viernes, 14 de septiembre de 2012

ALEJANDRO VALERO PELLICER


Los niños pequeños son fácilmente impresionables, le suelen contar fantásticas historias de victorias épicas y las absorben con la normalidad de tenerlas como ciertas sin plantearse que todo ying tenga su yang y que realmente aquello quizás ni fue tan épico, ni fue tan la ostia, sino que más bien que fue una puta mierda de cojones. Lógico, un crio de 6 o 7 años considera que la palabra de su viejo, de su abuelo o de su tito es una verdad inexpugnable y enterarte con los años que realmente Superman no volaba porque tenía capa si no porque colgaba de un cable, que Espinete es una tía metida en un muñeco o que a pesar de que tu madre te lo prometió, Teresa Rabal nunca vendrá a tu cumpleaños pues supone una decepción inmensa que quizás lleve a crear un vacío existencial dentro de tu ser que te lleve a gastarte gran parte de tu pasta en carísimas sesiones psicológicas porque no eres capaz de afrontar que los viajes de Don Pimpón eran todo una ficción guionizada y que realmente aquel extraño oso con sombrero de paja no había estado visitando las ruinas de Petra, ni se había recorrido de cabo a rabo la Panamericana con la única ayuda de una cantimplora y un machete. El  inicio del genial capítulo de Black Mirror “Toda tu historia”, daba una solución a este tipo de patología en un futuro: demandar a tus padres, pero mientras las justicia española se va estadounidizando y va asumiendo la influencia que ya apuntaba el recordado programa presentado por Ana Rosa Quintana “Veredicto”, donde marujas y vecinas se dedicaban a denunciarse unas a otras por los casos más inverosímiles, dejemos a los viejos en paz que bastante tienen con aguantar a niñatos malcriados y sigamos a lo nuestro, porque  todo esto viene a cuento por uno de los partidos de los que muchos sevillistas old school tienen más grato recuerdo, el Sevilla contra la Real Sociedad de 1980. Un maravilloso y épico cuento por el cual un Sevilla con nueve derrotaría con un portero debutante a una intratable Real Sociedad que llevaba la friolera de 38 jornadas sin perder, pero amigos, la intrahistoria del partido es muy diferente.

Esta debería ser la historia de aquel portero debutante, Alejandro Valero Pellicer, conocido futbolísticamente como Valero, pero si 24 Hour Party People (¿Qué no han visto esta película? ¡¡Corran a verla pero ya!!) no es la historia de Tony Wilson, si no de la música de Manchester a pesar de que el bueno de Tony es el hilo conductor de todo el film, como comprobaran más adelante, el hablar del aquel olvidado guardameta no es más que una excusa ya que lo realmente importante es aquel partido, lo que significó y lo que 32 años después viene a significar.

Son muchos los que creen que Valero fue fichado expresamente para aquel Sevilla Real Sociedad, pero nada de eso, lo cierto es que su fichaje y su participación el partido fue debido a un cúmulo de circunstancias que le hicieron estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Y es que el Sevilla de la temporada 1979/80 comenzó la temporada con dos porteros de bastante nivel, por un lado el titular, SuperPaco y por otro lado el uruguayo Gustavo Fernández, que en las dos temporadas anteriores había mandado al bueno de Paco al banquillo, aunque en aquella temporada el gaditano había vuelto a ser el amo y señor del marco sevillista. Problemas burocráticos al descubrirse graves irregularidades en su documentación hicieron que el Sevilla tuviera que cesar a Gustavo Fernández, por lo que ante la proximidad de las eliminatorias de Copa el Sevilla se encuentra que solo cuenta con un portero para afrontar la competición. Hay que aclarar que por aquel entonces los filiales podían disputar la Copa y si un jugador ya la había disputado con un equipo no podía jugarla con otro, así que el Sevilla no podía convocar a los porteros del filial para disputar la competición (si para la liga, donde Domingo venía ocupando el puesto de portero suplente), así que se fija en un portero que por aquel entonces jugaba en el Mestalla y que estaba considerado el cuarto portero del Valencia CF. Tras pasar unas semanas de prueba con el equipo finalmente se decide su contratación e incorporación al equipo en diciembre de 1979. En liga no hacía más que calentar banquillo, siempre a la sombra de SuperPaco, así que la oportunidad de debutar oficialmente con el Sevilla le llega en Copa (que para eso lo habían fichado) en la vuelta de la eliminatoria que los nervionenses disputaron contra un equipo de 2ªB del que nadie volvería a acordarse hasta  18 años más tarde cuando un tal Palop le paró un penalti a Tsartas y confirmó que el Sevilla seguiría otro año más hundido en la mierda. El Sevilla había cumplido el pronóstico y machacó al Villarreal en la ida con un contundente 5-0, por lo que la plácida renta no hacía presagiar que se fuera a ocurrir desastre alguno. Lógicamente el Sevilla volvió a ganar por goleada (0-4) a un rival bastante inferior bajo la batuta de nuestro funkatico-a-lo-afro favorito, Biri, pero la actuación de Valero no fue del todo acertada, ya que según cuentan las crónicas de la época cometió varias pifias, sobre todo al despejar de puños, sin que sin embargo permitieran atisbo de inseguridad alguna, dado que los amarillos apenas inquietaron la puerta del recién estrenado portero sevillista, por lo que una vez visto en acción no parecía que fuera a resultar una alternativa seria al meta titular, como así fue, ya que domingo si y domingo también SúperPaco acudía a su cita semanal puntual como vieja a las puertas de la Parroquia de Los Remedios para escuchar misa de nueve y se clava todos los partidos de liga, pero bien sabe el señor que sus designios son inescrutables y llega la penúltima jornada y Paco es sancionado por acumulación de amonestaciones tras una tarjeta recibida en el Helmántico, por lo que no queda otra que mirar al banquillo y allí estaba Valero esperando su oportunidad de estrenarse y este debut se produciría nada más y nada menos que ante la invencible Real Sociedad, que necesitaba ganar aquel partido para proclamarse campeona de liga por primera vez en su historia.

