TARIK OULIDA

Tarik Oulida era el típico chavalillo al que no era difícil ver haciendo rabonas en el colegio para revolotear con una pelota en las calles de su Amsterdam natal. A pesar de que los vecinos siempre se chivaban a su madre de que lo habían visto escaqueándose de la escuela, este hacía caso omiso a cualquier tipo de castigo con el que su santa progenitora le reprendía, él solo quería jugar con su balón y como buen jugador de calle tenía un talento y un manejo de pelota casi sobrenatural, era lógico, lo había mamado desde chiquitito viendo a su padre trabajar, y también como buen jugador de calle, tenía una especial picaresca y cierta indisciplina que le hacía ser un jugador especial.

No fue extraño que destacara rápidamente en la siempre fructífera cantera del Ajax, llegando al primer equipo con apenas 18 años y formando parte de la plantilla que se proclamó campeona de Europa en 1995 junto a jugadores como Finidi, Kluivert o Blind.

Capitán de la selección sub21 Holandesa, campeón de Europa y con apenas 23 años el centrocampista de origen magrebí era todo una golosina en el mercado y el ambicioso Sevilla entrenado por Toni, vio en él un complemento perfecto para apuntalar la plantilla junto a las nuevas incorporaciones como Peixe o Quique Estebaranz, así que lo eligió por delante de un tal Edgar Davis y lo incorporó a sus filas a cambio de 180  millones de pesetas en concepto de canon de formación y promoción.

Una grave lesión lastró su primera temporada como nervionense y no jugó más de  5 partidos, pero el tiempo que estuvo inactivo no lo desaprovechó, empapándose del jovial y desenfrenado estilo de vida juvenil sevillano, lo que a veces le jugó alguna que otra mala pasada, como en una barbacoa en casa de Moacir, donde quiso demostrar sus magnificas habilidades como nadador tirándose de cabeza a una piscina vacía.

Una vez recuperado de la lesión y del susto que había supuesto el descenso temporal a 2ªB del equipo sevillista, la siguiente temporada debía ser la de la tranquilidad del equipo y la de su confirmación, su pretemporada así parecía corroborarlo, pero lejos de ser plácida, la 1996/97 fue una de las más desastrosas de la historia del sevillismo. Los  Mornar, Marinakis , Almeyda, Bebeto o Gómez no rindieron como se esperaba y Oulida no fue una excepción (tan solo D24S Colusso mantuvo el tipo aquella temporada) y con apenas 10 partidos jugados (estuvo declarado en rebeldía parte del año) y tres goles no pudo evitar el descenso al equipo a segunda, división en la que si mantuvo una cierta continuidad como sevillista, haciéndose con un puesto en el equipo titular pero donde no se pudo ganar la total confianza del sevillismo, que lo veían como un juguete roto que jamás sería lo que apuntaba en sus inicios, por lo que al finalizar la temporada se desvincula del club hispalense.

Parece que esta desconfianza en el bueno de Tarik era generalizada, porque Oulida no encontró ningún equipo de nivel que precisara de los servicios de una ex promesa del fútbol holandés y tuvo que emigrar a Japón para jugar en la liga de Shino Ruyji, concretamente en el Nagoya Grampus, donde juega durante cuatro temporadas con cierto éxito antes de probar suerte de nuevo en el fútbol europeo, jugando una temporada en el Sedan francés. Vuelta a Japón (que no Sevilla) para disputar media temporada en el Consadole Sapporo  y viaje de vuelta a Holanda para enrolarse en el equipo de La Haya durante una campaña, que a la fine resultó ser la última de su carrera profesional, ya que decidió poner fin a su carrera prematuramente con tan solo 30 años.

Actualmente se gana la vida trabajando en un hotel en la Costa del Sol y se ha dejado ver en más de una ocasión en eventos importantes del sevillismo, lo que permite a los pocos aficionados que aun lo recuerdan inmortalizarse junto al hombre que sobrevivió al salto del ángel en piscina vacía.