sábado, 29 de noviembre de 2014

MANUEL ORTEGA MOMPARLET

Recio macho alfa venido a la luz en Sevilla un 18 de noviembre de hace 48 años. Los nenes suelen nacer con una mata de pelo en la cabeza que tiende a caerse con el paso de los días, pero éste no era el caso del vigoroso Manolo Momparlet que nació directamente con pelo en el pecho y su matorral no hacía más que desarrollarse por todo el cuerpo de tal manera que su madre tuvo que afeitarle la barba en su tercer día en el mundo y apenas se gastó dinero en pijamas en los primeros meses de vida pues el niño tenía un sistema de autoabrigo digno de estudio de los prestigiosos.

De gran torrente de voz, de joven era aficionado al buen cante por rumbas y canciones melódicas llenas de sentimiento con las que amenizaba a su cuadrilla siempre acompañado de un buen potaje de garbanzos que degustaban con ganas mientras escuchaban aquella maravilla vocal de la naturaleza pero cuando de verdad se paraba el tiempo era cada 24 de diciembre en la Misa del Gallo cuando Momparlet se arrancaba por villancicos en clave de bulerías y fandangos que hacían llorar hasta a los mismísimos miembros de la familia Montoya y que sin duda fueron influencia profunda en ese disco imprescindible del cante navideño que es “De Utrera a Belén”. Aquí tenemos un excepcional y exclusivo documento que acredita que no exageramos ni un pelo.

Sin embargo su futuro no estaría ligado al de Bertín Osborne o José Manuel Soto, pues además de unas cuerdas vocales fuera de lo común, Momparlet poseía unas cualidades deportivas privilegiadas lo que le llevaron a desarrollarlas a través del balompié ya que por aquel entonces alguien con una pinta tan rural como la suya podía dedicarse a este noble deporte como profesional sin ningún tipo de complejos. Lógicamente su imponente aspecto tenía más juego en el centro de la defensa que en cualquier otra parte del campo. Sobrio, cumplidor y poco amigo de las estridencias, su propia presencia hacía temblar a los delanteros rivales por lo que no le fue difícil entrar en las categorías inferiores del Real Betis Balompié e ir progresando paso a paso. Tras una breve pero refrescante estancia en el PD Santa Eulalia llegó al filial verdiblanco en el que se asienta con pasmosa facilidad destacando incluso en la faceta goleadora pues en su primera temporada en el filial fueron diez los goles que llegó a anotar, cifra que redujo a la mitad en su segunda temporada pero que no dejan de ser altas para un defensa.

Nadie dudaba que su destino estaba en el primer equipo, sin embargo ni Mortimore, ni Buenaventura, ni Ríos, ni Cayetano Ré tuvieron a bien darle una oportunidad y a pesar de la mala marcha del equipo (que acabó descendiendo) prefirieron tirar con los Hierro, Job y compañía antes que confiar en el guardián de la zaga filial. Momparlet nunca llegó a debutar con el Betis en partido oficial aunque sin embargo sí llegó a salir en los cromos a causa de que Melenas causó baja pues fue cedido al Huelva como bien recordaba su propia estampita, lo que a nuestro juicio viene a ser como casi debutar o incluso mejor pues habrá niños de la época que siempre lo recordarán con la elástica verdiblanca por este motivo. ¿O cómo se piensan si no que un portero como Pedro llegó a estas páginas?

El descenso y la falta de oportunidades le hicieron replantearse su futuro cambiando de equipo aunque no de colores pues fue el Córdoba CF quien le brindó toda su confianza. Dos campañas en la ciudad califal y otra más en el Atlético Marbella (todas en 2ªB) le fueron suficientes para convencer a todo un club de primera división como el Rayo Vallecano de que Momparlet era su hombre para apuntalar la zaga. En Vallecas no jugó mucho pero rápidamente se convirtió en un referente para la afición que le aclamaba con la ya mítica e imperecedera pancarta que los aficionados sacaban en cada partido y que rezaba aquello de “MOMPARLE MOZTRUO”.

