José
Enrique Valerio Olivera tenía que estar maldiciendo su suerte aquel gélido 10
de diciembre del año 2000. Desde que había llegado al Betis la fortuna le era
esquiva una y otra vez de manera reiterada. En su primer partido como
verdiblanco allá por la pretemporada de 1997 no pudo completar el encuentro
debido a que llegó a tener cuarenta de fiebre y en su debut en partido oficial,
tan solo a los veinte segundos de salir al campo sustituyendo a Prats, que
había sido expulsado, Juninho
le clavó una falta en toda la escuadra. En enero del año siguiente se rompe
el peroné en un entrenamiento y cuando tras meses de esfuerzos consigue recuperarse
y contar con la confianza de Javi Clemente, míster por aquel entonces del
cuadro bético, se vuelve a lesionar en su primer partido. La sobrecogedora
imagen del portero llorando mientras se retiraba compungió
a San Mamés que le brindó una gran ovación para intentar animar al chaval.
Un año más tarde Lopera en uno de sus ataques de megalomanía abortó su fichaje
por el Real Madrid (¡Cómo iba el Madrid a ficharle un jugador al Betis aunque
fuera el portero suplente con el que Carlos
Timoteo Griguol no contaba ni siquiera en pretemporada!) que se había
interesado en su ex canterano como posible solución a la desconfianza que tanto
Bizarri como un Bodo Illgner en horas bajísimas transmitían al cuerpo técnico y
al público del Bernabeu. Por un efecto dominó el gran beneficiado de la decisión
de Lopera fue un tal Iker Casillas que
se hizo con el puesto de titular y desde entonces. Ante tan esquiva fortuna
Valerio solicitó cambiar su dorsal para dejar de ser el 13, pero la LFP no se
lo permitió al no existir tercer portero. Para terminar de rizar el rizo, el
hombre de los eternos pantalones de chándal había recibido un duro golpe moral
apenas veinte días antes cuando un mal despeje suyo
propició un gol del Nico
Olivera en el derbi sevillano. Definitivamente la suerte no estaba de su
lado.
Aquella
tarde de 10 de diciembre del año 2000 Valerio estaba un poco más animado pues
el Betis visitaba el Carlos Belmonte, que unos años atrás había sido su casa,
por lo que se reencontraría con viejos conocidos y amigos. Faltaban cuarenta
minutos para el comienzo de un interesante Albacete – Betis y Valerio ya sabía
que como venía siendo habitual iba a calentar banquillo así que aprovechó para charlar
con el utillero del cuadro manchego, gran amigo suyo. En un momento de la
conversación éste se acercó a saludar al árbitro y cuando volvió el portero
bético medio en serio medio en broma le dijo algo así como “Me cago en la puta, ¿vas a saludar a este
tío después de cómo nos jodió en aquella promoción?” ambos rieron relajados
de la broma sin saber que agazapado se encontraba cerca el delegado arbitral
que oyó las palabras y corrió a chivarse al colegiado de la contienda, Fidel Valle
Gil del Comité Extremeño, de que Valerio le había llamado “hijo de puta” y “valiente
cabrón” tomando la determinación
inmediata de expulsarle por insultos al dios supremo que dirigiría el partido.
Bueno, en realidad no lo expulsó sino que anuló su inscripción en el partido
por lo que Valerio no podría sentarse en el banquillo y tuvo que ver el partido
desde un anexo como vemos en la imagen de arriba. Al enterarse el portero
corrió a hablar con el árbitro para aclarar el malentendido pero éste se negó a
recibirlo. Un resignado Valerio solo alcanzó a declarar que “ya no me sorprende
nada de lo que me pase a mí en el Betis”.
El
partido acabó con empate a cero y por fortuna Prats pudo completar el partido
pero con la intranquilidad que le suponía el saber que si le pasaba algo no
tendría sustituto de garantías. Mientras tanto Valerio no paraba de darle
vueltas a su fatalidad y su mala estrella, no solo por lo absurdo de la
situación, sino porque para colmo el siguiente partido del Betis iba a ser en
Copa contra el Jaén y el técnico lo había confirmado como titular pero por
culpa de su extraña expulsión se enfrentaba a una sanción que podía oscilar
entre dos y cuatro partidos lo que le impediría defender la meta bética en el
compromiso copero.
El
Betis lógicamente recurrió la polémica decisión arbitral y no solo con el
argumento de que se trataba de una
conversación de índole privada la cual ni siquiera había sido escuchada por el
árbitro sino por su delegado, que no tiene competencia alguna para sancionar,
sino que también consideró que el colegiado se extralimitó en sus funciones
impidiendo la inscripción de un jugador ya que esto solo lo puede hacer un
comité y sus funciones como juez comienzan una vez empezado el partido y en
momentos previos tan solo puede dar parte a la autoridad competente. De hecho
en el apartado de “expulsiones” del acta no figuraba Valerio.
El
Comité de Competición ante lo insólito del caso así como de la falta de
precedentes y la inexistencia de sanción por “exclusión” aplazó su decisión una
semana y el portero catalán pudo jugar
la Copa ante el Jaén (que acabó eliminando al Betis en la prórroga por un penalti
realizado por el propio guardameta que fue muy pero que muy discutido) y
finalmente archivó el “caso Valerio” haciendo suyos los argumentos de la
asesoría jurídica bética. El Betis por su parte sintiéndose claramente
perjudicado solicitó públicamente sanción para el árbitro por extralimitación
de sus funciones sin que su petición tuviera más recorrido.
Y
es que lo que no le pase al Betis (y a Valerio)…
6 comentarios:
Vaya historia.No la conocía pero es una muestra perfecta de la malísima suerte que tuvo este jugador en el Betis.La verdad es que ser portero y calvo no parece trer muy buena suerte en Sevilla (Valerio,Monchi,Rabadja...)
Por cierto:¿en serio estuvo el Madrid a punto de fichar a Valerio?
Y tan en serio!! Valerio fue el portero del Madrid B y digamos que la operación fue parecida a la que llevó a Diego López desde Sevilla a Madrid. No se confiaba en Bizarri, Illgner estaba para el arrastre y se necesitaba a un portero, así que pusieron los ojos en Valerio (rebusque por las hemerotecas) pero Lopera se negó en banda como si tuviera al mismísimo Yashin en plantilla (y eso que Griguol no le daba minutos ¡¡ni en pretemporada!!) así que finalmente la operación se fue al traste y se confió en el portero del juvenil que venía pujando fuerte, un tal Iker Casillas...
Ahí te dejo un enlace donde puedes leer sobre el interés madridista en diciembre del 99 (un año antes de la anécdota que contamos en la entrada)
http://hemeroteca.abcdesevilla.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1999/12/12/122.html
Ya me he puesto ha rebuscar y he encontrado algún enlace más del "affair" Valerio- Real Madrid. El primero tiene toda la chicha con unas declaraciones desgarradoras del pobre Valerio: "yo pinto aquí poquísimo" xDD
http://hemeroteca.abcdesevilla.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1999/12/14/104.html
http://hemeroteca.abcdesevilla.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1999/12/15/104.html
Pobresito
Yo si fuera calvo me dedicaría a ser linier, nunca portero
Lopera es que era un genio de los fichajes vamos... Recuerdo que llegó a rechazar a Bierhoff después de que el propio Berlusconi se lo ofreciera, prefieriendo fichar a Ikpeba...un visionario, vamos.
Tengo una camiseta de Valerio con el 13, original, una joya , gran artículo enhorabuena
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