Buenas y
elegantes tardes,
Alfonso Pérez
Muñoz era uno de mis más claros objetivos para una próxima entrada de nuestra
mimada sección de involución capilar. Tenía el material, tenía la idea,
repasaría un poco su carrera, sus goles
con el Betis y la selección,
como fue pionero con el calzado de color con sus míticas botas
blancas o como se cambió de chaqueta un poco indignamente
al afirmar que era del “Barça
desde pequeño” mientras analizábamos profundamente como su
cabellera iba
degenerando. Lo tenía todo, estaba casi hecho, lo tocaba con
las manos, pero de repente todo se esfumó. Se me fue.
¿Qué? ¿Cómo ha
podido suceder? Pues muy fácil, por culpa de un poderoso enemigo de esta
sección, el cual ya dejé caer en
mi anterior entrega: Los injertos capilares, esas malditas operaciones
que evitan que la naturaleza siga su curso y brindé un otoño capilar a los
hombres de determinada edad, privándonos de unas cuantas risas al ver calvos
que se
resisten a serlo con una espectacular ingeniería (e incluso
fantasía) del peinado.
Juro por la
memoria de Kukleta
que las fotos que acompañan a esta entrada están rigurosamente ordenadas
cronológicamente. Pueden comprobarlo en twitter.
En la primera vemos a un dicharachero Alfonso posando en una presentación del
Betis, con su habitual aspecto juvenil y su muñeca llena de
pulseritas. Cierto es que se vislumbraba un poco de cartón,
pero nada que un buen y fuerte flequillo pudiera tapar sin demasiados
problemas.
Los años
pasaban, Alfonso se retiraba del balompié (es ley de vida) y se dedicaba a
otros menesteres empresariales, su aspecto ya no era el de un crío, pues se superan
las cuatro décadas de vida y el cabello empieza a perder su habitual buen
aspecto. Aunque siempre ha sido de dejarse el pelo largo, el flequillo escasea,
es una isla con unos árboles muy altos pero una isla al fin y al cabo.
Envejeces, no te das cuenta y cuando quieres evitarlo te encuentras tapando
calvas con cuatro pelos con un resultado comienza a ser espeluznante. Cosas de
la edad.
Alfonso no
estaba de acuerdo con que la naturaleza siguiera su curso, el hombre ha
evolucionado mucho y la tecnología (y la cirugía) te permite interrumpir el
paso de los años al menos visualmente, es por eso por lo que ni corto ni
perezoso se fue con otro ilustre pelado como su amigo Pepe
Gálvez y se sometió a un tratamiento de
recuperación capilar. Roma no se conquistó en un día y una buena melena
no se consigue en una operación, es por eso por lo que no le quedó más remedio
que permanecer durante unos días con un pelo como pintado digno de Action
Man.
Los días fueron
pasando y la operación daba sus frutos, comenzaban a salir pequeños y delicados
arbolillos que si todo iba bien crecerían y se convertirían en un frondoso
bosque. Había ciertas dudas, sobre todo en la parte occipital pero al cabo de
los meses ya ven, de la segunda a la quinta foto Alfonso ha rejuvenecido diez años
como por arte de magia, pero no solo eso, en su expresión se denota más
seguridad y sobre todo mucha más alegría. Los tímidos arbolillos se han
convertido en un desaliñado cabello como de madurito juvenil que me recuerda al
cantante
de los Hombres G y Alfonso es hoy un hombre plenamente feliz.
Alfonso se ha reinjertado en la sociedad.
2 comentarios:
Y no viene el otro día Iván Pérez al encuentro que se hizo en Vigo junto a otras estrellas (que sí lo eran) por las Isla Cíes para que sean Patrimonio de la Humanidad y hace un hattrick. ¿Te lo puedes creer?
No sabía que el futbolista Alfonso se había puesto un trasplante de pelo en Turquía, ¿a cuanto ascenciende este tratameinto?
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