LOS OTROS DERBIS

Derbis.

He visto en derbis cosas que no creeríais. Atacar a un guardia jurado con una muleta más allá del foso. He visto un árbitro que no sabía distinguir camisetas, cerca de la puerta de cristales. He visto un 22-0 que cada lado explica según le conviene. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia…

…o no, porque aquí en este blog sabéis que tenemos la costumbre de resucitar cosas de las que no se acuerda ni el Tato, que debía ser un tío con mucha memoria para que se le mencione tanto.

Al grano, en esta semana antes del duelo que enfrenta a Betis y Sevilla he querido recordar otros derbis anteriores, pero como soy un rebuscado, me he ido a esos derbis de los que nadie se acuerda, los partidos no oficiales, que los ha habido, desde tiempos inmemoriales, y es que ya en los años veinte nos encontrábamos con que el Sevilla invitaba al Betis a jugar un trofeo en homenaje a su futbolista fallecido Spencer y a inaugurar el estadio de Nervión (doble victoria bética por 1-2).

Ya en tiempos más recientes, 1972, surgió el Trofeo Ciudad de Sevilla. Los dos equipos sevillanos jugaban contra dos equipos extranjeros, cada uno en su estadio, y como el típico trofeo cuadrangular de los que ya no hay porque la gente se va a China a hacer caja, los ganadores jugaban la final, que se disputaba alternativamente un año en cada estadio, y los perdedores el partido por la medalla de bronce, que queda mucho más bonito de decir que el partido de consolación.

El Trofeo gustaba mucho porque, en un tiempo donde nadie ganaba títulos aquí, el derbi era el partido del año, y encontrarte en pleno verano con uno de estos partidos a la gente le molaba, así que se veían hasta llenos en los estadios, cosa que hoy día parece imposible en un trofeo de estas características.

El Trofeo disputó su última edición en 1981, con triunfo del West Bromwich Albion inglés, y un cómputo global de cuatro trofeos para cada equipo sevillano.

En 1992 (qué de cosas pasaron en el noventaidó, por Dios), con la Exposición Universal de por medio se quiso recuperar el Trofeo, en un extraño formato con seis equipos que sólo valió para ver un golazo de Simeone al Atlético desde el centro del campo, y para que un Betis de Segunda con D´Alessandro de entrenador y EL GRAN KUKLETA en el césped eliminara al Barcelona campeón de Europa. Los béticos por cierto se ilusionaron mucho con este éxito que acabaría precediendo a la peor temporada clasificatoriamente hablando del Betis en los últimos treinta y cinco años más o menos. Aquel trofeo se lo llevó el Oporto al vencer por 0-2 al Betis en el Pizjuán.

Al año siguiente se llevó el trofeo el Stuttgart al vencer por 2-3 al Sevilla. Aquel año se volvió al formato cuadrangular, para que en 1994 se jugara la última edición del trofeo que vivió en su final en Villamarín el último de sus derbis, que acabó con victoria sevillista por 1-2. Fue un desastre organizativamente hablando y no se volvió a jugar.

Aquel fue el año de los derbis raros porque también hubo uno en el Pizjuán para ayudar a un chiquillo llamado Ian Reina, enfermo de leucemia, a recaudar dinero para ir a Houston a tratarse (si es que cuando queremos somos buena gente y todo). El Betis venció aquel día 1-2.

No fue un derbi pero fue llamativo el Partido contra la Droga de aquella Navidad. Betis y Sevilla se unieron llevando una espantosa camiseta con cada escudo en un lado del pecho para enfrentarse a un combinado de estrellas de la Liga. El partido acabó 3-3 y fue un fiestón por una buena causa. Incluso en los partidos de famosetes previos pudimos ver algo tan memorable y épico como a Lopera y Cuervas vestidos de corto en una pachanguita. Luego estos partidos los pasaron a jugar los suplentes de los equipos y hoy día ni se juega, ya que fue sustituido por los partidos de las selecciones autonómicas, lo que demuestra una vez más que el politiqueo, en este caso nacionalista, puede más que las buenas intenciones.

En esta investigación y derroche de memoria en que me hallo encontré un derbi que se lleva la palma al más friki de todos los tiempos. Acababa de empezar la temporada 2001-02. El Olímpico de La Cartuja está triste y abandonado. Necesita cariño y el Ayuntamiento piensa que es posible usarlo para reflotar el fallecido Trofeo Ciudad de Sevilla.

Tras unas arduas negociaciones se decide que el I Trofeo Estadio Olímpico se disputará en una sola noche, mediante el extravagante formato de 3 en 1, con los dos equipos sevillanos presentes y el Athletic de Bilbao como invitado a la fiesta.

En el primer minipartido Sevilla y Athletic empataron sin goles. En el segundo el Betis venció al equipo vasco por 1-0 con gol del debutante Joao Tomás (algún día en su blog favorito). Para plato final se dejaba el microderbi, que se confirmaba como el más extravagante de la historia del fútbol sevillano. Era la primera vez que ambos equipos jugaban en La Cartuja (no la primera vez que se enfrentaban en campo neutral porque algún desempate jugaron así en la Copa de Andalucía en los años de la polka).  Era la primera vez que iban a jugar un partido de sólo 45 minutos. Y muy curioso fue que, como ninguno era local, debe ser la única vez en la historia que ambos equipos se enfrentaron llevando sus respectivas segundas equipaciones (eso haría feliz a Teixeira Vitienes, un hombre que confunde a su mujer con la mesa camilla cuando ésta se pone el abrigo).

El Sevilla dominó, ya que era el que tenía que marcar si quería llevarse el insigne trofeo. El Betis defendió bien, no hubo goles, nadie salió llorando y el trofeo se fue para el Villamarín donde suponemos estará calzando la pata de una mesa o algo similar. Al año siguiente el Ayuntamiento intentó repetir maniobra pero el Betis no quiso y el Sevilla acabó jugando (e imponiéndose) contra el Real Madrid y el Atlético de Madrid.

Así que ya veis, no todo ha sido Liga, Copa del Rey y Copa de Andalucía. Hemos homenajeado a jugadores fallecidos, inaugurado estadios, salvado la vida a un niño, juntado dinero para la droga (para ayudar a los drogadictos me refiero, mamones) y dado uso al estadio más desaprovechado del planeta. 

Estas son las pequeñas cosas que nos hacen un poco menos pequeños.