El 17 de Junio de 1985 la ciudad
brasileña de Erechim vio nacer al chico que estaba destinado a convertirse en
la segunda mayor celebridad local tras Alessandra Ambrosio. A aquel recién
nacido le pusieron de nombre Rafael Sobis.
El pequeño Rafael tuvo la típica
infancia en la que todas las tardes se plantaba con su bocata de Nocilla
delante de la tele a ver los dibujitos de la Tele 5 brasileña,
entre los que se encontraban “Oliver y Benji”.
Ahora es cuando vosotros leéis
esto y pensáis que os voy a contar que viendo esa serie Sobis decidió hacerse
futbolista y os disponéis a escribir un comentario diciendo que me repito y que
se me está acabando la inventiva.
Pues no. No fue por “Oliver y
Benji”. Rafael por aquellos tiempos se decantaba más por el baloncesto o la esgrima. “Campeones”
no le terminaba de gustar, la veía porque no había otra cosa (todo el que dice
esta frase no debe saber qué puñetas es un libro), y es que Rafaelito tenía
conciencia de clase y se daba cuenta de que Oliver no dejaba de ser un niñato
pijo cuyo padre podía permitirse contratar como entrenador personal de su
retoño a todo un internacional brasileño retirado (aunque lo de que fuera
alcohólico e hiciera compañía a la madre de Oliver mientras el padre andaba de
viaje era algo perturbador). Y en su camino hacia la cima el niño pijo iba
arruinándole la vida a todo aquel con el que se encontrara. ¿Que Mark Lenders
debía ganar el torneo para conseguir una beca y poder mantener a su madre viuda
y sus tres hermanos pequeños? Oliver le gana. ¿Que Ed Warner debía ganar para
que su padre no le obligara a dejar el fútbol y dedicarse al negocio familiar
de venta de sushi? Oliver le gana. ¿Que en el momento que el Flynet sea
eliminado la novia de Phillip Callaghan se mudará a Estados Unidos y no se
volverán a ver? Oliver destroza los matrimonios en El Rocío sin hijos de por
medio, tomen buena nota. Joder, es que incluso está a punto de matar a Julian
Ross por ganar un puto partido…
Como digo Rafael tenía conciencia
de clase y tenía a Oliver atravesado, pero veía la serie para no aburrirse y
porque detrás echaban “Chicho Terremoto”, que esa sí que molaba. Un buen día Japón
le ganó a Alemania 3-2 la final del Mundial juvenil en París con un gol del
niñato en el último suspiro y Oliver se marchó con su puta madre Roberto
a Brasil a jugar en la mejor Liga del mundo (sic). Al día siguiente de tamaño
acontecimiento Rafael se sentó ante el televisor con la duda de si la historia
seguiría o volverían al primer capítulo, igual que nos pasó a nosotros las
cuatro veces que Canal Sur puso el capítulo en que Goku se recupera de su
enfermedad cardiaca para al día siguiente verle otra vez enano, con el traje
morado y sonando la canción que la leyenda dice que era de Barón Rojo.
No pasó ni una cosa ni la otra.
Aquello no era “Oliver y Benji”. Se parecía un montón pero no lo era. Cuando la canción del opening
empezó Rafael se quedó absorto mirando la pantalla. Sentía como si se la
estuvieran cantando a él, y pensó que si siendo un gran futbolista le iban a
cantar temazos así a ello dedicaría su vida.
Para ello entró en las categorías
inferiores del Internacional de Portoalegre, llegando en 2004 al primer equipo.
Se convirtió pronto en uno de los ídolos de la torcida, llegando a su punto más
álgido dos años después, cuando dos goles suyos en el
partido de ida de la final de la Copa
Libertadores fueron decisivos para que el Internacional
alcanzara el título más importante de su historia.
Este exitazo le valió para
debutar con la Selección Brasileña
y, según dicen, que grandes equipos se fijaran en él. Quizá atraído por los
colores de la bandera
de su tierra se fijó en equipos de colores verdiblancos y todo
estaba hecho para que firmara por el Racing de Santander (sí, antes dije que
grandes equipos se fijaban en él y no hay equipo más grande para los cántabros
que su Racing así que punto en boca, que luego si se ríen de vuestros equipos
empiezan los pataleos y los lloros), pero en el último suspiro llegó Lopera y
por 10 millones de euros se lo trajo al Betis, lo cual cabreó bastante a los
racinguistas que se tuvieron que conformar con su segunda opción, un serbio más
largo que el descuento de un partido que el Real Madrid vaya perdiendo llamado
Nikola Zigic.
