emborracharme en la previa,
meterle ideas descabelladas en el córtex a un inocente infante sin culpa de
nada y ver a mi equipo. Planazo. Tan contento llegué a casa que llamé a mi tía
para ver si podía hablar con el chiquillo que, creía yo, estaría viviendo una
especie de noche de Reyes en pleno agosto. Llamo y no lo cogen. Vuelvo a
telefonear, siguen sin contestar. Le refiero mi extrañeza al coronel Galindo
que me responde "si tu tía está en la playa desde ayer y no vuelve hasta
el lunes. Tarado los cojones". En El Portil estaban, los hijos de la gran
puta. Un mes entero llamando y planeando hasta el último detalle y se van al
Portil. Con mi entrada comprada (sí, amigo, tú, que eres joven, crees que los
partidos de pretemporada son de abono por decreto. Un carajo de abono. Mil
pesetas, un tercio de lo que ganaba al día en el puto antro donde recogía
vasos, platos y potas, me costaba ver el triangular de los cojones, a pesar de
ser socio) y se van a la playa. Me entró la desesperación y los accesos
autodestructivos que a todos nos dan en estos casos de traición con mayúsculas,
de puñalada trapera sin contemplaciones. A tal punto llegó mi ira, que llamé a
mi chati, que pasaba sus vacaciones en Conil de la Frontera, para irme a echar
yo el día a la playa y que le dieran por culo al equipo este de mierda. Me
levantaba tempranito, al Prado, empresa Comes, playa, chiringuito, partido
cubatero, caminata por el paseo marítimo con una rebequita sobre los hombros
comiéndome una tarrina de stracciatella y menta, ración de puntillitas y
pollazo. Como sólo trabajaba de noche, me daba tiempo de sobra de estar en
Sevilla de vuelta cogiendo el Comes el viernes a mediodía.
Cuando marqué el último número se me empezó a
formar una bola en el estómago. Escuchando los tonos de llamada estuve a punto
de colgar. Lo coge el padre de la torda. Me la pasa; le cuento la película
mientras me daba algún escalofrío en la nuca. Mala señal. "Claaaaaaaro
cari empezamos bien, cuántas veces tendré que decirle que no soy un perro ni
un canario, que tengo un puto nombre y sirve para algo así nos vemos que te
echo mucho de menos. Precisamente hoy me lo comentaba mi madre hostia,
verdad, la madre. Noventa y dos kilos en 1,55 metros de pura estupidez. De las
que se ríen a carcajadas con Vídeos de Primera dando palmadas como lo que es,
una puta foca cuando estábamos en el supermercado, que podías venirte a
echar unos díitas. Aquí la tengo, que justo mañana pensaba hacer albóndigas,
que le salen muy ricas cojonudas. Hay cosas densas, pesadas, que se repiten,
indigestas, las aceitunas por la noche, las transfusiones de pan rallao y
después, a muchos kilómetros, las albóndigas con tomate de tu puta madre hasta
mi hermano dice que sí, que te vengas no es mal chaval. Típico bético de
boquilla soplapollas que ha pisado el Villamarín menos veces que yo, que voy
una vez al año y hace ya dos que no aparezco por allí, me cago en De Caldas,
Camacho y Dios bendito. Como me diga algo del fichaje de Ratkovic se lleva un
silletazo en la cabeza. Bueno, entonces, ¿a qué hora llegarías? Para que
vaya a recogerte en el coche con mi padre adiós. El Paco. Un hombre con una
memoria prodigiosa para recitarme la alineación del Sevilla que ascendió en el
75 pero con una alarmante laguna para recordar que me la cuenta cada vez que me
ve. Puto calzonazos que no va al fútbol porque le dio un jamacuco en un
Sevilla-Madrid que nos robó García de Loza. Y qué esperabas con ese equipo y
ese árbitro, capullo. Todo el día metido en casa, sin cojones para imponerse a
la gorda de la mujer y hacer lo que le gusta, ir al Sevilla, que le dé el aire,
cogerla y ancha es Castilla. Que te queda ya poco, Paquito, y lo que no saques
ahora no lo vas a tener más. Cojones a la vida, hostias. Valiente mamón. Illo,
no vayas. No vayas a Conil y vete al fútbol. El Sevilla-Malaga-Mohammedia es un
momento crucial en tu vida, hazme caso. Se decide tu destino. El resto de tu
existencia depende de este instante. ¿Qué quieres ser, un Paco de la vida, un
pringao sin huevos, que vive mangoneado por una gorda y dos niñatos idiotas y
egoístas? Tú no eres el Paco, tú tienes dos cojones como dos castoras. Venga,
cabrón. Que les den por culo a todos y ve a ver a tu equipo con todos los
colgaos. Que esos sí que te quieren de verdad. No vayas a Conil.
No-vayas-a-Conil ¿Oye? No sé, creo que se ha cortado... Que cuándo llegas.
