MICHAL BILEK

Amigos de Kukleta. Analizando empíricamente el término ¿cómo es posible que sea amigo del bueno de Roman por ejemplo un paraguayo o un brasileño que coincidió en el espacio, pero no en el tiempo y que quizás nunca hayan estado a menos de mil kilómetros de distancia el uno del otro? Los que hagan esta reflexión acerca de la etiqueta que utilizamos para marcar a los jugadores que no triunfaron en el Betis han de saber que verdaderamente están en lo cierto, es imposible que por ejemplo Odonkor haya compartido siquiera un par de cervezas con Kukleta ni siquiera en una mala gala de la FIFA cualquiera, aun así se ha aceptado sin reparos que el alemán es un “amigo de kukleta” dado su nulo rendimiento con el Betis. Y es que en esta página hablamos mucho de los Amigos de Kukleta, de vez en cuando hacemos mención al propio Kukleta pero poco, muy poco o casi nada hablamos de los auténticos amigos de Kukleta, es decir aquellos que compartieron confidencias en el vestuario con él en su etapa bética, así que hagamos honor al nombre del blog y presentémosle al nº1, al único y verdadero amigo de Kukleta  que no puede ser otro que Michal Bilek (con permiso de Grussman). Curiosamente y rizando más el rizo, al verdadero amigo de Kukleta no los podemos catalogar de Amigos de Kukleta, pues su rendimiento fue más que aceptable, aun así es de justicia poética que le dediquemos un espacio en esta página, aunque tan solo sea por el mero hecho de ser el que estuviera más cerca de nuestro idolatrado jugador en su etapa bética.

Michal Bilek nació en Praga a la vera de cientos de compatriotas que desconocen por completo el concepto de la amabilidad con el viajero o turista, de cristales de bohemia, de jazz a la orilla del Moldava y un reloj de cuco que a cada hora en punto congrega a cientos de turistas y la soleada mañana del 13 de abril de 1965. Su padre gran fan de Michael Knight (el del coche fantástico) quiso rendirle tributo al personaje que interpretaba el nunca suficientemente venerado David Hasselhoff, pero su falta de pericia con el inglés le hizo inscribir al chiquillo en el Registro erróneamente y en vez de Michael quedó registrado como Michal. Un pequeño contratiempo sin importancia para alguien que sin duda estaba llamado a ser alguien importante, como así se pudo observar desde su más tierna adolescencia, pues con tan solo 17 años debuta en primera división con el Sparta de Praga convirtiéndose en una de las más firmes promesas del fútbol Checoslovaco. Una breve cesión para foguearse en el RH Cheb le hacen adquirir la experiencia necesaria para asentarse definitivamente como titular en el Sparta de Praga donde coincide con Kukleta, formando una dupla de ensueño durante cinco años en la cual uno ponía la magia y la visión de juego y el otro la sangre fría y el gol. Sus buenas actuaciones le llevan a la selección absoluta con la que disputa el Mundial de Italia 90, siendo uno de los jugadores claves para que su selección pasara de la ronda de grupos al anotar de penalti el gol que le dio la victoria a los checos frente a la Austria de Toni Polster (también había conseguido marcar en la goleada que la selección checa le endosó a la EEUU de Tab Ramos) y llegara a cuartos de final.

Reconocido en su país, su siguiente paso era dar el salto a una liga “de las grandes”, oportunidad que le iba a llegar el día de los inocentes de 1990 de la mano de un Betis que andaba hundido en la tabla y que necesitaba imperiosamente refuerzos que le sacaran de la zona peligrosa. A pesar del día en el que llevo su fichaje no fue precisamente ninguna inocentada, pues se llevaba desde septiembre intentando su incorporación a la plantilla y no fue nada fácil, pero entre tiras y aflojas finalmente el Sparta accedió a desprenderse del jugador a la conclusión de la primera parte del campeonato checo  mediante la fórmula de cesión (por la que el Betis pagó 20 millones de pesetas) con opción a adquirirlo en propiedad si a la finalización de la cesión el checo convencía. Una vez llegado a un acuerdo entre los equipos, Bilek por fin estuvo a disposición del míster para los últimos partidos de la primera vuelta.

