El Real Betis
Balompié lo estaba pasando realmente mal aquel verano. La parcela económica era
un desastre y la situación concursal asfixiaba a la entidad de tal forma que
incluso el fantasma de los problemas serios planeaba sobre el club.
Deportivamente, el equipo necesitaba reinventarse tras una buena temporada para
afrontar tres competiciones, es por ello por lo que con Stosic a los mandos, un
presupuesto cercano a los cero euros y con la intención de recortar
radicalmente la masa salarial de los jugadores, la dirección deportiva se puso
manos a la obra. Al principio de verano acertó a vender a buen coste a los
jugadores más valiosos y a convencer a
un par de futbolistas
para venir al Betis a un precio muy competitivo, pero la empresa no estaba
resultando nada fácil hasta el punto de entrar en un punto de bloqueo
ciertamente algo desesperante. El bueno de Vlada recordó un artículo que había
leído de un tío que con intercambiando cosas empezó con un clip y llegó a
poseer una casa y se le ocurrió una idea. ¿Sería capaz de aceptar aquel as del
intercambio un reto mayúsculo como era con un euro comprar un futbolista?
Stosic viajó
hasta Canadá para encontrarlo, su nombre era Kyle MacDonald y
tras unas horas de reunión logró convencerse que aquel era un reto aun más
mayúsculo que el anterior que había abordado y aceptó la apuesta con las miras
puestas en el Record Guiness de la disciplina.
Kyle cogió el
euro, se fue al restaurante que su tío Ronald tenía en el Cristina, se compró
una hamburguesa con queso porque tenía hambre y pidió muchos sobres de kétchup y mostaza. Se
comió la hamburguesa, cogió los sobres de salsa y se los cambió a un rapero poco acertado
que intentaba ganarse unos eurillos con sus rimas en la Avenida de la
Constitución por una de sus maquetas. Este Cd le costó colocarlo un par de días
pero al final consiguió intercambiárselo a un coleccionista por un Marca
antiguo que relataba en portada la victoria del quinto Tour de Induráin. El
periódico lo cambió inmediatamente en Don Cecilio por un
póster de El Pali pero aunque estaba logrando cambiar los objetos se estaba
estancando en el valor de los mismos y no estaba evolucionando como deseaba así
que procuró elegir mejor sus próximas operaciones. El póster se lo cambió a una
madre que había castigado a su hija por una entrada al concierto de los
Gemeliers y aquí es donde dio el verdadero salto de calidad. La entrada se la
cambió a un ravero arrepentido por un generador de gasolina. El siguiente
trueque fue el del generador por un tirador
de cerámica de Cruzcampo que a su vez intercambió en el Ruperto por un cubo
lleno de pajaritos fritos. Cuando iba cargando con el cubo se cruzó con el
Moranco bajito que embriagado por el olor le propuso quedárselo a cambio de un papel
protagonista en su
próxima y esperada película. Por este preciado papel tuvo varias ofertas
decidiéndose finalmente por un Seat
Supermirafiori razonablemente en buen estado con el que salió de Sevilla
para proseguir con su objetivo.
Kyle condujo y
condujo hasta que se quedó sin gasolina cerca de Soria, allí un hombre que lo
vio tirado con el coche le ofreció ayuda y cuando vio el coche se quedó
enamorado de su diseño setentero y sus sinuosas líneas rectangulares y le
propuso comprárselo. El canadiense le dijo que no se lo podía vender porque
estaba intentando conseguir a base de intercambios un futbolista para el Betis
y fue entonces cuando el destino hizo confluir todos sus alargados tentáculos
pues resulta que aquel hombre era directivo del Numancia y le ofreció cambiarle
el coche por un chaval congoleño de apenas veinte años que pateaba razonablemente
bien la pelota y que se había formado en la cantera del Atlético de Madrid, con
el
que incluso había llegado a debutar. Kyle fue a verlo y tras comprobar que
estaba en buen estado decidió cerrar el trato. Lo había conseguido, había
conseguido fichar a un futbolista por un euro.
Ilusionado
volvió en el autobús junto a Cedrick, que así se llamaba su trofeo, a Sevilla.
