No es fácil mandar a Segunda
División a una plantilla con jugadores como Alfonso
o Finidi,
y es obvio que gran parte de aquel desastre fue culpa de los entrenadores que
pasaron por el Betis durante la temporada 1999-00.
Con este artículo da comienzo el
Señor de los Anillos particular de los místers
kukletiles. Tres artículos en los que se analizará a los inquilinos del
banquillo responsables de aquel descenso (existió un cuarto al que le dieron el
equipo con todo el pescado vendido que fue Hadzibegic),
y el primero del que vamos a hablar es Américo Gallego, que parece que no, pero
tuvo su punto de culpa como ya veremos más adelante.
Si a un bético desmemoriado le
preguntan quién ha sido el entrenador que menos ha durado en el Betis
probablemente diga Oliveira,
pero no, fue este argentino nativo de Morteros, nacido el 25 de Abril de 1955 y
apodado “El Tolo”.
Como futbolista Américo Gallego
tuvo una carrera destacable en Argentina. Defendió a los leprosos y a los
millonarios, es decir Newell´s Old Boys y River Plate, y fue un habitual de la
albiceleste durante muchos años, participando en el Mundial de 1978,
proclamándose campeón, y en el de 1982.
En River y la albiceleste
coincidió con Daniel Pasarella, que contó con él como su segundo de a bordo
cuando ambos se lanzaron al ruedo de los banquillos. Fue cuando Pasarella se
transfiguró de defensa leñero (su frase era “hay defensas que pegan por malos,
yo pego por placer”) a entrenador amariconado (antes del Mundial 98, siendo
seleccionador argentino dijo que prefería quedar tercero jugando bien que ganar
el Mundial jugando mal, la carcajada de Bilardo aún resuena).
Gallego acompañó a Pasarella en
River, y cuando éste se fue ocupó su lugar como primer director técnico,
ganando la Liga
en esa temporada quedando invicto al más puro estilo Pep Guardiola, pero luego
siguió a su excompañero como ayudante en la Selección en el Mundial
de Francia 98, donde cayeron en cuartos de final con un golazo de Dennis Bergkamp en el
último minuto.
Un año después empieza lo que nos
interesa. Clemente no lo está haciendo mal en el Betis (le darían el equipo en
última posición y lo dejaría en mitad de la tabla sin ningún tipo de apuro)
pero está claro como el agua clara que no le van a renovar porque, fiel a su
costumbre, está peleado hasta con la señora de la limpieza, así que Lopera se
pone a buscarle un sustituto bien prontito, y he aquí que
se fija en la figura de Américo Gallego. Cuando a Don Manué le preguntan
por el escaso currículum del nuevo míster responde que sí, que en la
albiceleste era segundo, pero en realidad era él el que mandaba (¿?).
Pero esa película al final no
valió, porque la
normativa vigente decía que un entrenador extracomunitario debía haber
entrenado 3 años en su país para poder hacerlo en España, y Gallego no lo había
hecho, así que ni LFP ni RFEF permitieron que se llegara a sentar en el
banquillo bético y se volvió por donde había venido.
Gallego empezó por tanto a hacer
currículum en Latinoamérica, sentándose en el banquillo de River Plate de nuevo
(campeón de Liga), Independiente (campeón de Liga), Newell´s Old Boys (campeón
de Liga) y Toluca mexicano (campeón de Liga), lo cual es todo un record, ser
campeón en tus cuatro primeros equipos. Aunque en esta época no todo fue bueno.
En una eliminatoria de Libertadores entre Boca y River el ya veterano crack
xeneize Martín Palermo (artículo gestándose pero de parto extremadamente
difícil) era duda por lesión. Cuando a Gallego le preguntaron por esta
circunstancia respondió “si ellos ponen a Palermo nosotros ponemos a Enzo”
(Francescoli, crack uruguayo de River retirado varios años antes). Resultado,
victoria de Boca por 3-0 con gol de Martín. Y esto
hilará con un momento cumbre del segundo artículo de esta trilogía a publicar
mañana, estén atentos.
Gallego no era infalible como se
ha podido comprobar, y tuvo un mal paso por Tigres UANL antes de volver a
Argentina a salvar de una situación delicada Independiente y hacer lo propio en
Chile con Colo Colo, donde finalmente acabaría cesado tras una mala racha de
resultados.
Actualmente vuelve a sentarse en
la banca de Independiente en una tercera etapa en la que está sufriendo para
evitar el primer descenso a la B
de la historia del club.
Y después de leer todo esto,
ustedes dirán, ¿y qué culpa tendría este hombre del descenso del Betis si no
llegó a sentarse en su banquillo? Pues si nos fijamos en la palabra de Lopera,
que desde 1992 hasta 2006 más o menos fue dogma de fe para muchos, pero luego
le ocurrió como a Benedicto XVI al dimitir, es decir, perdió la infalibilidad,
cuando se confirmó que Gallego no podía ser entrenador del Betis le dijo “Don
Manuel, si no puedo ser yo, que sea el maestro”.
El maestro era Carlos Timoteo
Griguol, que protagonizará mañana el segundo volumen de la trilogía, de la que
Américo Gallego era un simple aperitivo.
2 comentarios:
Peaso de última frase.
Esta entrada es una precuela en toda regla, a su lado "El Hobbit" es un mojón.
Espero ansioso la entrada sobre Griguol, que será conocido por los siglos de los siglos como "el sparring" (toma spoiler).
Lo mismo que ocurrió con éste pasó en el verano de 1991 con Carlos Pachamé, que venía de entrenar a ¿Estudiantes? y que tampoco había entrenado un mínimo de tres años en Argentina. Y es que lo que no le pase al Betis... O al Almería, ya que el club indálico contrató en el verano de 2013 a Luis Zubdeldía, procedente de Lanús, donde había conseguido dotar a su equipo de un juego "vistoso" (ejem), pero sólo llevaba dos años entrenando. Así que el Almería recurrió a Francisco, el entrenador del filial y hombre de la casa.
Saludos.
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