PEDRO DEL CAMPO ZAFRA

El padre de la familia Del Campo Zafra era de lo más futbolero. Un tío jartible de éstos que estás en el bar tomándote una cervecita con él, ves pasar a una buena moza contoneándose y en vez de lanzarle algún piropo de calidad y elegante te suelta “mira qué movimiento de caderas, me recuerda a los driblings de Robert Jarni”.

En los años 60 las carreteras de España no eran como las de ahora, y se tardaba una barbaridad en hacer un desplazamiento largo. Este hombre no se perdía ni un partido del Mallorca, y para poder verlos tenía que coger el coche varios días antes, arrastrando a su señora, aunque ésta estuviera embarazada de nueve meses. De esta guisa, tres días antes de un Xerez-Mallorca, pasaban por Madrid camino de Jerez de la Frontera y la señora se puso de parto, por lo que nuestro protagonista de hoy nace en Madrid el 4 de Abril de 1968.

El padre, llevado por su ceguera futbolística, se empeñó en ponerle de nombre Elcrak, nombre original que casaba perfectamente con su apellido, la madre le dijo que sí para que la dejara en paz, pero cuando en el bautizo (en el que el bebé llevaba la ropa del Mallorca) tocó echarle el agüita divina por la cabeza, ante la pregunta del cura acerca del nombre, la progenitora se adelantó a su cónyuge y dijo “Pedro”, lo que provocó un cisma en el matrimonio que pudo haber acabado en separación, hasta que la esposa claudicó concediéndole a su marido que tres noches a la semana le haría “eso que tanto le gustaba”, es decir, cantarle el himno del Mallorca antes de irse a dormir vestida con el uniforme del club.

El señor Del Campo se llevaba a su churumbel al Luis Sitjar día sí y día también, aunque no hubiera partido. El niño le decía “papá, que tengo que estudiar” y su padre respondía “que no, niño, empápate del ambiente, aquí huele a gloria”. El pequeño Pedro acabó optando por hacerse el enfermo para poder quedarse en cama estudiando, pero llegaba su padre con las cintas de super 8 y empezaba a enseñarle imágenes de la gloriosa historia del Mallorca, del primer ascenso a Primera de la historia del club y como, en el debut en la categoría, fueron derrotados 2-0 por el Betis. “Qué asco le tengo al Betis por eso, si no puede ser que juegues en el Mallorca, quiero que juegues en el Sevilla, para darles por culo”. La madre escuchaba entonces ese lenguaje inapropiado delante del crío y ya estaba la discusión montada. Era cuando Pedrito aprovechaba para ponerse los tapones en los oídos y estudiar bajo las mantas.

Y así pudo, poco a poco, sacar los estudios adelante. Su padre le apuntó a las categorías inferiores del Mallorca e iba a verle todos los días entrenar. Ahí Pedro urdió un plan maestro. Le dijo a su padre que habían prohibido a los progenitores de los jugadores acudir al campo a verles para evitar distracciones. Pese a la pena que le embargaba por no poder ver a su hijo dándole al balón, el buen señor se sacrificó por la causa. Entonces Pedro aprovechaba los días que no había entrenamiento para ir a la biblioteca a estudiar en vez de ir al fútbol.

Lo curioso es que no salió mal defensa, y siguió adelante tanto en el colegio como en el Mallorca. Cuando alcanzó el filial, su orgulloso padre le dio un dinero para que se comprara unas botas y una equipación deportiva de calidad. Pedro se compró unas botas normaluchas y usó el resto de la pasta para estudiar la carrera.

Y finalmente Pedro culminó la pasión de su vida. Se hizo administrativo. Trabajo bien remunerado y que le llenaba por completo. Pero nunca pudo dejar el fútbol porque su padre le habría retirado la palabra, así que siguió subiendo escalafones hasta alcanzar el primer equipo del Mallorca en la temporada 1990-91, con 22 años, algo crecido ya que había estado distraído con sus estudios.

Aquel año jugó nueve partidos con el primer equipo y llegó a disputar la primera final de Copa de la historia del club balear (derrota por 1-0 ante el Atlético en la prórroga). De hecho fue decisivo para llegar a ella ya que hizo el gol que eliminaba al Valencia en cuartos de final. Pese a la derrota ante el Atlético su padre lloró orgulloso en la grada por su retoño. Éste, al acabar el partido, sabía que tenía una mala noticia que darle. Había recibido una oferta de la empresa “Vigilancia y Reparto” para irse a trabajar a Sevilla como administrativo. Cuando le comentó a su padre “me voy a Sevilla” éste respondió “qué ilusión, fichas por el Sevilla, para darle por culo al Betis, qué nos jodió el debut en Primera, como siempre soñé”. Pedro le dijo que sí para no decepcionarle.

Mediante su compañero Marcos Martín, que sí que había fichado por el Sevilla, contactó con la directiva nervionense y les dijo que a ver si le podían hacer el favor de dejarle saltar al campo de vez en cuando para hacer como que había fichado por el equipo de Nervión, que por favor se inventaran una película acerca de un contencioso por su fichaje para hacerlo todo más creíble.

Rosendo Cabezas se le ablandó el corazoncito y decidió hacerle el favor al muchacho. Dijeron que había habido un problema con el Mallorca, que se había enfadado ya que se había usado su empleo en “Vigilancia y Reparto” para ficharle con un simple cambio de residencia ya que tenía contrato amateur con los baleares. Una historia sin pies ni cabeza y para nada creíble, no como la que yo estoy contando que es totalmente verídica.

Pedro tuvo sus dudas el día de su presentación, pensó en confesar todo. Pero cuando un periodista, al que sus compañeros apodaban “El Maestro”, le lanzó una pregunta que no fue capaz de entender ante la peculiar dicción de aquel hombre, se desconcertó y sólo pudo repetir lo acordado con Rosendo Cabezas, incluyendo que había debutado talludito con el primer equipo del Mallorca porque Vulic le cerraba el paso, no porque estaba más pendiente de estudiar que del fútbol.

De esta forma Pedro Del Campo pasó tres temporadas en el Sevilla, jugando de vez en cuando para aparentar 13, 24 y 16 partidos respectivamente, y marcando dos goles en total. La temporada 1994-95 directamente pasó del tema y se dedicó a su trabajo de administrativo, su verdadera ilusión, y cuando su padre le preguntaba por qué no iba a disputar ningún minuto en toda la temporada le respondía “es que estoy lesionado…es que Aragonés no cuenta conmigo…es que tenía la barriga suelta…”.

En la wikipedia en versión catalana (¿para cuándo la andaluza? Si hay aragonesa y extremeña debe haber andaluza) dice que también jugó en el Elche, pero no consta en ningún otro lugar. Lo que sí consta es que volvió a Palma y hoy día se dedica, como autónomo (¡cuota a 50 euros YA!), a hacer lo que más le gusta, que no es darle a la pelota, como bien pudieron comprobar en Nervión.