Sin hacer ruido es presentado justo cuando la ciudad estaba pendiente de precisamente otra presentación, la de “el diccionario agropó”, por lo que resultaron intrascendentes sus declaraciones que del Betis “solo conocía a Ivanov” y fueron muchos los que se sorprendieron al ver alineado a un jugador nuevo. Si bien se hizo rápido con la titularidad ante la urgencia de cambiar el rumbo del equipo, no pudo tener peor estreno pues en su debut contra el Tenerife fue expulsado y sus siguientes comparecencias no lograba mostrar el fútbol del que venía precedido, parecía que le costaba adaptarse al fútbol español y los aficionados empezaron a dudar de su valía, pero todo cambio tras un partido contra el Cádiz, en el que Bilek guió magistralmente al equipo dándole dos goles al Mel que supusieron el resurgir del checo que empezó a mostrar la calidad que atesoraba en sus botas, anotando incluso sus primeros goles como verdiblanco, sin embargo su mejoría no fue suficiente para paliar la desastrosa temporada del Betis de los Trujillo, Puma Rodríguez, Perdomo o Monsalvete, que acaba descendiendo a segunda. 

A pesar del descenso de categoría, Bilek convence y el Betis ejerce la opción de compra que tenía estipulada, además el nuevo técnico, Jozef Jaribisnky, lo conoce bien y quiere que sea junto al recién fichado Grussman el núcleo duro de su proyecto para devolver a un Betis con marcado acento checoslovaco a primera, y eso que aun no se había podido incorporar a la plantilla al verdadero sueño de Jarabinsky, su también compatriota Roman Kukleta, que no fichó por los verdiblancos hasta el mercado invernal, fichaje en el cual Bilek ejerció un papel más que relevante a la hora de convencer a su antiguo compañero para que viniese al Betis, por lo que como os podéis imaginar este motivo le otorga a Michal Bilek un lugar de honor en este blog. 

Esta confianza y el verse arropado por sus compatriotas le hace a Bilek dar lo mejor de sí, cuajando una buena temporada en lo individual, convirtiéndose en el segundo anotador del equipo con un solo gol menos que Mel, pero el Betis se queda a las puertas de volver a primera y cae en la promoción ante el Deportivo por lo que al terminar la temporada Bilek, desencantado con jugar otra temporada más en segunda y por haber dejado de contar para su seleccionador decide limpiar su taquilla y volver al Sparta de Praga donde recupera suficiente crédito para debutar con la recién conformada selección de la Republica Checa.

Tras una temporada en la que siempre fue su casa ficha por el Viktoria Zizkov peloteando durante tres años con el otro equipo de la ciudad (de Praga) al final de las cuales regresa de nuevo al Sparta y en la recta final de su carrera se incorpora a la disciplina del FK Teplice donde cuelga las botas a los 35 años para hacerse cargo del banquillo del equipo, comenzando de esta manera un nuevo reto futbolístico esta vez pegado a la banda, donde se ha desenvuelto con bastante éxito no solo en diversos equipos de la República Checa (por supuesto el Sparta ha sido uno de ellos) si no también en algunas aventuras internacionales estrambóticas como el Cartaginés de Costa Rica o el MFK Ružomberok esloveno tras el cual decide aceptar el ofrecimiento de su Federación para hacerse cargo de la selección de su país, puesto que ostenta desde 2009. Lo vimos por ejemplo en la última Eurocopa y a pesar de que su equipo no destacó demasiado una cosa sí que nos dejó bastante clara, es carnaza absoluta de involución capilar.

Gracias Bilek por ayudar a traer a Kukleta al Betis. Tú y solo tú eres el verdadero “amigo de Kukleta”.