El Sevilla había hecho una temporada verdaderamente mediocre y deambulaba entre el séptimo y noveno puesto de la clasificación y su liga ya se había acabado pues no podía acceder a ningún otro objetivo que no fuera quedarse en mitad de la tabla, por lo que no parecía que pudiera poner en serios aprietos a una Real Sociedad que con un equipo plagado de canteranos y con Arconada en la puerta estaba haciendo soñar a todo Donosti con ganar por primera vez en su historia el campeonato, pero amigos, el otro equipo implicado en la lucha por el título era el Real Madrid... y ya se sabe que si en la capital ven tambalear su reinado, ponen la maquinaria a funcionar para volver al orden establecido por los poderes fácticos, así que como pueden imaginar, el suculento maletín que deambulaba por Sevilla a la espera de ver cuál era el resultado del partido era de los más jugoso. En el epicentro de todo se encontraba Valero, sobre el que recaería la responsabilidad de guardar la portería, lo que le hizo ser el hombre más buscado y entrevistado durante la semana dada la importancia del partido, del que se venía rumoreando que habían mandanga de por medio, pero al final entre dimes y diretes y acusaciones cruzadas de unos y otros todo se solucionaría durante 90 minutos en el terreno de juego y ahí el Sevilla literalmente mordió. Comenzó ganando 1-0 con gol de Bertoni y en el minuto 45 la Real logró empatar en un posible fuera de juego lo que no sentó demasiado bien a los sevillistas que protestaron insistentemente como si de ese gol dependiera que fueran ellos los campeones, hasta que el árbitro no tuvo más remedio que expulsar a Blanco y a Juan Carlos, lo que dejó al Sevilla toda la segunda parte con nueve. No se sabe si por la inexperiencia de la Real en este tipo de situaciones o por la ultramotivación sevillista, pero el caso es que los donostiarras se encerraron y dieron por bueno el empate y el Sevilla apeló a la épica de verse protagonista y en el minuto 81 de partido, Bertoni vuelve a enganchar una pelota y marca de nuevo para delirio de todos los aficionados presentes en el campo, dejando a la Real sin el primer título de liga de su historia en lo que está considerado una de las noches más tristes de la historia txuri urdin.

