viernes, 16 de mayo de 2014

THOMAS RYTTER JAKOBSEN



Thomas Rytter era un muchacho lozano y pizpireto que correteaba distraído con juvenil alegría por los callejones de su Copenhague natal mientras el gélido aire danés  acariciaba su tersa piel blanca, sus mejillas sonrosadas y su dorado cabello. Solo verlo era ya todo sensibilidad y motivo de jovialidad general, excepto para Asbjørn, el anciano cascarrabias habitante del número 135 de su misma calle que siempre protestaba aireadamente cuando el chiquillo pasaba cerca de él por el carril bici que previamente el viejo se había encargado de invadir haciendo caso omiso de los timbres que le advertían que caminaba por una zona exclusiva para la circulación de pedales. “Niñooo con la bicicletita de los cojones”, solía recriminar el viejo con aspavientos. Ni hablar de cuando veía a Thomas y a sus amiguitos disfrutar de un partidito de fútbol en la pradera de detrás de su casa, una amplia extensión de yerba fresca donde los niños jugaban tras el colegio. Asbjørn aprovechaba para ponerse cerca de ellos a verlos jugar esperando a que le molestaran mínimamente para gruñir un malhumorado “Niñooo con la pelotita de los cojones” dando un puntapié a cualquier balón perdido que alcanzara el radio de su vetusta pierna. Sucedía  que en el fondo, si aquel viejo acudía cada tarde a ver como los niños jugaban al fútbol, era por verlo a él, a Thomas ¿Era porque la criatura jugaba mejor que sus amigos o era porque un sórdido amor había invadido el negro corazón de aquel viejo? Aparcaremos esta historia por ahora.

Decíamos que Thomas jugaba muy bien y pronto llegó a la élite. En 1992 y con tan solo 18 años debutó en la primera danesa con el Lyngby Boldklub, dos años más tarde fue elegido mejor jugador joven del país y un par de años después se proclama campeón de Liga y debuta con la selección de su país. Era 1996.

En ese mismo momento, a miles de kilómetros al sur, en casi una dimensión paralela, el faraónico proyecto de Caldas, Camacho y Colusso hacía aguas en Liga y no era capaz de abandonar los puestos bajo de la tabla, lo que conllevó una rápida acción de la dirección deportiva con afán de mitigar aquella situación que permitió disfrutar a la ciudad de Sevilla de jugadores tan reconocidos internacionalmente como Bebeto o Prosinecki y casi al mismo tiempo, sin el bombo de las estrellas mundiales que acababan de aterrizar, un tímido guiri de los de chanclas y calcetines apellidado Rytter hacía su aparición en la ciudad.

Los medios tenían curiosidad por las características de aquel desconocido y rubiacho muchacho de aspecto vivaracho y aprovecharon la primera rueda de prensa del Carabollo para preguntarle por su nuevo jugador. “Es el típico lateral derecho danés” respondió mientras le sudaban los sobacos. No desistiendo de su intención de nuevo otro periodista le preguntó que  qué le parecía el fichaje de Rytter a lo que Camacho contestó “Bien. Es el típico lateral derecho danés” mientras el sudor seguía deslizándose por sus axilas (señores, esto es absolutamente verídico). Un tercero no desistió y le preguntó qué conocía sobre el danés y si era una petición suya o un fichaje de la secretaría ¿Adivinan la respuesta del murciano? Exacto. “Es el típico lateral derecho danés” (vuelvo a repetir que esto es verídico). El murmullo en la rueda de prensa se tornó en algarabía hasta que se alzó una voz que alzanzó a preguntar “Oiga y que significa que es el típico lateral derecho danés  Pregunta con la que Camacho se quedó en blanco sin saber que contestar.