Sobis vino en loor de multitudes
dispuesto a convertirse en el nuevo ídolo de la afición que fue a recibirlo al
aeropuerto donde coincidió con otro recién llegado, el
alemán Odonkor, aunque la gente despistada pensaba que el brasileño era el
alemán y viceversa.
Y a decir verdad no empezó mal
Sobis en el Betis. El día de su debut se venció 3-0 al Athletic de Bilbao y,
aunque no marcó, completó una buena actuación, igual que en la siguiente
jornada cuando marcó dos goles en el derbi aunque se perdiera por 3-2. Rafael
cumplió su ilusión de que le cantaran hermosas tonadillas desde la grada como
al héroe animado de su infancia, aunque eran algo menos curradas que la de la
serie. La grada se dividía entre “Sobis, Sobis, Sobis, Sobisgol” y “Sobis,
sobá, cada día te quiero más”. Incluso
le comparaban con Alfonso. Además le gustaba Sevilla porque Lopera,
Momparlet y Pepe León le recordaban a tres personajes de otra
de las series de su infancia, así como los nazarenos le recordaban a David el
Gnomo.
Pero la estela de Sobis se apagó
como se apagan muchos de nuestros sueños a medida que nos hacemos adultos
(oighs). En dos temporadas jugó 57 partidos y apenas hizo ocho goles. Hay quien
dice que había
encontrado el amor en Sevilla y andaba distraído. La verdad es que no
sabemos el porqué, pero la cuestión es que en 2008, tras obtener la medalla de
bronce con Brasil en los Juegos Olímpicos de Pekín fue traspasado al Al Jazira
de Dubai (actualmente entrenado por Luis Milla y con Ricardo Oliveira en la
delantera, por cierto).
En 2010 retorna a Internacional, donde juega durante una temporada, para posteriormente pasar al Fluminense donde, aunque ha ganado el Brasileirao (amén de la siempre prestigiosa Taça Guanabara) se da cuenta de que nunca llegará a donde prometía en sus inicios. Recuerda aquellas tardes que pasaba mirando los dibujos y comiendo pan con Nocilla con nostalgia…
…y luego le echa un ojo a su
cuenta corriente y a
lo que tiene en casa y dice “coño, que más quisieran muchos”.
10 comentarios:
Muy bueno, tengo que decir que a mi me flipaba la serie de Rafael porque se llamaba igual que yo y vacilaba en el colegio con eso jajajaja, las cosas de los crios :-D
Yo la verdad es que no recordaba a Sobis tan malo
Me ha gustado la interpretación marxista de Oliver y Benji
Jajajaja lo de "Rafael" era un Oliver y Benji to taleguero, pero a mi me llamaba la atención por lo mismo!
El niño de Sobis (último enlace) es de los pocos niños así chicos que he dicho "carajo que feo"
Y hay un separados al nacer con Gael García Bernal
¡¡Por la cara!! Me lo apunto par ael especial cine que estoy preparando y que está a puntito de salir
- Grandísimo porque por él llevo este Nick.
- Grandísimo porque por fin descubro que hay más gente que pensaba que Oliver era un niño pijo que destrozaba el esfuerzo y las ilusiones de otros chicos más humildes y luchadores.
- Grandísimo ese video de los 3 ladrones, que eran para mí los verdaderos personajes estrellas de esa serie.
- Grandísimo porque me he reido.
Un saludo.
Se hacía imprescindible un comentario de nuestro amigo Alfonsobis en en esta entrada!! ;-)
Esperaba con ansia el comentario de Alfonsobis y me alegro de que le haya gustado.
Me permito por tanto el lujo de dedicarle el post a tan buen comentarista y seguidor.
Un honor, muchas gracias!
Sobis es un gran aficionado al rock y mas de una vez ha declarado q lo peor de ser futbolista es la música tan horrenda q se escucha en los vestuarios. Ahí queda el dato
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