FERNANDO VÁZQUEZ PENA

Quién nos iba a decir a principio de liga que el hombre de moda en primera división a estas alturas  iba a ser Fernando Vázquez, aquel entrenador gallego que correteaba por la banda celebrando los éxitos del Compostela de los Fabiano, Tato Abadía, Paco Llorente, Fernando Peralta, Ohen o Festus Agu. Pues si y parece increíble porque hacía mucho tiempo que no sabíamos de él, desde que fue despedido del Celta hace seis años concretamente, pero la vida de uno de los vecinos más ilustres de Castrofeito ha dado un vuelco de 180º en los últimos meses gracias a una milagrosa resurrección de un Deportivo de la Coruña que parecía desahuciado hace escasos meses y que hoy tiene la salvación en su mano, y es que Fernando Vázquez y el fútbol gallego parece que se entienden bien.

Amplio conocedor del juego que se desarrolla en Galicia comenzó entrenando al Lalín, al Ferrol y al Lugo antes de darse a conocer con el Compostela,  que se arriesgó dándole la oportunidad a un (por aquel entonces) desconocido entrenador de la tierra en la máxima categoría. No le salió mal la apuesta ya que nada más llegar su equipo sorprendió a propios y extraños llegando a quedar subcampeón de invierno. Durante dos temporadas quedaron más que dignamente clasificados, pero una irregular tercera campaña y tiranteces con Caneda llevaron al polémico dirigente a destituirle, sin que sirviera para que el equipo gallego reaccionara y evitara el descenso después de una dramática promoción contra el Villarreal.

No tardó mucho en volver a entrenar ya que Oviedo y Mallorca (en el cual asentó en el equipo a hombres como Eto’o o Tristán y dio a Güiza su primera oportunidad en primera) llamaron a su puerta las dos siguientes temporadas, justo antes de que Lopera decidiera que él sería el hombre perfecto para devolver al Betis a primera división en la temporada 2000/01 con una plantilla llena de amigos de esta casa como Benjamín, Bornes, Denilson, Solozabal, César el-de-la-jesulina, Fabao  o el Chirola Romero (incluso tiene el honor de haber sido el único entrenador que ha tenido a sus órdenes en España a Ivonaldo. Si, el protagonista del último de libro de Pepe Mel) pero a pesar de eso supo dirigir bien los mimbres con los que contaba, además de darle galones a jóvenes canteranos con descaro como Joaquín, Capi o Arzu, por lo que el Betis venía haciendo una buena campaña y estaba situado en puestos de ascenso, con unos compañeros de viaje tan duros como el Sevilla, el Atlético de Madrid o el Tenerife.

Una mala racha de cinco derrotas consecutivas y un Lopera algo molesto con el entrenador gallego ante la insistencia de contar con más refuerzos (que provocó una de las respuestas más gloriosas de la amplia historia de respuestas loperianas: “¿Para qué quiere refuerzos si luego no los utiliza? ¿Sabéis dónde Torres Mestre? Tomando café”) hicieron que el director deportivo, “Pepe” Hadzibegic, recomendara su cese y trejemanejara para que su sustituto fuera el “Lobo” Carrasco. Lopera aceptó la primera de sus peticiones, pero dijo que al Lobo se lo podía meter por el culo (bueno, en realidad literalmente lo que le dijo fue que “al Betis no va a venir a entrenar Chiquito de la Calzada”) y puso en el puesto a Luis del Sol, que aceptó la papeleta y finalmente la solventó con acierto pues el Betis regresó a primera, pero Lopera se dio cuenta que a lo mejor las recomendaciones del balcánico no habían sido las mejores (acabó echándolo) y que quizás fue injusto con Fernando Vázquez, que sin hacer un mal papel, tan solo duró 29 jornadas como entrenador verdiblanco.

Fernando continuó su carrera profesional pero la fortuna no le acompañaba pues los tres siguientes equipos en los que entrenó (UD Las Palmas, Rayo Vallecano y Valladolid) acabaron descendiendo a segunda, por lo que decidió que tal vez había llegado el momento de apagar esa morriña infinita que tenía del permanente cielo gris de su tierra y volver al hogar, aceptando una oferta del Celta al que ascendió y donde se mantuvo tres temporadas hasta que fue cesado en (otra vez) la fatídica jornada 29. El Celta acabó descendiendo y desde entonces Fernando Vázquez no había vuelto a entrenar. Sonó para dirigir al Betis en un par de ocasiones, pero finalmente ha sido otro equipo de su tierra, el Deportivo de la Coruña, el que ha vuelto a confiar en él y con extraordinarios resultados hasta hoy, pero que no se confíen los deportivistas (y no es por ser aguafiestas) porque el gafe está ahí…

Hoy vuelve al Benito Villamarín, en el bando contrario y frente a Rubén Castro, otro de sus pupilos al que hizo debutar en primera en su época en Las Palmas. Veremos cómo culmina tanto reencuentro.