AZEEM AZAM

Azeem Azam, nada por aquí, nada por allá, nace el 16 de Octubre de 1983 en Nottingham. De ascendencia turca, Azeem significa “mítico”, y sin duda es el jugador más mítico que jamás haya jugado en el Betis, incluido Shino o cuando me hice a mí mismo en el FIFA 2005 para verme compartir delantera con Tote o Ricardo Oliveira (¿quiénes sois vosotros para juzgarme?).

Un buen día el pequeño Azeem Azam iba con su baloncito Mikasa por el bosque de Nottingham cuando vio un conejo blanco mirando un reloj y diciendo “llego tarde, llego tarde”. Azeem le persiguió hasta caer rodando por una madriguera larguísima. Cuando llegó al otro lado era jugador de las categorías inferiores del Nottingham Forest.

Allí permaneció desde los 13 hasta los 17 años. Allí un buen día sus compis le dijeron de ir a tomar algo tras el entrenamiento. En el pub de turno le dieron una pequeña botellita con un cartel que decía “Drink Me”. Él hizo caso y al beberla se hizo jugador del Leeds United.

Pero en el Leeds United comenzaron los problemas en forma de lesiones. Pasó mucho tiempo en cama bajo los cuidados del Dr. Johnson, con el que mantenía largas charlas sobre lo divino y lo humano. Azeem lo estaba pasando realmente mal con su convalecencia, y así fue hasta que el Dr. Johnson le soltó una revelación: “Quien hace una bestia de sí mismo se libera del dolor de ser un hombre”.

Azeem decidió romper con todo y se marchó a recorrer Estados Unidos en coche junto a su abogado mientras escuchaban música de los Beatles en la radio. Al llegar a Los Angeles, no se sabe muy bien cómo, acabó enrolado en los Galaxy. Como dice en su biografía, allí empezó a considerársele como el mejor centrocampista inglés descendiente de turcos en la historia. Incluso alguna prestigiosa publicación le incluía en una lista de jóvenes promesas del fútbol mundial junto a nombres como Néstor Coratella, Oghenne Sayalongo, Dexter Rosales o Serder Coban.

Le invitaron a un tour por Europa con un combinado de la MLS. En uno de los partidos del tour tuvo una actuación realmente maravillosa que hizo que los directivos del Mónaco se fijaran en él y le contrataran.

En Mónaco apenas juega, y en 2006 el periodista Juan Bustos se hace eco de su llegada a Sevilla para firmar por el Real Betis. Al principio el fichaje despertó dudas, pero tras su debut se disiparon, ya que consiguió marcar ante el Atlético de Madrid. Aunque eso no está tan claro, pues si bien ésa es la información que se encuentra en wikipedia, en youtube encontramos imágenes de su partido debut contra el Valencia.

En el Betis jugó 6 partidos haciendo 3 goles, pero pronto las lesiones volvieron a postrarle en una cama de hospital. Un día abrió los ojos tras una siesta y se encontró a su madre junto a su cama llorando. Entonces tuvo lugar la siguiente conversación:

-Por fin, hijo mío, por fin has despertado.

-La verdad es que he cogido bien el sueño. Oye, ¿ha vuelto a llamar el presidente del Galatasaray o del Palermo?

-¿De qué estás hablando?

-Es que quieren ficharme, ¿sabes? Y creo que mi tiempo en Sevilla ha pasado ya.

-¿Sevilla? Pero si estamos en Nottingham…

-No entiendo…

-Te caíste por un agujero en el bosque y te encontramos inconsciente. Tenías 13 años. Ahora estamos en el año 2011. Llevas 15 años en coma, recibiendo cantidades industriales de morfina para paliar tus dolores. Tu padre y yo nos alternamos para acompañarte y hablarte. A tu padre le gusta ver el fútbol aquí y comenta los partidos contigo porque cree que te ayudará a recuperarte.

Azeem estaba desconcertado. Bicheó por la red y no encontró información sobre su trayectoria futbolística. Pensó en tomar acciones legales contra todo aquel que dijera que no era futbolista profesional, que participara de aquella campaña de descrédito contra su persona. Se abrió una cuenta de twitter, una de facebook y una web oficial para darse a conocer al mundo, pero nadie le creía.

Desesperado, tomó una decisión drástica. Nunca había sido más feliz que cuando estaba hasta las cejas de drogas y creía ser futbolista profesional. ¿Por qué no serlo para siempre? Cada día sería un día perfecto.