INVOLUCIÓN CAPILAR: GABI CALDERÓN

Buenas y elegantes tardes.

Lo primero es disculparme ante nuestros exquisitos lectores y seguidores de esta sección por la dejadez en la que tengo sumida las peripecias capilares de algunos de los más ilustres jugadores del fútbol sevillano pero esta sección ha encontrado un poderoso enemigo contra el que poco podemos hacer: los injertos capilares. Si amigos, si. La moda de ponerse una rata en la cabeza causa estragos entre los adinerados hombres del fútbol lo cual complica encontrar quien merezca la honrosa pertenencia al club de la involución capilar. No quiero excusarme en ello pues aun hay ilustres calvas que sacar a la luz capaces de brillar por si solas y eso es lo que vamos a hacer hoy con la de Gabriel Humberto Calderón.

Calderón comenzó su carrera en diversos equipos argentinos como El Porvenir, Rácing de Avellaneda, Lanús o Independiente, clubes donde  además de una exquisita clase como extremo y como preciso experto lanzador de faltas destacó por la desbocada melena rizada que lucía en su juventud, ya fuera con sus clubs o con la selección Argentina, con la que fue campeón del mundo juvenil en 1979, participando en los Mundiales de España 82 e Italia 90, en el que cambió moderadamente su look para estrenar un moderno pelado a lo mullet. Respeto a la mullet.

En el verano de 1983 torero, gallardo y sin cortarse la coleta (foto 3) llega al Betis de la mano de Gerardo Martínez Retamero. No tardó en ganarse a la afición verdiblanca con sus memorables actuaciones , teniendo incluso una época de guiño a los amantes del bigote sobre la hierba, siendo uno de los jugadores más queridos de la plantilla durante los cuatro años en los que estuvo en la disciplina verdiblanca en las cuales su rendimiento fue mejorando a la par que su flequillo disminuyendo para dar paso a unas maduras e interesantes entradas que necesitaban un ambiente más refinado como el parisino, motivo por el cual tras 171 partidos y 48 goles como verdiblanco pone rumbo al Paris Saint Germain (foto 5), club en el que permanece tres temporadas. Tras decir “au revoir” al equipo francés todavía presta sus servicios en el Laussane y en el Caen antes de retirarse de la práctica activa del fútbol en 1994. 

Tras un periodo de descanso de la pelota, se establece en Sevilla para disfrutar de su madurez (foto 6), época en la que además de participar como comentarista para alguna televisión (hago un pequeño inciso para pedir por dios bendito que echen a todos y cada uno de los comentaristas actuales de la tele, empezando por los de la 1 y terminando por los de Mediaset) se codea con la jet hispalense relajándose jugando partiditas de golf y de futbito junto a peces gordos como nuestro estimado Rinat Rafaé (pregúntenle, pregunten…), pero oigan que viendo que su cabeza iba quedando pelada como una pelota, el balompié vuelve a tirarle y comienza una fructífera y bien remunerada carrera como entrenador, desarrollada principalmente en países árabes.

Caen, Selección de Arabia Saudí (a la que clasifica para el Mundial de Alemania), Al-Ittihad, Al-Hilal, Selección de Oman o Selección de Bahrein son algunos de los equipos a lo que alecciona antes de aceptar la llamada de un Betis en apuros que tras la destitución de Garrido decide seguir la moda de poner a un argentino carismático al frente del equipo (¿Para cuándo Colusso tomando las riendas del Sevilla FC?) en una experiencia que no está resultando lo agradable que cabría desear, lo que ha dejado al pobre Calderón en unos niveles capilares bajo mínimos.

No te desesperes Gabi, desgraciadamente ni el mismísimo Jesucristo hubiera podido revertir la temporada del Betis.