La palabra
“cancerbero” tiene un origen curioso. Según la mitología griega Cerbero era un perro de tres cabezas con una serpiente en lugar de cola y cuyo
dueño era Hades. La función del can Cerbero era guardar la puerta de Hades que
daba acceso al inframundo griego (lo que en la religión cristiana se vino a
llamar el infierno) y asegurarse que los muertos no salieran y que los vivos no
pudieran entrar. Extrapolado al lenguaje futbolístico podríamos concluir que el
cancerbero del equipo es el encargado de evitar que su equipo traspase la
puerta del infierno (un gol en contra) guardando la puerta.
Otros
conceptos sinónimos a cancerbero son por ejemplo “guardameta”. Aquí no hace
falta dar mayores explicaciones etimológicas, un guardameta es aquel que guarda
la meta del equipo contrario (marcar un gol). Es como si en una maratón después
de correr 48 Km y cuando estás a punto de cruzar la línea de finalización de la
distancia estipulada viniera un tío y te hiciera un placaje evitando que
cruzaras la meta. Pues eso, un guardameta.
Por
último tenemos la más común de las acepciones que es la de “portero”. El
portero es el vigilante de la portería, aquella persona que supone un primer
escollo para las visitantes (¿perdone a qué piso va usted?) encargada al
inicio de una finca de que los extraños no se adentren en la propiedad de los
demás. Nuevamente trasladado al fútbol este concepto tenemos que el portero es
aquel que evita que el equipo contrario (el extraño) consiga traspasar la
portería con nefastas consecuencias para su equipo.
Analizados
estos tres conceptos creo que no se extrañaran, y sin duda me permitirán, si en
este artículo evitamos referirnos a Mariano Barbosa con algunos de estos tres
vocablos, así que simplemente lo llamaremos “el jugador que utiliza una camiseta de distinto color que el resto de
sus compañeros”.