JUAN RAMÓN MARTÍN PASTOR

Écija, ciudad conocida por sus maravillosas torres y su mucho calor, pero en esta bella ciudad hay una torre de mucho más esplendor, una torre que no es de piedra ni de ladrillo pero que en sus ojos tiene mucho más brillo, era un defensa de mucho valor, se trata de Juan Ramón Martín Pastor.

Juan Ramón era un vivaracho muchacho que correteaba entre calles y establos cual alma lleva el diablo, siempre entre los pies llevaba una pelotita lo que le hacía ser el más popular entre todas sus amiguitas, tal era el tino con que se desenvolvía el vivaracho muchacho en esto del balompié que decidió con un futbolista quería ser y no sería fácil, no, pero con tesón y esmero llegaría a ser uno de los más punteros.

En el equipo local comienza a su andadura como profesional y desde luego no le iba del todo mal. Con su participación a los rivales les dio una buena tunda y con paso firme ascendió con el Écija de 2ªB a segunda. Dos temporadas estuvo en la división de plata donde coincidió con lo más granado de la historia astigitana, Gordillo, Salva, Andrades, Kasumov o Wilfred fueron algunos de sus camaradas, pero a pesar de todo no se pudieron mantener más de dos años en la estacada.

Aun descendiendo fue de lo más destacado de la plantilla, lo que valió su pase al Sevilla. A cambio de un partido amistoso y de 10 millones, los hispalenses se aseguraron una buena dosis de cojones. En el verano de 1997 y con 24 años arribó en Nervión y como había sido sevillista de chiquetito, todo para él era pura emoción.

Fue presentado junto a Cordón en una pareja de centrales que para nada era del montón, el Sevilla sacaba pecho, porque además de central podía actuar de lateral derecho, pero sin saber como la historia se truncó y el pobre Juan Ramón resultado nunca dio.

En pretemporada jugó partidos de carácter amistoso y torneos de verano, además del estipulado contra el Écija, un equipo hermano. Su primer gol lo metió contra el Puerto Real y también jugó contra el Barbate o en el recordado Trofeo de la Sal. (Gran partido en el que debutó Carlao y el que Thetis marcó un gol que nos dejó maravillaos) pero llegó la hora de la verdad y para la liga José Ramón no iba a contar. Cero minutos disputa en el torneo, y su futuro como sevillista se puso feo.

Si debutó al menos en partido oficial, iba a ser en Copa del Rey con el Isla Cristina de Chaparro y Fernando Sales como invitado no muy cordial, la experiencia tornó en debacle ya que a pesar de de que Juan Ramón por fin iba a debutar, el Isla Cristina la eliminatoria iba a pasar. Para la afición fue una de las vergüenzas más sonadas aunque por aquel entonces ya no le asustaba casi nada.

Señalado y vapuleado tras tal varapalo, todos coincidían en que el tal Juan Ramón era muy malo, por lo que no se llegó a comer el turrón y en enero con un lacito con destino Écija lo metieron en el buzón. Para su tranquilidad no fue el único al que dejaron plantado, pues Eboue, Lucio Wagner y David también fueron considerados apestados, eso sí, la afición no se quedó fría porque a cambio trajeron a Nando, Alfredo, Vukicevic y Enría.

Tras esta aventura tan simpar Juan Ramón prosiguió su carrera con suerte dispar y la Cultural Leonesa y el Ceuta fueron los siguientes equipos por los que pudo fichar. Tras ellos volvió a su Andalucía querida y en el Real Jaén encontró a uno de los equipos de su vida, en él coincidió con Nogués, Puli y Pedro Illanes y mil aventuras corrió al lado de estos rufianes, pero los años iban pasando y volver de nuevo a casa iba tocando, así que en el Écija le dio sus últimas patadas al balón y al club de sus amores dedica ahora su profesión.