Si el
fútbol es un deporte de masas que hace vibrar a millones de personas en todo el
planeta, si es capaz de unir a pueblos enfrentados y hacer que miles de
personas se coman las uñas de sus dedos hasta que el árbitro decreta el final
de los 90 minutos, si es capaz de reconciliar enemigos o si solo con una pelota
son capaces de entenderse personas de distintas razas y lenguas, en definitiva,
si el fútbol es muy grande es simplemente por una razón muy sencilla: La
capacidad de crear sentimientos comunes entre miles de personas que sin
conocerse de nada presumen orgullosas de la selecta pertenencia a la hinchada
del equipo de sus amores. La dimensión socioeconómica de este deporte parece
que está dejando de lado este importante factor, pero en el fondo sin
aficionados que lloren, sufran y rían por su equipo nada en este deporte tiene
sentido.
El foco
más visible lógicamente son los propios aficionados pero en ocasiones la figura
del protagonista del juego (el jugador) y el hincha se funden en profesionales
que pasan toda una vida deportiva entregados a unos colores viven para
siempre vinculados a la institución o que a pesar de no haber
tenido un papel relevante en el desarrollo de la historia y de ser unos
desconocidos para el gran público, han llevado a gala con gran satisfacción el haber
lucido un escudo en su pecho durante toda su vida. Hoy le relatamos uno de esos
ejemplos, el de Manuel Pachón Casana. Para la mayoría quizás este nombre no les
diga absolutamente nada y no es de extrañar pues Pachón, como se le conocía en
el ámbito futbolístico, tan solo disputó un partido con el Sevilla allá por los
años 40, pero a pesar de haber jugado tan solo unos minutos con la camiseta del
primer equipo, siempre llevó con orgullo haber pertenecido al equipo
hispalense.
Pachón (primero de los agachados a la derecha) posa con el Triana CF |
Nacido
en Sevilla un 20 de mayo de 1925, da sus primeros pasos en la calle Santo
Domingo, frente por frente del viejo estadio de Nervión, por lo que él mismo
consideraba que “le habían salido los dientes en el Sevilla FC”. Desde muy
pequeño su abuelo le llevaba al estadio a ver partidos por lo que pronto sintió
el gusanillo del balón dentro y comienza a dar sus primeros pasos como
guardameta en el equipo del colegio San Francisco de Paula, jugando los
campeonatos escolares hasta que Manolo
Palencia lo reclutó para jugar para el Sevilla. Por aquel entonces formar
parte del equipo amateur no significaba tener relación contractual alguna,
simplemente formabas parte de las divisiones inferiores del club y sus
filiales, así Pachón formó parte de otros equipos que eran considerados como “filiales”
como el Triana CF con el que disputó el campeonato de primera regional para con
posterioridad pasar
al Coria CF, en tercera, donde su buen desempeño bajo palos le hace volver
a las categorías amateur del Sevilla FC e incluso lo proponen como portero
suplente del indiscutible Busto para la temporada 1945/46 (en la que el Sevilla
acabaría ganando la Liga), ofrecimiento que Pachón acepta siempre y cuando pudiera
mantener la ficha en el equipo amateur y así seguir jugando los campeonatos
juveniles cada domingo.
Es de cara a la campaña 1948/49 cuando el
mismísimo Ramón Sánchez Pizjuán le
propone hacerle la ficha definitiva con el primer equipo siendo una de las
novedades junto a su compañero en el Coria Cipri, Venys y George
Dard
que apuntalarían una escuadra de leyenda que venía de proclamarse campeón de la
Copa la temporada anterior. Era el Sevilla de los Araujo, Joaquín,
Busto, Antúnez o
Arza.
