Ahora no es tan normal, pero
hasta hace no demasiado no era extraño que empleados de los clubes de fútbol
tuvieran su domicilio en dependencias del propio estadio. De esta manera, allá
por los años 50, en la esquina entre Fondo y Gol Sur del estadio de Heliópolis
tenía su residencia la familia de la lavandera del Betis.
La buena mujer, siguiendo el
ciclo de la vida, quedó un día encinta, y el 1 de Agosto de 1954, en su
residencia, en las mismísimas entrañas del estadio verdiblanco, venía al mundo
su hijo José Antonio, caso quizá único en la historia del balompié sevillano,
cuyo destino como futuro jugador del Real Betis quedaba sellado desde el mismo
día de su llegada al mundo.
José Antonio creció sano y con
muchos amigos, ya que si tener un jardín para jugar con tus amigos es todo un
pelotazo, imaginaros el tener a tu disposición el césped de un estadio como el
Benito Villamarín para echar la pachanguita de los viernes por la tarde.
Er shico siguió el destino
esperado para él desde el primer día y pasó a formar parte de las categorías
inferiores del Betis desde los 12 años. Poco a poco fue subiendo escalafones,
hasta que llegó el momento cumbre. El entrenador García Traid le hacía debutar
en el primer equipo, saltando al campo sustituyendo a Hugo Cabezas en el minuto
54 de un Betis-Deportivo (18 de Febrero de 1979). Tanta ansiedad tenía por
hacer su debut que saltó al césped donde celebraba sus fiestas de cumpleaños
antes de que el futbolista uruguayo se retirara, lo que le costó la tarjeta
amarilla más rápida de la historia para un jugador debutante.
Disputaría otros diez minutos con
el primer equipo en Elche antes de que su carrera se viera tristemente truncada
por una grave lesión de menisco sufrida con el Betis Deportivo. Nunca la pudo
superar totalmente y el resto de su carrera deportiva consistió en matar el
gusanillo defendiendo las casacas de Carmona, Riotinto, Mairena, Pilas, Écija y
Utrera mientras, al contrario que la gran mayoría de futbolistas, estudiaba y
sacaba adelante una carrera tan poco accesible como la de fisioterapia. Este
título le llevó a ser masajista de Écija, Isla Cristina y San José, a obtener
trabajo en el Servicio Andaluz de Salud e incluso a convertirse en todo un
empresario emprendedor instalando su propio gimnasio.
Ésta es la historia oficial, la
que nos contaron.
Pero…¿es toda la verdad?
Un buen día, el staff
colussokuketil estaba reunido discutiendo si Romaric merecía o no la
consideración de Amigo
de Colusso. Mientras Rinat Rafaé y yo nos insultábamos discutíamos
nuestras diferentes posturas noté como en mi bolsillo vibraba mi Nokia 3310 de
última generación (el de la serpiente). Recibí una llamada anónima que me
indicaba que recogiera un sobre con información confidencial en una determinada
consigna de la estación de Plaza de Armas.
En dicho sobre encontré un
dossier con la auténtica historia de José Antonio Corrales. Allá por los años
50, en las catacumbas del estadio de Heliópolis, se estuvieron realizando
experimentos genéticos pioneros en este país. Lo que realmente había entre la esquina
de Fondo y Gol Sur era un laboratorio oculto bajo la apariencia de la casa de
una lavandera.
Durante años se había almacenado
material genético de los mejores jugadores que habían vestido la camiseta
verdiblanca. El objetivo era crear un híbrido que conjuntara la contundencia de
Areso y Aedo, la habilidad de Timimi, la garra de Lecue o el instinto goleador
de Unamuno. Se buscaba crear el futbolista bético definitivo.
José Antonio Corrales fue el
producto de dicha investigación, y por eso fue desde pequeño encaminado para
que fuera estrella del primer equipo verdiblanco, pero un factor aleatorio como
fue su desgraciada lesión, acabó con el proyecto…
…o no…
A Corrales se le reveló su
auténtica naturaleza, y se le instó a participar en la resurrección del “Guy
Who Pisses In Messi & CR7 Project”. Es por ello que estudió fisioterapia,
abrió su propio gimnasio y pasó a formar parte del SAS. Desde esa posición
privilegiada tendría acceso a material genético de los más destacados miembros
del balompié sevillano. Sudor de Alfonso,
saliva de Finidi,
orina de Suker
e incluso vello púbico de Maradona.
Todo es poco para conseguir el ADN del que sería el más fantástico jugador de
todos los tiempos en esta ciudad.
7 comentarios:
Pues muy buena historia José, de estas que son desconocidas del fútbol sevillano, pero de gran interés. Hace años recuerdo que también había una casita dentro del Sánchez Pizjuán en la que vivía el de mantenimiento del cesped, le hicieron hasta un reportaje para El Día Después y todo en el que salía Juan Arza tomandose un cafelillo con ellos (¿Por qué mi mente es capaz de retener esta información sin sentido?). No se que habrá pasado con la casucha aquella, pero creo que ya no está, lo que no se si se demolió o no. Por otra parte siempre me asaltó la duda desde muy pequeño (era un niño con inquietudes) sobre que dirección daba la buena familia para recibir sus correspondencia ¿Avenida Eduardo Dato s/n, Estadio Ramón Sánchez Pizjuán, Casita de dentro?
Por otra parte: Romaric nunca será Amigo de Colusso. El mago de ébano sentó catedra, solo que muy pocos supimos valorarlo.
Muy buena, incluso la primera parte inventada.Y suerte con el libro
saludos
Todavia se le recuerda por el C.D. Mairena donde todos los aficionados le tienen un gran cariño tanto como jugador pero aun mas como gran persona
Hugo Cabezas creo que era uruguayo y no argentino.
Muy cierto. Corregida la nacionalidad de Hugo Cabezas.
Como suelo decirle a los alumnos cuando me equivoco explicando algo en clase "era para ver si estabais atentos".
muy buenas enhorabuena por el blog me gusta mucho, la casa que dice rinat hasta hace 2 años estaba de pie lo se guena tinta, alli vive domingo perez y su señora, el toda una institución dentro del sevillismo el solo hacia el trabajo que hoy realiza los utilleros y los masajistas. pd su hijo es el famoso masajista que bilardo le dice la famosa frase del pisalo pisalo. el hijo se llama igual que el padre
Coño lo que es la casualidad, buscando una foto he encontrado la alineación de un Betis Deportivo de 1979. Aquí podéis ver la foto
Al parecer jugó en el Rio Tinto posteriormente (copio la información)
Equipo del Betis Deportivo que jugó la final del II Trofeo Minero (15-8-79)Frente al Riotinto Balompié.
Riotinto Balompié 3-Betis Deportivo 1.
Aquí vemos al que luego sería nuestro jugador , Corrales (agachado , segundo por la derecha).
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