Vicente
Fonfrías Villalba era un chaval de lo más aplicado. Le gustaba mucho estudiar y
hacer los deberes destacando sobre todo en sociales y en matemáticas y jamás
daba problemas a sus padres. Al cambiar de colegio debido a los compromisos
profesionales de su progenitor, sus nuevos compañeros le invitaron a echarse un
partidito con ellos el viernes por la tarde después de las clases, a lo que
Vicente aceptó ya que era nuevo y no tenía más amiguitos con quien jugar. No
tardaron los niños de su nuevo colegio en comprobar que “el nuevo de la clase”
era un absoluto negado para el fútbol, así que lo pusieron de portero. Como no
había otro y a los demás de la clase preferían marcar goles, Villalba se hizo
un fijo en la portería, así que comenzó a documentarse a fondo sobre el nuevo
deporte que estaba practicando, coleccionaba cromos, cada semana se compraba el
Don Balón y devoraba cualquier Marca, Sport o As que cayera en su manos, que
leía y releía con escrupulosa atención. Esto le restaba tiempo para hacer sus
tareas por lo que sus notas se resintieron. Sus padres se dieron cuenta y no
tardaron en recriminarle su nueva afición “¡Si
supieras tanto de lengua como de fútbol sacarías todo sobresaliente!” pero
nada, el chico había metido el fútbol en su cabeza y a pesar de que no
destacaba un carajo y que siempre lo ponían de portero ya no quería saber nada
más de ninguna otra cosa.
Con
la tontería de ser el único portero fijo de su Alfondeguilla natal llegó al
equipo del pueblo, donde como siempre ni destacaba ni incordiaba, de allí pasó
al Vall
de Uxo un equipo mejor que se quedó sin portero y como no había otro se
hizo con los servicios de Villalba, que como era el único siempre jugaba.
Algún
avispadísimo directivo del Sevilla que veraneaba en Castellón debió observar
que había un portero cuyas estadísticas eran bastante buenas ya que lo jugaba
todo y debió pensar que aquel joven de tan solo 21 años era la joya local, así
que se lo llevo al Sevilla, donde en sustituiría a SuperPaco que había fichado
por el Cádiz. Villalba pasó a ser el portero suplente de Buyo y la verdad no
molestaba demasiado, de hecho en sus tres primeras temporadas tan solo disputó
dos partidos de liga, aunque ya los aficionados vieron algo raro en él, pero
como apenas jugaba tampoco se podían quejar.
Buyo
se marchó al Real Madrid y el Sevilla trajo a Fernando, que se hizo rápidamente
con un puesto de titular durante toda la temporada 1986/87. Villalba volvió a
quedarse sin rascar bola hasta que llegaron los esperpénticos play off de
aquella campaña y los
técnicos consideraron conveniente debido a una situación de incertidumbre
por el fin de los contratos de ciertos jugadores, darle la oportunidad a Villalba que disputó sus primeros seis
partidos consecutivos, incluyendo un derbi con el Betis que deparó un duelo de
leyendas de los banquillos: Villalba vs Salva.
Los
aficionados pudieron comprobar ya in situ que aquel portero seguridad le
trasmitía más bien poca y deseaban la vuelta inmediata de su portero titular,
pero la racha de Villalba continuó y a causa de una lesión de Fernando disputó
las 13 primeras jornadas de liga, donde iba causando desastre tras desastre
incluida una vergonzante goleada en La Romareda donde el Sevilla cayó 8-1 y
donde posiblemente Villalba
no detuvo ni un solo balón de los que le lanzaron. Aun así, la falta de
otro portero hizo que los aficionados tuvieran que tener el corazón en un puño
cada vez que el rival se acercaba a la puerta puesto que Villalba era el
portero y hasta la jornada 14 no volvió Fernando, enterrando para siempre al
pobre portero castellonés en la historia del Sevilla.
Tras
esta aciaga campaña se marchó cerca de su tierra, al Hércules y tras esto quien
sabe que fue del bueno de Vicente Fonfrías Villalba, hay quien asegura que ha llegado
a entrenar con el esmero y la ilusión de un juvenil a los chicos del
Alfondeguilla, pero oigan, si su
historia y su recuerdo estaban enterrados en Nervión nosotros no somos
absolutamente nadie para desenterrarlos, como mucho escarbamos un poquito…
Aquel 8-1 es la mayor goleada de la historia del Zaragoza en su casa. Recuerdo perfectamente estar escuchando por la radio el partido y fue una vergüenza.
ResponderEliminarHablo con propiedad, fui uno de esos cachondos que se sacó el carnet de playoff, ese invento de Irigoyen. Nuestro playoff además era el de enmedio, que no se jugaba nada.Me parece que en ese mismo playoff o en otro Cantatore fue noticia porque alineó contra el Sevilla a un portero de central, pero dejo este asunto para los eruditos del fútbol.