¿Me oyes?". Vuelvo en mí y respondo: "sí, sí; sigo aquí. Mira, mejor
vamos a hacer otra cosa. Te vas a ir al carajo tú y todos los mongolos que
estáis allí. Yo me voy a ver al Sevilla. Y no por tener la entrada pagada, que
también, sino porque no os soporto más. Creía que sí, pero habrá sido la
distancia. Ea, nos vemos". Cuelgo, voy al salón y veo a mi viejo mirándome
con la misma expresión que puso cuando llegué del colegio con la medalla que me
acreditaba como artífice del triunfo de mi clase en el campeonato de futbito de
la semana de Andalucía inter-5ºs de EGB y el orgullo le llenaba los cojones.
Media sonrisa, ojos muy abiertos, completamente vuelto hacia mí. Ni cuando le
dije que me había sacado la carrera volvió a mirarme así. "Hijoputa"
me dice. "Y yo que creí que eras gilipollas integral. Baja al kiosko del
Bigote, que ese tiene abierto todavía fijo, y trae seis litronas (mi viejo era
un clásico) que nos vamos a poner ciegos. Ole los cojones de los tíos
ahí".
Así que ahí estaba yo, con una tajá como un
mulo, el 20 de agosto de 1998, enervado por el alcohol, el sevillismo, los
colegas, mi pedrada en la cabeza y la eufórica desesperación del que sabe que
ya no tiene nada que perder. Encima, el primer partido era el de los moros
contra el Málaga, por lo que tenía 45 minutos más de tiempo para seguir
cogiéndola. En fondo me tuve que poner porque los goles estaban en obras para
colocar los asientos. Primer partido, contra el perdedor del primer encuentro,
el Mohammedia. Cuatro les cascamos a los marroquíes. Jesuli, Juric y dos de don
Basilio Tsartas. A cada gol me caía encima de una señora que tuvo la
desfachatez de situarse delante mía. Todavía no sé cómo aguantó ella los 45
minutos, cómo aguanté yo sin vomitar y cómo aguantaron sus acompañantes sin
darme una hostia. El Málaga le había ganado 1-0 al Mohammedia, con lo que el
empate era suficiente para llevarnos el torneo. Es mi equipo y lo conozco como
si lo hubiera parido. Más entonces. Cuando empezaron a ganar títulos ocho años
después de aquella tarde lo miraba raro. Pero en el 98 éramos el Sevilla Fútbol
Club, con todas las letras y todo lo que implicaba. Nunca me ha dado una
alegría en un momento de bajón. Nunca. Así que sabía que palmábamos, a pesar de
la ventaja y de que debutaba en este segundo partido, ahora sí, don MiloradRatkovic. Como le pasaba al niño de ET con el bicho repugnante aquel, si yo
estaba de bajona, el equipo era una malva. Si yo me salía del pellejo, él me
correspondía. Una especie de relación simbiótica. Esto da una idea de la
infancia y adolescencia de mierda que tuve, claro. Perdimos, por supuesto. El
equipo estaba más desfondado que su puta madre y empezábamos la Liga en breve.
Al día siguiente llegué al curro con cara de
no-me-toquéis-los-cojones-que-sabéis-que-me-cago-en-vuestros-muertos. Mientras
estaba en la cocina, me llama un compañero. Hay un tal Paco ahí fuera que
pregunta por ti. Cojonudo. Estamos en Segunda, me da que por varios años, me he
quedado sin parienta, a mi primo de 8 años más vale que lo aficionen al Caja
porque yo no llevo más a esa maricona a ningún sitio y ahora van a proceder a
partirme la cabeza. Y con toda la razón del mundo.
Artículo cortesía de Jeitit
Desde luego solo podemos rendirnos ante el arte con el que nuestro invitado nos cuenta su traumática experiencia, al final te suda la poya el partido, el Mohammedia, Rokki, que sea un blog de fútbol y su puta madre y te metes en la historia como si fueras una maruja con un libro de Corín Tellado entre manos (incluso he pensado en hacer albóndigas para mañana.)
ResponderEliminarGracias de nuevo por aceptar nuestra invitación!
lo mejor que ha aparecido en este blog en su historia.
ResponderEliminarjajajaja, está simpática la historia, todo sea por ver al Mohammedia en directo!
ResponderEliminarDios, la sonrisa que tengo de oreja a oreja ahora mismo no me la quita nadie en unas horas.
ResponderEliminarEl invitado ha puesto el liston tela de alto. Descojonante. He empezado a seguir su blog.
ResponderEliminarjajaja, que bueno, es tremendo
ResponderEliminarHe de reconocer que al principio, entre no saber de qué iba el rollo de la sección y que el texto me pareció demasiado largo, solo fui leyendo frases sueltas, pero ellas me hicieron apreciar la calidad redactora del amigo y así leer la historia completa (3 veces en dos días). Después de hacer acto de contrición escribo para felicitarles, al escritor de la entrada y a ustedes por hacer esta sección.
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