Buenas y elegantes tardes.
¡Ah, ganar! ¡Qué fantástica sensación! Risas,
abrazos, alzamiento de copa, comunión con los aficionados. Una vez sales del
campo, te vas al vestuario a celebrarlo con tus compañeros y a menos que se te cuele una reina, ese momento es casi
impenetrable para la opinión pública.
Baños de champagne, el entrenador a la ducha
y fotos para el recuerdo… El problema viene con la manía de colgar cada maldita
foto en el maldito twitter de los cojones (No me busquen por ahí, no estoy), porque al final ocurre que sin darte cuenta estás enseñándole la
pirola (poya, minga, rabo, carajo… tiene nombres mil) al aire y no precisamente en un momento de esplendor, del pobre Martín
Cáceres que tranquilamente
estaba colgando una foto recién hecha con la chorra al viento en votamicuerpo.com
y le mandaba por guasap el mensaje a sus amig@s para que le votaran
positivamente, pero que sin comerlo ni beberlo y gracias a Forlán se convirtió
en lo más comentado de la noche.
No sé si Cáceres le cantó las cuarenta a
Forlán, pero yo no puedo evitar parafrasear a Siniestro Total y cantarle
aquello de “Ayatolah no me
toques la pirolaaaaa”
¡Pene!...que diga...¡Pole!
ResponderEliminarmuy bueno lo de little soldier jajaja
ResponderEliminarsois unos cracks!
ResponderEliminarSois pecadores, ya que salen genitales, pues poner de féminas, cogno!
ResponderEliminarGol de Señor
ResponderEliminarMe lo imagino viendo esta foto a través de su móvil en ese momento...
ResponderEliminarQué despolle... (y nunca mejor dicho)
ResponderEliminarEstimado Predicador, tenga en sus oraciones un aleluya bien grande por el especial que se está mascando, pues aunque para usted sea carne del infierno; el populo, pecador él, está deseando de provocar al diablo.
ResponderEliminarVaya poniendo vallas en el confesionario de la parroquia de Amate .