CHRISTIAN KOFFI N'DRI ROMARIC

Era el 4 de Junio de 1983 en un hospital de Abidjan cuando en la sala de partos uno de los alumbramientos se complica. Finalmente el médico consigue llevar a buen puerto el suceso, pero todos se miran asombrados ante un hecho inédito. El bebé se había comido la placenta antes de salir.

La madre emocionada fue a darle la teta y el pequeño mamó y mamó hasta que se escuchó el sonido de cuando sorbes por la pajita de un vaso de coca-cola vacía. La buena mujer se quedó supercontenta porque perdió varios kilos en el proceso y alcanzó su talla ideal.

En vista de la voracidad del pequeño decidieron bautizarle Koffi Christian N´Dri, lo cual significa “café, tostada de manteca colorá y una ración de churros”, pero durante su vida sería conocido como Romaric, que significa “y de beber, albóndigas”.

Como el niño comía y comía cada vez se ponía más orondo y estaba arruinando la economía de Costa de Marfil, los padres le llevaron al psicólogo, que les dijo que para que olvidara su insana pasión por la comida necesitaba una distracción. Probaron con los videojuegos, pero le dio un ataque epiléptico tras 74 horas consecutivas jugando al Pac-Man, así que se sentaron con el pequeño ya en serio y le preguntaron que quería ser de mayor. Él dijo que le gustaría dar la vuelta al mundo y su padre le contesto que como siguiera así sería el mundo el que le diera la vuelta a él, así que lo mejor era que se metiera a futbolista, así compensaría su glotonería con el ejercicio físico y cumpliría su sueño de viajar.

Romaric empieza su carrera futbolística con ganas de comerse el mundo. Debuta con el ASEC Mimosas de su ciudad natal, y estando allí el Beveren belga se fija en él. Recién llegado da un paseíto por la ciudad y se encuentra un puesto de gofres. Tras dos temporadas con Romaric en el Beveren el dueño del puesto se pudo comprar una nueva casa.

En 2005 se muda a Francia para jugar en el Le Mans. Aceptó la oferta porque el estadio se llamaba Stade Léon-Bollée, y el creía que Bollée era bollo en francés, y por tanto Léon-Bollée debía significar “bocata de león”. Cuando vio que estaba confundido y que allí no se servía tan exótico manjar se sintió decepcionado e instó a su representante a que le buscara un nuevo equipo en un sitio que se comiera mejor. Su representante le dijo que si quería un traspaso decente que corriera, así que se esforzó y dio en el equipo gabacho sus mejores años. Llegó a la selección costamarfileña, disputando el Mundial de 2006 y convirtiéndose en pieza clave del equipo.

Es por ello que cumple su objetivo en 2008, cuando el Sevilla se fija en él. Romaric investiga la gastronomía andaluza y de la baba que se le cae se inunda el circuito de Le Mans y tienen que aplazar las 24 horas. Acepta la oferta hispalense y se monta en el avión, bajando traumatizado ante el tamaño de las latas de coca-cola que le ofrecen. Cuando desembarca en San Pablo es recibido por Monchi que le dice que vayan al Pizjuán directamente a firmar, que se tiene que incorporar a la concentración en Costa Ballena. Romaric le dice que no, que está esmayao y que le lleve a algún sitio para comer. Monchi, con buen criterio, se lo lleva a la Cibeles, y cuando Romaric prueba esos serranitos trianeros y esos san jacobos a precios asequibles decide que quiere quedarse aquí para siempre.

Parte de la afición nervionense no tardaría en meterse con él por su peso (esto le hace llevar ropas amplias para disimular), pero no se le puede culpar a él. Abades, Casa Robles, Jaylu, San Marcos, Eslava, Hermanos Morales, gazpacho, pescaíto frito, salmorejo, serranitos, potajes, tortilla de patatas, huevos a la flamenca, cola de toro, pestiños y torrijas en Semana Santa, mostachones de Utrera…ésos son los culpables.

El tema de su estado físico fue objeto de debate durante los tres años que permaneció en el Sevilla. Alternó grandes actuaciones con otras bastante deficientes, y cada vez que esto ocurría se señalaba su diámetro corporal como causa de su mal rendimiento. Esta irregularidad llevó a que tuviera algunos adeptos, como Rinat Rafaé, y que no tuviéramos claro si merecía sitio en el blog.

Finalmente, tras 3 goles en 81 partidos de Liga y una Copa del Rey bajo el brazo (dicen que en la celebración usó la copa como vaso para la Cruzcampo que le iban sirviendo, pero sinceramente creo que e   s un rumor exagerado que me acabo de inventar) dice que como no le quieren se va. Y se va cedido al Español, como ya adelantó Marca.

Tras un año en Barcelona se marcha a Zaragoza, recomendado por Manolo Jiménez. Allí vive un precioso reencuentro con su antigua afición.

El Zaragoza desciende y Romaric sabe que ha fallado. Apenado se marcha a Córcega a engrosar las filas del Bastia. Y allí está a día de hoy, gozando de su soltería, ya que le cuesta encontrar mujeres. No en vano, cada vez que le dice a una “te voy a comé toa”, la muchacha de turno sale corriendo asustada.