A pesar de que contaba con el cariño de la grada, los entrenadores del equipo incomprensiblemente no acababan de depositar toda su confianza en él, motivo por el cual nuestro protagonista tomó la acertada decisión de aceptar la oferta de un pujante CP Mérida, por aquel entonces en segunda división y que consiguió un histórico ascenso a Primera de la mano de Sergio Kresic. Fueron años de ascensos y descensos en los que Mérida, con el recordado presidente José Fouto a la cabeza, se puso en el mapa futbolístico nacional por medio de un equipo capitaneado por nuestro protagonista que contaba en sus filas en con viejos conocidos de la ciudad como Paco Leal, los expeditivos Salguero (que lucía un ridículo bigotillo) y Loren en defensa; la dinamita de Correa y la brega de Antonio Reyes en el medio campo o el pundonor y ánimos que desde el banquillo transmitía el ex bético Monreal. 

Pieza básica no solo en el terreno de juego, sino también en el vestuario, Momparlet sufrió una desgraciada lesión de tibia que le acabó retirando del fútbol en 1999 y casualidad o no su retirada coincidió con el fin de la época dorada del fútbol extremeño y con la definitiva desaparición del CP Mérida que asfixiado por las deudas tuvo que refundarse tan solo un par de años después de que su gran capitán colgara las botas para desarrollar otro tipo de labores en los despachos del club.

Lopera, siempre atento a este tipo de descomposiciones institucionales, no desaprovechó la oportunidad y pescó a Momparlet en 2003 al que convirtió en su hombre fuerte en la parcela deportiva, sin embargo su nueva etapa en el Betis no fue todo lo exitosa que cabría desear y a pesar de que coincidió con los años en los que el Betis llegó a la Champions y ganó la Copa (aunque bien es cierto que precisamente esa temporada la secretaría técnica estuvo comandada por Serra Ferrer y Stosic) los aficionados de no guardan muy buen recuerdo en su labor como descubridor de nuevos talentos, opinión con la que estamos en absoluto desacuerdo en esta casa pues gracias a él hemos podido disfrutar en nuestras páginas de artistas del balompié como Tote, Contreras, Somoza, Babic, Vogel, Odonkor, Pancraté, Sobis, Pavone o  Sunny por citar tan solo algunos. ¿Seguís creyendo que no debéis agradecer nada a Momparlet? ¿De qué os creéis que vivimos nosotros? (aunque ejemplos como el de Jaime Pérez -que declaró que a su vuelta al Betis tras la cesión Momparlet no sabía ni de su existencia- no ayuden a defenderlo)

La llegada de Luis Oliver acabó con el despido del otrora canterano lo que derivó en un feo asunto de demandas judiciales de las que desconocemos su resultado. Lo que sí conocemos es como Momparlet no se vino abajo tras este varapalo y en vez de desesperarse por engrosar la cola del paro miró al futuro con optimismo y alegría, vio que se le abría una nueva etapa en su vida y se formó en una nueva y apasionante profesión como es la de topógrafo, pasando del césped a los obra para intentar conformar lo que la dirección deportiva no le dejó: Una obra de imperecedero recuerdo como la Torre Pelli.

4 comentarios:

Jose MME dijo...

Habría que hacer un premio anual tipo Príncipe de Asturias, el Colussokukletín Dorado, el Nobel del colussokukletismo, para honrar como se merecen a hombres como Mompi que tanto han hecho por esta bitácora.

Alfonsobis dijo...

Joder, me consta que Momparlet en alguna época jugó en el Betis, pero no sabía que ni siquiera llegara a debutar, y mucho menos que acabara dejando el mundo del fútbol para meterse en un proyecto tan ostentoso como el de la Torre Pelli... De estas cosas solo nos podíamos enterar gracias a vosotros, sois unos cracks!

Dani dijo...

La pancarta de "Momparle moztruo" está al nivel de aquella de La Rosaleda de "Catanha harno la gaviota" #Verídico

Niko dijo...

¡Qué mítico aquel Mérida de mediados de los 90!Con Loren,Leal,Correa,Sinval o Marcos Martín,que se fue del Sevilla a Mérida.
Momparlet desde luego hizo más méritos como director deportivo que como jugador para salir aquí,siendo un buen representante de rudo y varonil.
Por cierto,habéis nombrado a Correa,jugador del Sevilla en la 98-99 y al que aún no hemos visto por aquí,habiendo hecho méritos de sobra para hacerlo...