¿MERECE RICARDO BANGO APARECER EN ESTE BLOG?

Nuestro buen amigo Jean Sol Partre (@JeanSolPartre1 en twitter) vuelve a la que es su casa. Tras deleitarnos en la anterior ocasión con la historia de su foto con Maradona, esta vez pone su punto de mira en un jugador que llegó al Sevilla el mismo año que “el pibe” y por el que sentía una inadversión irracional: Ricardo Bango, del que había solicitado en varias ocasiones su inclusión como “amigo de Colusso”. ¿Es merecedor el asturiano de tal honor? ¿Es quizás excesivo calificarlo de tal manera? Serán ustedes con sus comentarios y apreciaciones los que nos saquen de dudas. Le dejamos con el artículo de nuestro invitado de hoy. Que lo disfruten.

Cuando uno es socio de un equipo de fútbol durante muchos años seguidos adquiere el derecho y/o el superpoder de cogerle manía al jugador que quiera, y de poder elegir ese jugador de manera arbitraria y caprichosa.

He sido socio del Sevilla F.C. ininterrumpidamente desde la temporada 1982-83 hasta la 2001-02 y he visto a mis compañeros de grada odiar a futbolistas de manera despiadada: Francisco, Choya, Rafa Paz, Pineda, Tevenet, Correa… No se trata de recriminar a un jugador un fallo concreto, sino de odiarlo sistemática y fielmente. La primera vez que vi a Bango jugando en el Sánchez Pizjuán tuve claro que era mi jugador. Fue un odio a primera vista, un antiflechazo o como queramos llamarlo. Ahora me da vergüenza reconocerlo, pero Rakitic me recordó a Bango en su temporada penosa de antes de la Eurocopa, cuando se comenta que el que jugaba era su hermano el burto. Hablando de hermanos burtos, mi hermano piensa que Bango jugaba de lateral izquierdo.

De Bango no soportaba ese trotecillo por el centro del campo con la cabeza levantada y esa manera de no perder la tranquilidad ni estresarse ni en las circunstancias más extremas… Con el tiempo, hablando con la gente, comprobé que era una rareza mía: la gente lo recuerda como un jugador normalito, pero indigno en cualquier caso de aparecer en este blog.

Siendo objetivos el tío jugó en tres temporadas 94 partidos, lo que da idea de una cierta regularidad y marcó 14 goles.

Para colmo, documentándome para este artículo, vi esta entrevista para la televisión asturiana de hace unos años en la que repasaban su trayectoria y el tío es supersensato y ya me cae muy bien. Me encanta ver entrevistas a futbolistas retirados porque tienen el músculo de la nostalgia más desarrollado que el resto de las personas y les brillan los ojos al hablar de su pasado como a un padre hablando de la mili.

¿Cómo justificar su presencia en este blog? Yo pensaba al menos colocarlo en involución capilar, pero el mamón pertenece a esa clase de tíos que de jóvenes tienen mal pelo y amagan con el chopped pero que finalmente aguantan el tipo.

No sé si en este blog hay una sección de jugadores gafes que solo participan en un partido memorable por lo negativo, algo así como Gafes Instantáneos. Jugadores que por ejemplo debutan el día que su equipo desciende y no vuelven a jugar. Si no es así, la propongo. Y allí entraría Bango. Porque solo (es un decir) ha jugado (es otro decir) dos partidos con España. Y en el segundo de ellos (y curiosamente el último de su carrera internacional) jugó el partido que supuso el fin de la racha victoriosa de la selección en Sevilla: España 1- Francia 2. El partido se jugó en el Benito Villamarín, el gol de España lo marcó Abelardo y los de Francia el machote Luis Fernández y el ídolo y espejo en que se mira Gameiro: Papin.

Este partido se jugó el 12 de octubre de 1991 y desde entonces España creo que no ha vuelto a perder un partido en el día de la Hispanidad; es decir doble record fastidiado, con lo que queda demostrado su poderío como gafe.

Pero bueno, que a lo mejor es cosa mía y es un jugador digno y yo estoy siendo injusto, pero es que el primer odio, como el primer amor, nunca se puede olvidar

  Artículo cortesía de Jean Sol Partre