Cuando las altas esferas del MI6
llamaron al agente Peter Barnes para encomendarle una misión que el agente 007
no podía hacer por estar demasiado
ocupado por esas fechas se ilusionó. Pensaba que llegaba su gran
oportunidad para demostrarles a sus jefes que era un agente secreto del máximo
nivel y poder de paso conocer a alguna chica interesante.
La decepción inundaría su mente
cuando M le indicó que nada de conspiraciones internacionales. Se infiltraría
en un equipo de la Liga
española a evitar el complot para que el Real Madrid volviera a hacerse con el
campeonato. Peter se preguntó que si llevaban haciendo eso desde los tiempos de
Santiago Bernabéu a cuento de qué esa temporada concreta había que evitarlo y
no ninguna de las anteriores o posteriores. Quizá M había apostado mucho dinero
en contra de que el Real Madrid fuera campeón y quería jugar sobre
seguro.
Para poder infiltrarse
disimuladamente en el Betis, que fue el equipo de la Liga escogido, se le diseñó
una trayectoria falsa que cubriera su pasado. Según esta nueva identidad nació
el 10 de Junio de 1957 en Manchester. Tras iniciar su carrera en el City local,
se saldría del pellejo en una cesión de dos temporadas al West Bromwich Albion
antes de firmar por el Leeds United en calidad de crack y miembro de la
selección inglesa (quedándose por un pelo fuera de la lista definitiva para el
Mundial de España), pero el descenso de su último equipo obligaba a que fuera
cedido con opción de compra al conjunto de Heliópolis.
Antes de venir a España se pasó
por el laboratorio de Q y éste le entregó unas botas especiales que al golpear
el balón creaban un campo electromagnético que llevarían el esférico exactamente
hacia donde él quisiera, pero le advirtió que sólo podría usarlas una vez
porque eran de Joma.
Y así empieza su misión en
el Real Betis.
Al desembarcar en San Pablo al
muchacho le preguntan su nombre y suelta un “Barnes, Peter Barnes” que hace
arquear la ceja a un personal que aún anda preguntándose qué es eso de la CEE y la OTAN y que parece no haber
aprendido nada del Mundial de fútbol recién acabado. “Tú vas a ser Pedro y ya
estás callao”, le responden. Y así sería conocido en su etapa verdiblanca.
Nombre escasamente glamoroso para una agente secreto, pero es que la piel de
toro es la tierra de Mortadelo y Filemón y Anacleto, agente secreto. No se
podía esperar otra cosa.
La afición cree, por su bajo
rendimiento, que el fichaje de Pedro está siendo un fiasco. Un extremo
izquierdo que no pone un balón a derechas y tiernecito como el pan Bimbo sin
corteza, pero claro, ellos no conocen su identidad secreta y su auténtico
objetivo.
La misión se complica cuando el
míster Antal Dunai no tiene a bien hacerle jugar en el Bernabéu, donde el
Betis pierde por 1-0, con expulsión de Ortega. La conspiración promadridista
asoma.
Pero el agente Barnes tiene su
oportunidad en el partido de la segunda vuelta cuando el nuevo entrenador,
Marcel Domingo, le concede la titularidad. Ese día se coloca las botas que Q le
dio y se dispone a hacer un partidazo.
Y
lo hace. Todos los balones que toca van exactamente donde deben por una
vez. De esta forma consigue el único gol que haría con el Betis (en 16
partidos, 12 como titular) empatando un partido que se perdía por 0-1 en el
minuto 66. Y como en las historias
épicas, en el último minuto consigue el segundo gol, pero para su desgracia el
árbitro, villano
de turno, anula el tanto injustamente, por lo que el agente Peter se va del
campo frustrado.
A ese partido llegaba el Real
Madrid líder con un punto de ventaja sobre el Athletic, que con su victoria le
igualaba a puntos. Curiosamente el gol de Barnes fue decisivo para que los
vascos se adjudicaran el título por un sólo punto de ventaja al final del
campeonato, por lo que fue recibido en loor de multitudes por el MI6 y por fin
consiguió su estatus de agente internacional antes de volver a Leeds. Para
celebrarlo se pidió un Martini mezclado, no agitado, que echaba de menos tras
tanta Cruzcampo, y se pegó un viajecito con el Ashton Martin que había dejado
de lado por un SEAT Panda durante su estancia en Sevilla.
Hasta acabar su carrera en 1992
completó una enorme cantidad de misiones en la misma Inglaterra (Manchester
United, Ballymena United, de nuevo Manchester City, Bolton Wanderers, Port
Vale, Wimbledon, Hull City, Sunderland, Stockport County, Bury, Stafford
Rangers, Northwich Victoria, Radcliffe Borough, Mossley), Gales (Wrexham),
República de Irlanda (Droghedam United), Irlanda del Norte (Cliftonville),
Australia (Footscray JUST), Portugal (Farense en dos ocasiones), Estados Unidos
(Tampa Bay Rovers) e incluso Malta (Hamrun Spartans). Una trayectoria que da
para una saga de películas bastante larga.
Hoy día, ya retirado, se dedica a
aconsejar
a los nuevos agentes secretos británicos que pisan terrenos que él ya
conoce y a celebrar los éxitos de la nueva hornada dando rienda suelta a su faceta
frustrada de cantante.
Y esta es la historia nunca
contada hasta hoy de Peter Barnes. Y digo hasta hoy porque el mañana nunca muere.
2 comentarios:
Sanways, Ralph Meade, Ikechi, McMinn, Barnes... ¡¡Pongra un británico en su equipo sevillano, oiga! ¡Garantía de éxito!
Este jugador valdría para una selección de jugadores que no tienen ni siquiera aspecto de hacer deporte de vez en cuando.
Saludos
Publicar un comentario