No iba
a ser una misión fácil para Pachón hacerse un hueco, dado que la competencia en
la portería era grande. Por un lado estaba el legendario Busto, el portero del
equipo campeón de Liga y por otro Manolín, que un poco más joven que el de
Portugalete venía pisando fuerte. Ambos le cerraban la difícil tarea de
defender el arco sevillista con continuidad e incluso de ser la primera opción
en caso de lesión, lo que no fue impedimento para que a pesar de ello Manuel
Pachón tuviera la oportunidad de sentir el tacto de la arena del área más allá
de los partidos amistosos en al menos un partido. Fue el 26 de septiembre de 1948 en la disputa de la
jornada 3 del campeonato contra el Real Valladolid. Manolín había salido con el
1 a la espalda, como venía siendo habitual aquella campaña, pero en el minuto
41 de partido tras rechazar dos remates de los jugadores pucelanos Revuelta y
Peralta, no puede evitar que el tercero de Vaquero alcance la red poniendo el
1-0 para los castellanoleoneses teniendo además de la desgracia del gol, el
infortunio de darse un fuerte golpe en la cabeza que le produce una ligera
conmoción cerebral por lo que tiene que abandonar el terreno de juego
produciéndose por fin la oportunidad de Pachón de debutar con el equipo de sus
amores. Hay que recordar que en aquella época los cambios no estaban permitidos
con la única salvedad de que se produjera la lesión del guardameta,
circunstancia no muy común, por lo que normalmente viajaban a los partidos los
once futbolistas que iban a disputar el partido más el portero suplente que
solía posar como uno más junto con la alineación inicial. Aquel partido no fue
una excepción y Pachón posó como siempre que iba convocado junto a sus
compañeros pero a diferencia de en anteriores y ulteriores ocasiones esta vez no
solo pisó el césped para la foto.
Alineación del Sevilla FC con Pachón, segundo a la derecha de pie. |
La
segunda parte la disputó al completo, realizando algunas paradas de mérito, sin
embargo no tuvo la toda la suerte que merecía de su lado pues en el minuto 18
de la segunda parte un pase largo coge despistada a la defensa nervionense y
llega hasta Mario que con logra deshacerse con habilidad de nuestro
protagonista para marcar el 2-0 con el que se llegaría al final del encuentro.
Estos
fueron los únicos minutos que disfrutó sobre el campo aquella campaña por lo
que al finalizar la misma y debido a la dura competencia para defender el marco
sevillista que tenía con los guardametas más habituales, Pachón cruza el
estrecho y se incorpora al Atlético Tetuán, equipo del por entonces
Protectorado Español de Marruecos que acababa de ascender a segunda y que
resultaría ser la gran sorpresa de la categoría ya que en tan solo un par de
años se proclamó campeón de la categoría de plata, consiguiendo el histórico
ascenso a primera división con Pachón como
puntal importante del equipo, proclamándose además portero
menos goleado de la categoría.
En tan
histórica temporada, tuvo el honor de ser el portero titular del primer
encuentro de los norteafricanos en primera, cayendo derrotados ante
el Zaragoza, pero diversas lesiones no le dejaron ocupar el marco con la
regularidad con la que lo venía haciendo hasta ese momento. Siete fueron los
partidos que disputaría aquella histórica temporada, incluyendo la visita del
Sevilla FC a Tetuán, en la cual su antiguo compañero Arza no
tuvo ninguna “piedad” de él, endosándole dos goles que fueron fundamentales
para que el Sevilla se llevara la victoria del Sania Ramel por 3 a 4.
A pesar
de firmar solo para un año, Pachón permaneció cinco temporadas en el equipo
tetuaní hasta que al finalizar la temporada 1953/54 decide colgar los guantes,
pues había cumplido su sueño de ser jugador de fútbol y a pesar de recibir
constantes ofertas durante un tiempo, era hora de pensar en la familia. Quizás
los fríos números puedan hacer pensar que el Sevilla pasó por la vida de Manuel
Pachón de manera efímera, pero nada más lejos de la realidad, pues como decía
al principio el guardameta siempre se sintió tremendamente orgulloso de haber
lucido a San Fernando, San Leandro y San Isidoro en el pecho.