Llamó a Stosic para comentarle la buenanueva y el balcánico no
cabía en sí de alegría. También aprovechó para llamar a los chavales de los
Records Guiness para que registraran su hazaña. Una vez completado el trayecto
que va desde la capital soriana hasta la hispalense una comitiva formada por
miembros del Betis y de Guiness World Record lo acompañó hasta el estadio
verdiblanco donde una numerosa muchedumbre se concentraba pues la historia
había sido portada de varios periódicos y noticiarios españoles e
internacionales durante los últimos días y la expectación era máxima. ¡Un tío
que había conseguido comprar a un futbolista por un euro! Vale, que el sueldo
iba aparte y que los cedidos o libres vienen gratis ¿pero comprar un jugador de
balompié por un euro? ¿Por lo menos que valen cuatro andaluzas de pan? Joder,
eso había que verlo.
Los mandamases
béticos examinaron y comprobaron a su nuevo futbolista y todo parecía correcto.
El chaval corría que se las pelaba y apuntaba maneras, por esa parte todo
estaba en orden. Mientras Kyle relataba su aventura al público presente, los comisarios del libro
de los records también examinaron minuciosamente todo el histórico de la
operación para comprobar que realmente el valor del jugador había sido el indicado
pero justo cuando estaban a punto de sellar el diploma conmemorativo que reconocía
al recordman apareció un helicóptero en el cielo que con estruendosos altavoces
proclamaba el cese de los fastos. ¡¡ALTO!! ¡¡ALTO EN NOMBRE DEL MINISTERIO DE
HACIENDA!! Del helicóptero descendió Cristóbal
Montoro, que había conocido del caso por la prensa, y exigió el pago
inmediato del IVA de la operación pues consideraba que según sus particulares
criterios la misma estaba sujeta al tal impuesto. Alguien sacó treinta céntimos
del bolsillo, se los dio al tenebroso Ministro de Hacienda y le dijo que se quedara
con la vuelta y se largara que estaban en medio de una presentación. El helicóptero
recogió a político y desapareció en el cielo sevillano. A causa de esta aparición
sorpresa el montante total de la operación se elevaba oficialmente hasta los
1,21 € y no de un euro como se estipuló inicialmente por lo que finalmente los
jueces del Guiness dictaminaron que el record no había producido y se marcharon.
Montoro le jodió la gloria a nuestro amigo Kyle MacDonald (como a miles de españoles) que
se quedó sin record mundial. El Betis por supuesto se quedó con Cedrick.
Futbolísticamente
el chaval ilusionó en sus primeros partidos, sobre todo por su gran punta de
velocidad, pero en cierto modo su precio fue una carga demasiado grande y el
congoleño no supo sobrellevar y convivir con la presión que suponía el
desembolso que el Betis había realizado por él, sobre todo tras rumorearse posible corrupción en su fichaje pues finalmente no hubiera sido uno, sino dos euros los desembolsados en su compra, acusaciones que nunca fueran probadas. Su rendimiento fue
claramente de más a menos en consonancia con el de todo el equipo y no pudo
contribuir a mantener al Betis en la categoría. Al año siguiente el equipo
verdiblanco necesitaba deshacerse del lastre económico que supuso su fichaje y
lo cedió al Osasuna para posteriormente traspasarlo
al Columbus Crew, que traducido sería “La Basca de Columbus” y esto es todo
lo que dio de sí aquel euro que Vlada Stosic sacó de su bolsillo apenas un par
de años antes.
4 comentarios:
buenísimo post...pero habéis nombrado a DIDAC y me ha dado sida en los ojos...
Juas juas juas juas el hijo de puta de Montoro lo tuvo que joder todo como siempre! jajajajaja que peshá de reir imaginándomelo bajando del helicoptero!! cuanto os voy a echar de menos, cabrones!
Solo una consideración.
Avanzada la temporada y después del revuelo causado por el "chollo", Numancia y Betis acordaron una compensación algo mayor.
Aquel acuerdo rondó los 30.000€
Espero no hundir el articulo
Grandes ,no dejen d lado a Braian Rodriguez,ese cabron q sta en tercera brasileña es historia del Betis
Publicar un comentario