ResponderEliminarSi no recuerdo mal el entrenador del 8-1 fue Azcargorta, quien dijo una frase posteriormente plagiada hasta la náusea: 'prefiero perder una vez por ocho goles que ocho veces por un gol'
Pero aparte de ese partido tengo en mi meoria un hecho insólito asociado a Villalba, era un partido en casa y el equipo rival chutó flojito desde fuera del área (no me acuerdo qué equipo era, creo que perdimos 1 a 4 o algo así) y vi, juro que creí ver cómo Villalba se iba haciendo cada vez más pequeñito hasta casi no tapar nada de portería, y daba igual que tapara porque en esos momento de baja moral de Villalba el balón le traspasa el cuerpo y las manos, no le tenía ningún respeto. Cuando Villalba entraba en ese trance, tu sobrina de cinco años sería capaz de marcarle un penalti.
Y esta es la experiencia que yo he vivido con Villalba. Saludos
La verdad es que siempre me ha dado pena Villalba. Lo conocí cuando era suplente de Buyo (creo), y me cayó simpático. Recuerdo cuando pasó de nuevo a la suplencia , tras desastres continuos, una frase suya: "todavía me puedo comer el mundo".
ResponderEliminar“¡Si supieras tanto de lengua como de fútbol sacarías todo sobresaliente!”
ResponderEliminarÉpico. Cuantas veces me habrá dicho mi santa madre esta frase tan llena de sabiduría y verdad
grande el documento. yo no sabia ni quien era!!!!
ResponderEliminarbuenisimo!!
un abrazo de un caletero!!!
Sean ustedes bienvenidos a la nueva temporada bloguera. Por aquí estaremos, siguiéndoles con atención.
ResponderEliminarPara puntualizar una cosa de este fantástico y divertido primer post me gustaría decir que en honor a la verdad y a los hechos históricos ciertos, aquellos enfrentamientos posteriores a la liga no recibieron el nombre de play-off ya que en realidad no eran eso; no eran eliminatorios, sino unas liguillas entre seis equipos. El nombre que tenían era el de play-out.
Muchas gracias Sr. Carrascus, Todo un placer volverlo a ver por aquí!! Aquí estamos de nuevo dando guerra.
ResponderEliminarLa liga aquella (conocida popularmente como la liga de los "play off" aunque sinceramente no recuerdo el término que se utilizaría en la época) la verdad que fue un poco paranoya, ya que no eran unos playoff como los normales de por ejemplo la ACB, si no que era otra especie de liga particular segmentada en 3 grupos con menos equipos con diferentes objetivos, una para ganar la liga y dilucidar las competiciones europeas (si podriamos denominarla play off) otra en medio para la Copa de la Liga (aunque el primero no consta como campeón de esta competición) y otra por el descenso (que podriamos denominar play out) luego como la liga se amplió de 18 a 20 equipos se decidió jugar otra liguilla entre los 3 equipos que en teoría descendían para dilucidar quien sería el que finalmente se iba a 2ª (lo que se conoce como la liguilla de Irigoyen). Un lio vamos, menos mal que no duró mucho!
Jejejeje... lo de Irigoyen fue una filigrana de mucho arte. Para que los más jóvenes lo sepan, la cosa fue, más o menos, así: El Cádiz estaba empatado a puntos con otros dos equipos para la última plaza de descenso. Aplicando el reglamento habitual los equipos quedaban en tal orden que el Cádiz era el último de ellos y tenía que ser el que bajaba. Pero Irigoyen no lo veía así; él decía que una vez aplicado este desempate el que quedaba primero (creo que el Español) se salvaba... y ahora se volvía a aplicar lo que decía el reglamento para los otros dos, y haciendolo así el Cádiz quedaba por delante del otro y se salvaba. No convenció a nadie, pero lió la guita del tal modo que al final solo bajó un equipo y se inventaron esa eliminatoria rara para que el que bajase saliese de ahí. Ni que decir tiene que el Cádiz se quedó en primera.
ResponderEliminarA ver, yo tengo entendido que, como siempre por aquellas tiempos, bajaban a Segunda los tres últimos, que fueron Osasuna, Racing y Cádiz, por ese orden. Irigoyen, lo que se sacó de la manga fue la ampliación de la Liga a 20 equipos, que de esa forma sólo habría un descenso. La cosa es que de haber uno le tenía que tocar al Cádiz, que para eso fue el último clasificado, pero en un alarde convenció a la federación para hacer otra liguilla final con Osasuna y Racing, a una sola vuelta, para ver quien bajaba, y le tocó a los cántabros, porque el Cádiz empató sus dos partidos y los navarros ganaron a los santanderinos.
ResponderEliminarPues sí, Jose MMe, tienes razón. El comentario anterior lo hice de memoria desde el trabajo y ahora, mirando los datos, lo que contaba de Irigoyen debió ser otra temporada diferente de por entonces, en las que el Cádiz andaba siempre en un tris de bajar, aunque he visto que nunca terminó empatado a puntos con otro de los que bajaron, lo que me hace pensar que Irigoyen estuvo porfiando con esta tesis como posibilidad por si ocurría el empate a tres o cuatro bandas desde una o dos jornadas antes de la última, por si acaso... a ver si en otro momento indago más, porque hoy estoy demasiado viejo para recordar con claridad y demasiado perro para tirar de hemeroteca.
ResponderEliminarUn poco más de respeto hacia mi paisano los defensas del Sevilla también serían culpables de los goles o no?
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