LEANDRO DANIEL SOMOZA

Los aficionados al fútbol somos cabezones por naturaleza. Cuando nuestro equipo ficha un pelotero que nos ha gustado en otro equipo nos ilusionamos, le damos la vara a nuestros colegas diciendo que es un crack, que supone un salto de calidad, y si cuando empieza la Liga no da ni una le ponemos mil excusas. Que si el entrenador, que si el sistema, que si lesiones que ni ha tenido (leí a un forero una vez que Denilson no triunfó en el Betis por las lesiones, teniendo en cuenta que siempre jugó más de 30 partidos en cada temporada me gustaría saber qué lesiones son ésas), que si la abuela fuma…Lo normal es que acabemos claudicando pero siempre habrá algún irreductible que cuando el jugador ya se haya marchado siga confiando en él, sobre todo si luego rinde en otro equipo, y una vez desprovisto de cualquier excusa que justifique el fracaso, diga para justificar el papelón aquello tan socorrido y ambiguo de “no se adaptó”.

¿Leandro Somoza no se adaptó al Betis y a Sevilla? Bueno, basándome en su experiencia previa en Villarreal podríamos decir que no tenía nivel para jugar en España, pero yo puedo afirmar tajantemente, sin querer justificar por ello su mal paso por el equipo heliopolitano, que Somoza no se adaptó al estilo de vida sevillano, y es que fui testigo de primera mano de un hecho que lo corrobora.

Era el Viernes Santo de 2008 por la tarde. Yo vestía la túnica de El Cachorro y estaba a punto de entrar a la Catedral, tratando de no perderme ningún detalle porque a saber cuándo sería la próxima vez que mi Hermandad llegaría tan lejos en la estación de penitencia, cuando escuché a la típica señora mayor quejándose amargamente. “Que me ha pisao”, “Vete de aquí home”, “Sinvergüensa”, “La juventú no tiene educación” y demás frases estándar de señora mayor salían de boca de la mujer. Al volverme a ver a quién iban dirigidos dichos improperios pude ver como se encaraba con la señora Leandro Somoza, acompañado éste de su pareja. El mediocentro argentino, con mala cara, se alejó de la escena del suceso, leyéndosele en el rostro “paso de todo este rollo”, y yo grabé la escena en mi memoria para escribirla algún día en un blog dándole una trascendencia que no tenía. Y es que es la prueba clara de que Somoza no se adaptó a Sevilla, no era capaz de manejarse en una bulla en Semana Santa ni de evitar un intercambio de pareceres con una vieja chocha. Alguien que no es capaz de hacer eso no tiene sitio en la ciudad.

Y es una pena, porque Somoza en sus inicios no pintaba mal. Nacido el 26 de Enero de 1981 en Buenos Aires, emergió de la cantera de Vélez Sarsfield para hacer su debut en el primer equipo en 2001. Durante cinco años fue indiscutible e incluso llegó a ponerse la camiseta de la selección de Argentina. De esta guisa en 2006 el Villarreal lo fichaba por 4 millones de euros.

Y ya de salida empezaron los problemas para adaptarse a España. Cuando le preguntaron de qué jugaba dijo que era el típico cinco, y claro, aquí de toda la vida el cuatro y el cinco son los centrales, que salvo excepciones son tuercebotas y leñeros. Él aclaraba que no era así, que él era “un sinco argentino” que quiere decir que la toca mucho, que da pasecitos en corto facilotes y normalmente en horizontal y que se le presupone una técnica por encima del común de los mortales. El prototipo aquí en Sevilla sería Almeyda.

En el Villarreal no se hace con un puesto de titular porque Senna y Josico le cierran el paso. Para colmo al final de la temporada se lleva un palo enorme. El Villarreal acaba segundo tras ser el mejor equipo de la segunda vuelta y él le pregunta entusiasmado a sus compañeros “Ché, y la copa, ¿cuándo nos la dan?”. Sus compañeros le miran extrañados y le preguntan que a qué copa se refiere y él aclara que en 2005 Vélez Sarsfield fue el mejor equipo de la segunda vuelta del campeonato argentino y les proclamaron campeones del Clausura. Es entonces cuando le dicen que eso es una milonga, que es 2007 y España es aún una liga seria, que hasta un equipo que no es ni Real Madrid ni Barcelona queda de los dos primeros, y que las copas están muy caras para irlas regalando porque sí, que si eso fuera así el Jaén habría sido campeón del Clausura 1954 yéndose a Segunda y eso no es serio.

