El 25 de mayo
de 1975 la tranquila localidad de Los Palacios amaneció más alterada de lo
habitual. El sol en el cielo llamando estaba a sus moradores que salieron a la
calle para comenzar la lucha diaria en la ciudad cuando un grito desgarrador
heló la sangre de sus habitantes. De repente una voz femenina rompió el silencio
reinante anunciando a los cuatro vientos “¡¡Ya está en el mundo Joaquinito, y
menudo bicho!!”. Resultó que el grito que había roto la placida mañana
palaciega provenía de la Sra. Rincón, que había dado a luz a su esperado
vástago pero éste venía más grande de lo normal y claro, la pobre mujer tuvo
problemas para sacarlo de dentro.
El chiquillo
crecía a pasos agigantados y el equipo de baloncesto local ya se relamía
imaginando el nuevo pivot en ciernes pero al niño lo de botar la pelota no se
le daba del todo bien y prefería darle patadas, así que comenzó a jugar al
fútbol. Con tan solo 16 años el entrenador del UD Los Palacios intuyendo que su
vigor, su robustez y su
excelente en el juego aéreo podrían serle útiles le hizo debutar en tercera y
fue en los campos de arena de la categoría de bronce donde aprendió a batirse
en cobre con experimentados delanteros que venían de vuelta en esto del fútbol.
Su precocidad llama la atención del Sevilla y el Betis, sin embargo los seis
millones de pesetas que el entonces presidente del club palaciego pedía para
desprenderse de su estrella fueron un muro infranqueable para que el chico no
acabara en ninguno de los dos equipos grandes de la ciudad que veían demasiado
arriesgado pagar una cantidad tan alta (eran otros tiempos) por un juvenil.
Un
Recreativo de Hueva medio moribundo y en 2ªB sí asumió esos riesgos y con 18
años Bornes pasa a ser el central titular del equipo onubense el cual encontró
en el espigado defensa un talismán, pues a partir de aquella temporada las cosas
empezaron a ir bastante mejor y tras cuatro temporadas en el club y de la mano
de Joaquín Caparrós consiguieron el ansiado ascenso a segunda. Bornes se
convirtió en una de las revelaciones al año siguiente en la categoría de plata
lo que llevó a Lopera (siempre atento a las pujantes promesas de los equipos
cercanos) a pagar la clausula estipulada de 30 millones por el palaciego convencido
de que en él tendría a un central de futuro.
Carlos
Timoteo Griguol confió igualmente en su nuevo pupilo otorgándole la
titularidad pero sus dudosas actuaciones y sus continuas lesiones no le
permitieron asentarse como el Kaiser defensivo
que necesitaba el Betis. Algunos aficionados desesperados comenzaron a
calificarlo de “central transparente” (para el recuerdo quedará aquella jugada
en la que en el descuento de un Betis - Numancia, con 1-1 en el marcador,
intentó hacer un control demasiado difícil para él, le dejó la pelota a Perico
Ojeda, reculó y reculó, hasta que desde la frontal, el argentino clavó el 1-2 a
favor de los sorianos) además los malos resultados de los verdiblancos durante
toda la segunda vuelta no daban pie a renovar la confianza a quien no rindiera
al 200% por lo que Bornes fue perdiendo su sitio poco a poco en una temporada
para el olvido que acabó con el descenso a segunda.
Las
bajas de Vidakovic y Crosa hacían presagiar que en segunda división Bornes
impondría su ley en el centro de la defensa bética pero entre lesiones y el
buen rendimiento de sus compañeros no fue hasta la jornada 17 hasta que Fernando
Vázquez le dio la camiseta de titular. No le duró mucho pues una nueva
lesión le hizo salir de nuevo del once titular y cuando se recuperó había perdido
definitivamente su sitio. El Betis regresó a primera pero Bornes no volvería
con los verdiblancos a la máxima categoría pues no era del gusto de Juande
Ramos y Lopera “no puso impedimentos” para que el gigantón
palaciego volviera al Recreativo siempre y cuando firmara el clásico contrato en el que el otrora mandamás bético nunca
pierde (al igual que a Joaquín
con el Albacete, amenazó con mandarlo al Melilla si no lo firmaba).
Con
los onubenses Bornes consiguió un nuevo ascenso aunque sin el éxito personal de
antaño pues apenas disputa una decena de partidos en toda la temporada por lo
que tampoco el Recre confia en él al año siguiente como central de garantías
para primera, así que lo traspasa al Elche donde no le fueron mucho mejor las
cosas. Sin la confianza de Julián Rubio apenas juega tres partidos, siendo
además descartado por el ex preparador sevillista a mitad de temporada lo cual
causó gran frustración en el bueno de Joaquín lo que propició su salida del
club hacia el Raith Rovers de la siempre competitiva segunda división escocesa.
Tras un año disfrutando de la verde campiña escocesa y con el aplomo de un
veterano curtido en mil batallas, Bornes volvió a España, concretamente a la
Ponferradina, club en el que se mantiene cinco temporadas siendo el capitán que
llevó a los de León por primera vez en su historia a segunda división.
A los 34 años decidió que era hora de ejercer su profesión cerca de casa por lo que
aceptó la oferta del Jerez Industrial ofreciendo su veteranía y oficio como sus mejores activos, pero
la mala gestión de Ricardo
García (en uno de los dos equipos de Jerez que ha llevado a la ruina) le
enseñó la cara más amarga del fútbol y tras ocho meses sin cobrar y asqueado
por la caótica situación del club decidió colgar las botas definitivamente.
Tras
dejar atrás su periplo como futbolista, Joaquín Bornes se ha reciclado
profesionalmente y como muchos españoles ha tenido que pluriemplearse para
llevar el jornal a su casa, actuando como entrenador (UD Los Palacios, cantera
del Betis) y como político pues fue portavoz
del PSOE en el Ayuntamiento de Los Palacios, cargo que no ha podido
revalidar tras las recientes elecciones a pesar de los
esfuerzos realizados en campaña.
1 comentario:
la confianza y que tal vez el Betis le venía grande empaño la trayectoria de un jugador más que aceptable para el rendimiento que dio en Huelva
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