viernes, 15 de abril de 2011

EMILIO MANUEL DELGADO PEIXE

¿Cuál es el amigo perfecto de Colusso? ¿Existe un guión con el que podamos ganarnos la amistad de nuestro jugador argentino favorito? Realmente son dos preguntas muy difíciles de contestar, pero si tuviéramos que elegir a solo un ejemplo que rozara la perfección, quizás Emilio Manuel Delgado Peixe sea uno de los candidatos más fuertes a la hora de ser el compañero de viaje preferido por nuestro idolatrado jugador. Nacido en el bonito y navideño pueblo portugués de Nazaré una (como buen portugués)  melancólica mañana del 16 de enero de 1973, en la que los pajarillos cantaban y las nubes se levantaban (que sí, que no, que caiga un chaparrón). El joven Emilio fue creciendo junto a su ceja jugando a la pelota con más tino que desatino hasta que llegó al primer equipo del Sporting de Lisboa con tan solo 17 años y donde compartiría vestuario junto con jugadores que también pasaron por nuestra liga como Bruno Caires, Amunike o Luis Figo, siendo además integrante de la maravillosa selección sub 20 portuguesa llamada la "generación de oro“ junto con su compañero de equipo Figo, Joao Pinto, Paulo Sousa, Jorge Costa, Abel Xabier o Rui Costa y entrenada por Carlos Queiroz que se proclamó campeona del mundo sub 20 en 1991, donde Peixe fue elegido mejor jugador del torneo.

El Sevilla estaba muy interesado en un medio centro de corte defensivo dado el fracaso de Moacir tras su primera temporada como sevillista, por lo que se puso pronto a rondar el mercado de fichajes poniendo sus miras en el Sporting de Lisboa en el que destacaban por encima de todo dos jugadores que terminaban contrato y por los que solo tendría que abonar derechos de formación: Peixe y Figo, centrando los directivos sus esfuerzos sobre todo en el medio centro de 22 años ( para felicidad de páginas como esta y para desgracia del resto del sevillismo, que vio como el Barcelona le arrebataba finalmente al extremo luso) sabedores del interés que también despertaba el jugador que ya había sido internacional absoluto con Portugal en 12 ocasiones, en equipos como la Fiorentina y a la Lazio. Finalmente los esfuerzos dieron sus frutos y Peixe fue el elegido para ser el primer fichaje para la campaña 1995/96 que previo pago de unos 210 millones de pesetas dejó tras cinco temporadas el Sporting de Lisboa para recalar en Sevilla 

Seguramente influyó en la decisión de Peixe de decidirse por el equipo sevillista volviera a disputar la Copa de la UEFA y que el banquillo estuviera dirigido por su compatriota Toni Oliveira, pero todo pareció torcese nada más comenzar la pretemporada ya que sin comerlo ni beberlo el Sevilla daría durante unos días con sus huesos en 2ª División B a causa del recordado verano de 1995 donde se descendió administrativamente al equipo hispalense junto con al Celta de Vigo a la categoría de bronce. Tras las multitudinarias manifestaciones de las respectivas hinchadas y el rumor de que el Real Madrid tampoco había depositado los avales (que fue la causa del descenso de ambos equipos)  finalmente permanecieron en Primera y todo quedó en una anécdota, pero en aquellos días de tensión se especuló incluso con el regreso de Peixe a Portugal sin siquiera haber debutado, lo que sin duda entristecía a los cientos de aficionados que aclamaron ilusionados a Peixe en su presentación y que confiaban en que el portugués fuera pieza clave en el retorno del equipo en Europa, visto los antecedentes del mismo.

No empezó, ya hablando en términos deportivos,  demasiado bien la aventura sevillana para el medio centro luso, ya que una lesión le impidió realizar la pretemporada en buenas condiciones, por lo que no pudo debutar en partido oficial hasta la jornada tercera en la victoria del Sevilla en casa contra la Real Sociedad, saliendo en los partidos siguientes siempre desde el once titular. Parecía que todo iba a pedir de boca para el centrocampista hasta que tras la derrota contra el Espanyol en la jornada 8, el Sevilla decidió prescindir del entrenador Toni, tras una mala racha de resultados, lo que supuso un cambio radical en la situación de Peixe que no volvió a disputar minuto alguno con la elástica sevillista. Ante esa desagradable circunstancia solicitó insistentemente su desvinculación con el Sevilla para regresar a su club de procedencia, lo cual consiguió a finales de noviembre con un sorprendente superavit para el Sevilla en la operación de unos 40-50 millones de pesetas.

Podemos resumir, la estancia de Peixe en el Sevilla con los siguientes datos: 5 partidos, 368 minutos, 2 tarjetas amarillas y nada más y nada menos que 2 expulsiones (En las derrotas contra el Sporting de Gijón en la jornada 6 y contra el Espanyol en la jornada 8) además de un fuerte rumor de que tanta expulsión y/o lesión misteriosa era debido a que la novia de Peixe no quería abandonar Lisboa y el bueno de Emilio Manuel aprovechaba esas pausas “forzosas” escaparse a Lisboa y pasear su amor por la ciudad más melancólica del mundo.

El fichaje de Peixe resultó por tanto y después de toda la ilusión que la afición sevillista había depositado en él, todo un señor fracaso, aunque por lo menos, el jugador podrá contar a sus hijos que compartió buenos ratos durante las concentraciones con jugadores de la talla de Pepelu, Ferreras, Tarik Oulida o el mencionado Moacir.

A su regreso al país vecino, donde desarrollaría el resto de su carrera, siguió con su progresión en el Sporting durante dos temporadas, hasta que en verano de 1997 fue traspasado al Oporto donde fue dueño del medio campo durante cuatro temporadas y media, hasta que en el mercado invernal de la 01/02 y dado que había bajado su rendimiento se marchó cedido al Alverca. Una vez concluida su cesión, sintió que para entrar en la historia necesitaba jugar en el tercer grande de Portugal, por lo que fichó por el Benfica donde solamente disfrutó de una temporada, siendo su próximo destino en la campaña 2003/2004 el Uniao Leiría en el cual se fogueó durante un año antes de que las lesiones le retiraran para siempre de la práctica del balompié.

A día de hoy es el encargado de la categoría sub-16 de la selección portuguesa, no siendo impune a las inclemencias del tiempo, que le han hecho perder su melena a lo “ye ye” y la forma física que lucía cuando era profesional.

3 comentarios:

Alfonso Capo dijo...

fue creciendo junto a su ceja...jajajaja.

Anónimo dijo...

Como otro portigués que yo me se Alfonso...

Itsawindow dijo...

No me lo creo, un portugués calvo!!