Somoza cada vez está más extrañado con España, y tras esta decepción acepta una cesión al Betis, ya que le dicen que la gente del sur es más parecida en carácter a los sudamericanos, que la gente es muy abierta, que habla mucho y que hay un montón de cantamañanas que se enrollan mucho con frases muy elaboradas para no decir nada interesante durante tres páginas mientras hablan de un futbolista argentino que jugó un año en su equipo.

La verdad es que la casualidad también le jugó una mala pasada. Él estaba acostumbrado en Argentina a fotografiarse con bellas mujeres en fotos que hacían pensar. En el avión que le traía ya se vio sorprendido por una aficionada bética de otro perfil, y cuando llegó al estadio la cosa no mejoró. Ya estaba a disgusto en la ciudad, y es que quizá si se hubiera encontrado con otro perfil de aficionadas pues la cosa habría sido diferente. Y yo puedo permitirme hacer este tipo de bromas porque soy bello, que me lo ha dicho mi abuela y ella no tiene por qué mentirme, que luego me acaricie con un palo es irrelevante.

Apodado “Dulce de leche” Somoza en Radio Betis por el ínclito Iván Larriba, su paso por el Betis fue mediocre. Y es que vamos a ver, si a un tío le apodan “El Tigre”, “La Cobra” o “El Matarreyes” impone y los rivales le miran con respeto, pero a uno que le llaman “Dulce de leche” pues se cachondean de él. ¿Qué va a hacer? Salvo que sean diabéticos, claro…

Somoza en el Betis juega 15 partidos, 10 como titular, y visto su rendimiento no se hace efectiva su opción de compra. El Villarreal tampoco le quiere y lo empaqueta de vuelta a Vélez Sarsfield y él llega echando pestes de nuestra tierra que no le gustó nada: “Pues no que en vez de haser un asado los andaluses ponen el filete en un bocadisho, le ponen tomate, lechuga, pimiento y una salsa extraña que shaman ali oli y se lo comen…qué asco. Ni loco lo pruebo”.

En Argentina, ya feliz y adaptado, recupera su nivel de antaño. Tras dos buenas temporadas en Vélez firma nada más y nada menos que por Boca Juniors, ganando dos Ligas (o medias ligas de ésas que tienen allí) y una Copa Argentina con gran protagonismo. El chico se convierte en ídolo, y es que sólo los ídolos tienen fakes en twitter, no uno sino dos, aunque el segundo llegó a engañarme al poner en su biografía que “hay cosas más importantes que dar un buen pase”, filosofía que el auténtico Somoza demostró seguir a rajatabla en su etapa verdiblanca. Para acabar este repaso a su presencia en las redes sociales diremos que se le aprecia tanto en La Bombonera que se abrió un grupo de Facebook llamado “Yo te banco Leandro Somoza”, que apostaba contra viento y marea cuando se abrió, en Agosto de 2012, que llegarían a los 1000 seguidores. Actualmente tienen 617. Sigue siendo casi el doble que nuestro blog, así que no debería decir nada más.

Este verano dejó Boca para firmar con Lanús, con tan poca expectación al parecer que se hacía las fotos él mismo. Vamos, que ni la presentación de Miguel Lopes. Aquí podemos leer sus impresiones en su llegada al equipo granate. Mi frase favorita es “si jugamos con doble cinco también están el Marciano, el Pulpito y Víctor”. El tal Víctor es tan triste que no tiene ni apodo, aunque lo de doble pivote con un marciano y un pulpito me gusta, me suena a peli Disney, a “La bruja novata”.

Ésa es la historia de Leandro Somoza a día de hoy. Feliz en su tierra una vez que se encontró lejos de la Giralda, la Feria, los serranitos, la Semana Santa, el colussokukletismo, las canciones de Silvio o la Cruzcampo…lo que aquí decimos un tío raro.