ABDOULAY KONKO

Abdoulay Konko nacido cuando la primavera de 1984 estaba a punto de comenzar era un risueño monsalbete al que le gustaba corretear por las praderas de su Marsella natal  mientras recogía flores silvestres y disfrutaba de su fresco olor. De amplio mundo interior, aunque algo reservado, disfrutaba fundamentalmente con dos cosas: Mirar a solas durante horas las nubes para ver que formas tomaban y pegarle patadas al balón junto a los chavales de su bloque y como de lo primero no se vivía, decidió orientar su vida profesional hacia el segundo de sus hobbies.

Tras pasar unas primeras pruebas se incorpora a la cantera del Martigues francés, pero pronto llama la atención de la Juventus que lo incorpora a sus categorías inferiores aunque nunca llegaría a debutar con la “Vecchia Signora” que prefiere cederlo al Crotone de la Serie B para que se fogueara, equipo en el que coincide con el ex sevillista Ivan Juric. Su  buen hacer en el equipo calabrés llama la atención del Siena que decide ficharlo y donde actúa durante una temporada antes de recalar en el Genoa, donde Konko  vuelve a coincidir con  Juric, que bien podría ser su amuleto, ya que los chacras positivos y las buenas vibraciones que el croata le transmite hacen que el francés se destape mostrando todo su repertorio, convirtiéndose en una de las sensaciones esta temporada en Italia. 

El Sevilla FC, que tras la marcha de Alves al Barça andaba huérfano en la banda derecha ve en Konko un jugador perfecto para sustituir al astro brasileño ya que  atesora un gran físico que le hace ser muy contundente y agresivo a la hora de defender y muy explosivo en el ataque, sabiendo aprovechar excelentemente los espacios largos así como con una gran resistencia que cautiva por su zancada, destacando también en el juego aéreo. Todas esas bondades le hacen convertirse en uno de los jugadores más deseados del verano, teniendo que luchar el Sevilla con grandes clubes europeos por contratarlo, pero el final, realiza un esfuerzo económico importante y por 9 millones de € lo incorpora a su plantilla (y a la causa Colussokukletil) al comienzo de la temporada 2008/09.

Pero no parece empezar con muy buen pie su aventura hispalense. Konko no se adaptaba al ambiente sevillano ni al grupo, a lo que contribuía bastante poco su carácter huraño y nada comunicativo, parecía un fantasma y cada vez se recluía más en su mundo interior. Los compañeros se preocupaban por él así que tras sus primeros entrenamientos, ualgunos de ellos decidieron sacarlo por ahí a darle una vuelta y le dijeron “Hey, Konko, ¿Te vienes a tomar una copa?” Él dudó, porque era deportista, pero comprendió que debía adaptarse así que pensó “¡Qué demonios!”. Pasaron a recogerlo a las 23:00 horas en el hotel donde se alojaba, lo llevaron a cenar y posteriormente a uno de los locales de moda en Sevilla y al abrirse las puertas de la discoteca un mundo nuevo de luz, sonido y fantasía se abrió ante sus ojos, quedando atrapado para siempre en los aterciopelados brazos del ocio nocturno… 

Misteriosas lesiones y un bajo rendimiento alarmante desesperaban sobremanera no solo a los aficionados, si no también a Jiménez que veía como el francés hacía oídos sordos a sus recomendaciones, a sus consejos, a sus broncas o básicamente a cualquier palabra que saliera por la boca del mister, lastrando el rendimiento de Konko en su primera temporada que ni de lejos llegó a evidenciar el alto precio que el Sevilla había pagado por él, a pesar de ser uno de los mejores atletas de la plantilla,  así que el equipo nervionense decidió guardarse las espaldas y contratar a otro lateral derecho (Sergio Sánchez) al finalizar la temporada.

Esto parece que espabiló un poco a Abdoulay que no comenzó mal la siguiente campaña, siendo incluso convocado por la selección francesa, lo que le puso en una encrucijada internacional que casi cuesta un conflicto diplomático, ya que de padre senegalés y de madre de origen marroquí, nada menos que tres eran las selecciones que se disputaban el honor de tener al lateral derecho en su equipo, aunque finalmente y gracias a la intervención de la ONU y de José Mª Del Nido, el conflicto se disipó, no debutando finalmente con la selección francesa lo que le hacía tener la oportunidad de elegir todavía a que país quería representar.

El comienzo de temporada solo fue un espejismo ya que Konko,  a pesar de anotar sus primeros goles como sevillista siguió en su tónica de pasotismo, desidia y misteriosas lesiones, por lo que ya empezó a rumorearse su más que posible salida al finalizar la misma, pero parece que la llegada de nuevos compañeros como Aguardiente y  Cigarrito, que compartían sus aficiones le animaron y nuevamente el chaval se aplicó el cuento en verano y mostró parte de su nivel, pegándose el lujazo, así en plan chulo, de convertirse incluso en el pichichi de la Liga tras anotar dos goles en la victoria contra el Levante en la primera jornada. Todo era alabanzas para el francés, su precio en el Comunio subió como la espuma y parecía que por fin se había centrado… pero nada, puro espejismo. Nuevamente las ya nada  “misteriosas” lesiones, su desidia y como se borraba de algunos partidos terminaron cansando a afición y dirección del club que en el mercado invernal decidieron venderlo de nuevo al Genoa por una cantidad en principio sorprendente, seis millones de euros. Tras disputar media temporada con el equipo Genovés, una pirueta mortal y sin red de su representante lo acaba traspasando a la Lazio por 5 millones de €, lo que hace aun más sospechosa la cantidad que el Genoa pagó por él, pero que visto el rendimiento, el pasotismo y los problemas que ha dado en el Sevilla, venderlo por cualquier precio ya podría considerarse todo un éxito.