Como resulta lógico, en la previa del partido todos los jugadores y el cuerpo técnico apelaban a que ellos tenían que ganar porque era su obligación (y es verdad) y que de primas no sabían nada y uno no quiere que su equipo pierda, posiblemente la Real tuvo que hacer bastante más y habrá quien guarde un gran recuerdo de aquel partido, pero que quieren que les diga, si contra el Oviedo salió Chuchi porque Olsen no estaba en el ajo y era capaz de desbaratar los planes de toda la grada o si llevo esperando durante ocho años que el Osasuna baje a segunda para dejar mi karma estable a pesar de que Baptista se la metió por el culo a los rojillos, a mi pensar en unos jugadores que habían realizado una campaña de lo más insulsa partiéndose el alma para ganar, a una afición entregada como si fuera la mismísima final de Eindhoven y a nuestro protagonista arrodillado en el suelo con los brazos en alto para celebrar que habían quedado séptimos y todo porque iban a recibir una paguita por posibilitar que el puto Real Madrid ganara la liga, pues a mí personalmente me jode y me jode igual que cuando González le paró el penalti a Djukic (en lo que puede ser el caso análogo más parecido que yo haya vivido) y lo celebró solo un poco menos que el director de la sucursal bancaria donde tenía la cuenta corriente, porque en esta casa somos más de equipos pequeños, hemos jurado odio eterno al fútbol moderno y estamos hasta los huevos de que los dos grandes manejen a la Liga, a la prensa y al fútbol en general a su puto antojo por el mero hecho de tener dinero. Pues yo me cago en el dinero, me cago en el Madrid , me cago en el Barça y me cago en la Liga de mierda que tenemos que hace imposible que ciudades como Sevilla, Bilbao o Zaragoza no puedan disfrutar en su maldita vida lo que significar ganar un título de liga y eso en cambio no parece preocuparle al grueso mediático de este deporte pues al final la profunda inyustizia de nuestro fútbol queda en un segundo plano cuando a la señorita le sale de su perfumada vagina decir que está triste, lo que paraliza el puto país (¿Quién no ha comentado en estos 15 días esas declaraciones, eh? ¿Quién?) y si yo tengo un día de perros y se me ocurre abrir la boca, mi señora me reprende que de qué carajo tengo que quejarme yo y ni mi santa madre es capaz de tomar en serio mi momentánea tristeza. Por lo que al final solo me queda salir a la ventana y gritar con la consecuente extrañeza de los vecinos ¡Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!

Obviamente los jugadores recibieron su prima (Bertoni incluso recibió un “extra”) y la Real ganó las siguientes dos ligas pudiendo resarcirse de aquella derrota, pero a pesar de eso lo que a algunos le puede parecer uno de los episodios más épicos de la historia del Sevilla a mi  si hubiera estado allí me hubieran entrado ganas de haber salido al campo y aguarle la fiesta a las 70.000 almas que por entonces cabían en Nervión para coger de la camiseta uno a uno y haberles dicho por qué cojones no le echaron tantos huevos en las 34 jornadas anteriores, que yo también quería vivir la sensación de lo que es ganar una liga y si es al Real Madrid mejor y que si le hubieran echado tantos huevos durante todo el año seguro que alguna vez nos hubiera tocado a nosotros. ¿Y Valero? ¿Qué fue de Valero? Pues Valero no volvió a jugar con la camiseta del Sevilla, rescindió su contrato, firmó por el Andorra y tras unos meses en el club pirenaico fichó por el Badajoz. Se rumoreó que tuvo oportunidad de jugar de nuevo en primera en el Español, pero finalmente no fructificó y siguió en Extremadura hasta vete a saber cuándo. Al menos podrá decir que el único partido que jugó en la máxima categoría fue historia viva de la Liga española. Y calentito que se lo llevó además.

3 comentarios:

Juanca dijo...

Pues si... pero eso en realidad no es una prima, es un incentivo, claro. Tu dices "te doy tanto si ganas a tal equipo" y los jugadores ya tienen una motivación, ya que la suya propia la habían perdido porque no se jugaban nada en liga. Y ya se sabe que el Real Madrid y el Barcelona son los dos equipos que optan a la liga, y a mi, mientras la gane mi Real Madrid, me dan igual el resto de equipos sinceramente, aunque comprendo al resto de equipos, que no pueden optar a nada porque no tienen suficiente dinero, ya que los grandes dirigentes se van a los mejores equipos... y así será...

Manuel Sánchez dijo...

Pues así fué aquel partido, yo estuve allí detrás de la portería que defendía Arconada, y aún recuerdo la de latas y almohadillas que caían al campo cuando expulsaron a los dos del Sevilla y la imagen del portero acabando el partido con los brazos en jarra, cabizbajo y diciendo que no con la cabeza mientras se paseaba de poste a poste. ¡ Estupendo artículo !.

Cristobal Soria dijo...

Conmigo de delegado esto no hubiera pasado, y al tal Valero ese lo hubieramos afeitado entre Javi Navarro y yo nada más llegar.