A lo
años de retirarse de la práctica activa del balompié, se sacó con el nº 1 de su
promoción la licencia de entrenador, prestando sus servicios entre otros equipos
al Coria CF, Recreativo de Huelva, Úbeda CF, Almonte, Bollullos CF, Veleño o al
Moralo y por supuesto al Sevilla FC, en el cual fue segundo de Arza, cuando el “niño
de oro” entrenaba a los juveniles nervionenses. Destacable resulta su
trayectoria dirigiendo a los más jóvenes de la Federación Andaluza,
consiguiendo forjar un equipo campeón que logró el campeonato de España en 1972
lo cual le valió para que le concedieran el Galardón
al Merito Deportivo Amateur. En 1989 cuelga definitivamente el chándal
a causa de un infarto y deja la práctica activa del fútbol, aunque no la
afición, pues religiosamente acudía a la grada del Ramón Sánchez Pizjuán con su
carnet de ex jugador a ver a su Sevilla
Su
dilatada trayectoria dedicada al fútbol le valió el unánime reconocimiento
de sus compañeros de profesión así como del
presidente del Sevilla y de varios de los jugadores de la
plantilla cuando en noviembre de 2010 fueron a visitar el Hospital de la
Caridad, regalándole una camiseta con su nombre y una foto de su etapa de
jugador en un acto que resultó de lo más emotivo (no dejen de ver el video del
anterior enlace).
Manuel
Pachón Casana falleció hace escasas semanas llevándose consigo el orgullo de
quién siente la pertenencia a unos colores. Él se fue, pero en mi habitación
sigue perenne un banderín (mi primer banderín) que le regaló a mi padre “para
sus hijos” y ahí sigue más de veinte años después, motivo más que suficiente
para brindarle desde aquí este humilde homenaje. Descanse en paz.
PD:
Agradecimientos especiales a Víctor Pachón por su ayuda y
material aportado
para la realización de esta entrada
Magnífico artículo,sí señor.Este tipo de historias de un fútbol de otra época y totalmente desconocido para la mayoría de los que seguimos este blog resultan emocionantes y viene a demostrar el sentido real de la afición por este deporte.
ResponderEliminarOjalá se hablara menos de Cristianos,Messis,Neymars y Bales y más de Pachones.
Me quito el sombrero con ustedes.
IMPRESIONANTE, IMPECABLE, ENORME.
ResponderEliminarGrandísimo artículo. Sí,señor.
Y además acabo de ver que ¡por fin! un artículo de los que cuesta sangre, sudor y lágrimas, ¡ES LEÍDO!
Pues de verdad, me ha emocionado tanto por lo bien escrito que está como por la sensibilidad de la historia de este humilde jugador pero Gran persona.
ResponderEliminarEs necesario este reconocimiento a personas que con su "hacer" cotidiano nos han demostrado lo que es "Saber estar" en este mundo.
Enhorabuena al autor y gracias por el reconocimiento.
GADIR VIGIA
Me ha emocionado mucho este artículo, enhorabuena al autor y a la familia de Pachón...
ResponderEliminarGracias a todos, de verdad, me alegra mucho de poner mi granito de arena para que se conozca su historia!
ResponderEliminarUn dato que no he comentado pero que me han preguntado por twitter es que el abuelo de Pachón que lo llevaba al fútbol es Manuel Casana Gómez, personaje ilustre de la ciudad que tiene una calle muy cerquita del estadio, calle en la que por cierto vivía Antonio Puerta
Soy betico pero jugadores de esre tipo son los q hacen grande este deporte, desgraciadamente ya hay demasiado dinero en juego y cada vez menos jugadores fieles a unos colores.
ResponderEliminarHace unos años conocí a este hombre cuando vino a comprar a mi tienda, hablaba muchísimo, pero me encantaba las historia que me contó sobre su vida y sus andanzas futbolisticas, su abuelo fue quien diseño los artesonados mudejares de la plaza de españa y tiene una calle con su nombre muy cerca del estadio.
ResponderEliminarD.E.P. porterazo y gran persona
Precioso artículo y muy bien documentado, enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu artículo, la verdad es que es realmente emotivo en lo personal y fascinante en conjunto (redacción, dedicación, pasión!).
ResponderEliminarTambién quiero agradecer a los que han comentado la entrada, no sólo por ser mi padre, sino por reconocer que el fútbol necesita de personas así, dedicadas en cuerpo y alma y no en "cartera" y "merchandising".
Un abrazo muy grande y seguid así!!