miércoles, 20 de marzo de 2013

LOS SEÑORES DEL DESCENSO (I): AMÉRICO RUBÉN GALLEGO

No es fácil mandar a Segunda División a una plantilla con jugadores como Alfonso o Finidi, y es obvio que gran parte de aquel desastre fue culpa de los entrenadores que pasaron por el Betis durante la temporada 1999-00.

Con este artículo da comienzo el Señor de los Anillos particular de los místers kukletiles. Tres artículos en los que se analizará a los inquilinos del banquillo responsables de aquel descenso (existió un cuarto al que le dieron el equipo con todo el pescado vendido que fue Hadzibegic), y el primero del que vamos a hablar es Américo Gallego, que parece que no, pero tuvo su punto de culpa como ya veremos más adelante.


Si a un bético desmemoriado le preguntan quién ha sido el entrenador que menos ha durado en el Betis probablemente diga Oliveira, pero no, fue este argentino nativo de Morteros, nacido el 25 de Abril de 1955 y apodado “El Tolo”.

Como futbolista Américo Gallego tuvo una carrera destacable en Argentina. Defendió a los leprosos y a los millonarios, es decir Newell´s Old Boys y River Plate, y fue un habitual de la albiceleste durante muchos años, participando en el Mundial de 1978, proclamándose campeón, y en el de 1982.

En River y la albiceleste coincidió con Daniel Pasarella, que contó con él como su segundo de a bordo cuando ambos se lanzaron al ruedo de los banquillos. Fue cuando Pasarella se transfiguró de defensa leñero (su frase era “hay defensas que pegan por malos, yo pego por placer”) a entrenador amariconado (antes del Mundial 98, siendo seleccionador argentino dijo que prefería quedar tercero jugando bien que ganar el Mundial jugando mal, la carcajada de Bilardo aún resuena).

Gallego acompañó a Pasarella en River, y cuando éste se fue ocupó su lugar como primer director técnico, ganando la Liga en esa temporada quedando invicto al más puro estilo Pep Guardiola, pero luego siguió a su excompañero como ayudante en la Selección en el Mundial de Francia 98, donde cayeron en cuartos de final con un golazo de Dennis Bergkamp en el último minuto.

Un año después empieza lo que nos interesa. Clemente no lo está haciendo mal en el Betis (le darían el equipo en última posición y lo dejaría en mitad de la tabla sin ningún tipo de apuro) pero está claro como el agua clara que no le van a renovar porque, fiel a su costumbre, está peleado hasta con la señora de la limpieza, así que Lopera se pone a buscarle un sustituto bien prontito, y he aquí que se fija en la figura de Américo Gallego. Cuando a Don Manué le preguntan por el escaso currículum del nuevo míster responde que sí, que en la albiceleste era segundo, pero en realidad era él el que mandaba (¿?).

Pero esa película al final no valió, porque la normativa vigente decía que un entrenador extracomunitario debía haber entrenado 3 años en su país para poder hacerlo en España, y Gallego no lo había hecho, así que ni LFP ni RFEF permitieron que se llegara a sentar en el banquillo bético y se volvió por donde había venido.

Gallego empezó por tanto a hacer currículum en Latinoamérica, sentándose en el banquillo de River Plate de nuevo (campeón de Liga), Independiente (campeón de Liga), Newell´s Old Boys (campeón de Liga) y Toluca mexicano (campeón de Liga), lo cual es todo un record, ser campeón en tus cuatro primeros equipos. Aunque en esta época no todo fue bueno. En una eliminatoria de Libertadores entre Boca y River el ya veterano crack xeneize Martín Palermo (artículo gestándose pero de parto extremadamente difícil) era duda por lesión. Cuando a Gallego le preguntaron por esta circunstancia respondió “si ellos ponen a Palermo nosotros ponemos a Enzo” (Francescoli, crack uruguayo de River retirado varios años antes). Resultado, victoria de Boca por 3-0 con gol de Martín. Y esto hilará con un momento cumbre del segundo artículo de esta trilogía a publicar mañana, estén atentos.

Gallego no era infalible como se ha podido comprobar, y tuvo un mal paso por Tigres UANL antes de volver a Argentina a salvar de una situación delicada Independiente y hacer lo propio en Chile con Colo Colo, donde finalmente acabaría cesado tras una mala racha de resultados.

Actualmente vuelve a sentarse en la banca de Independiente en una tercera etapa en la que está sufriendo para evitar el primer descenso a la B de la historia del club.

Y después de leer todo esto, ustedes dirán, ¿y qué culpa tendría este hombre del descenso del Betis si no llegó a sentarse en su banquillo? Pues si nos fijamos en la palabra de Lopera, que desde 1992 hasta 2006 más o menos fue dogma de fe para muchos, pero luego le ocurrió como a Benedicto XVI al dimitir, es decir, perdió la infalibilidad, cuando se confirmó que Gallego no podía ser entrenador del Betis le dijo “Don Manuel, si no puedo ser yo, que sea el maestro”.

El maestro era Carlos Timoteo Griguol, que protagonizará mañana el segundo volumen de la trilogía, de la que Américo Gallego era un simple aperitivo.

Toma cliffhanger.

2 comentarios:

Álvaro Ruiz dijo...

Peaso de última frase.

Esta entrada es una precuela en toda regla, a su lado "El Hobbit" es un mojón.

Espero ansioso la entrada sobre Griguol, que será conocido por los siglos de los siglos como "el sparring" (toma spoiler).

Eesti dijo...

Lo mismo que ocurrió con éste pasó en el verano de 1991 con Carlos Pachamé, que venía de entrenar a ¿Estudiantes? y que tampoco había entrenado un mínimo de tres años en Argentina. Y es que lo que no le pase al Betis... O al Almería, ya que el club indálico contrató en el verano de 2013 a Luis Zubdeldía, procedente de Lanús, donde había conseguido dotar a su equipo de un juego "vistoso" (ejem), pero sólo llevaba dos años entrenando. Así que el Almería recurrió a Francisco, el entrenador del filial y hombre de la casa.
Saludos.