El equipo necesitaba que Thomas se adaptara lo antes posible, razón por la cual el club le puso un profesor de español con la intención de que le enseñara a lo que se llamó “el idioma del fútbol”  basando sus clases en el vocabulario básico para la práctica del mismo. «Toma», «corre», «fuera de juego» o «chuta» eran los vocablos que lateral tenía que aprender para acoplarse más rápidamente al equipo. Tan rápido se adaptó que al mes de llegar ya se atrevió a su primera rueda de prensa en español. La transcripción literal de la misma es esta:

Pásala illo chupona que estoy solo, combina cabessa, el último que toque el larguero se pone, de portería a portería guarrería, illo crujinazo no vale, portero pégale un bujío p’alante, no veas cómo te la he puesto mamona, cachitas vida, si yo quiero te reviento la rodilla, árbitro penalty, árbitro eso es amarilla, árbitro eso es roja, árbitro cuanto queda, árbitro porfavó si se ha tirao, tu tira p’adelante que yo te la pongo flama, pooon golasso que me he pegao, la ley de la botella quien la tira va a por ella, dónde vas haciendo la chilena Oliver y Benji,

Deportivamente la verdad es que en cuanto tuvo claro los conceptos básicos, Rytter se hizo rápidamente con un puesto de titular, debutando con el Sevilla con un 0-3 que el Betis endosó a los hispalenses en Nervión (que sería premonitorio de lo que le quedaba por vivir en el equipo sevillista), participando en casi todos los partidos desde su llegada de aquella fatídica temporada 96/97 que dio con los huesos del Sevilla en segunda división. El danés fue de lo más potable de aquella temporada, por lo que se decidió continuara en el equipo pues tenía sitio en aquella plantilla de ensueño que conformarían aquel primer año en “en el infierno” (infierno el que tuvieron que pasar los seguidores nervionenses con aquel equipo…)

La cosa no pintaba mal, Rytter era titular e incluso marcaba su primer gol como sevillista al Lleida en la jornada 1 del campeonato, pero poco a poco el Sevilla se fue desinflando y convirtiéndose en un polvorín que era demasiado para los amables modales de tan nórdico estilete así que en el mercado de invierno y por lo mismo que costó hacía justo un año se marchó al Copenhague. Era extraño, pues el Sevilla estaba realizando una limpia que incluía a medianías que apenas habían rascado bola como Eboue, Lucio Wagner, David o Juan Ramón, por lo que resultaba muy raro que se decidiera de su lateral titular lo que comenzó a crear un rumor incesante en la ciudad de que el danés había que tenido que salir huyendo. Según la versión que yo escuché, un despechado Asbjørn (el viejo del que les hablaba al principio) le habría ido con el cuento a Prieto, Martagón, Jiménez o Paco Peña entre otros de que Thomas era gay, lo que fue demasiado para un vestuario tan rebosante de testosterona como aquel que no logró aceptarle. 34 partidos y un gol fue el balance de Rytter con el Sevilla en un año, siempre a un nivel por encima de la media de aquellos equipos, que tampoco es que fueran el Brasil de Pelé, todo hay que aclararlo.

Tras pasar varios años en el FC Copenhague,  Thomas se marchó en 2001 al Wolfsburg, donde es elegido como Mejor Extranjero de la Bundesliga volviendo incluso a la selección danesa. Cuatro temporadas en el equipo alemán fueron suficientes para labrarse la fama y el prestigio merecidos, por lo que era hora de buscar un retiro dorado cerca de casa y esto es lo que le ofreció el Brondy, con el que se pone fin a su carrera con el éxito que supone ganar la prestigiosa Copa danesa en 2008 con 34 años.

Hace algún tiempo Thomas Rytter concedió una entrevista a Estadio Deportivo en la cual negó categóricamente aquel rumor de que era gay, es más afirmó que está felizmente casado, que su mujer estaba satisfecha con su rendimiento en el terreno de juego, que era muy macho y que tenía todos los ingredientes necesarios para ser un Rudo y Varonil en Amigos de Colusso vs Amigos de Kukleta. No somos capaces de discutírselo y como tal nosotros vamos a clasificarlo.

5 comentarios:

Álvaro Ruiz dijo...

Buena entrada. Coincido en que Rytter tenía un buen nivel en general, y un gran nivel si lo comparamos con la plantilla de aquellos años. Quizás le marcó en exceso que Olías le partiese la cintura en el 0-3 del Betis, al igual que a Javi Varas, un gran portero, le ha marcado en exceso el 1-2 del Sevilla-Betis con los dos goles de falta de Beñat.

A Rytter lo vi en Isla Mágica en verano de aquel año, iba con su novia y una amiga. La novia era "la típica novia de un típico futbolista danés", como diría Camacho. ¿Y qué significa eso? Que estaba para reventar, no tenía nada que envidiarle a la novia de Tom de Mul. Pero es que la amiga tenía dos balones de oxígeno que revivirían a la momia de Ramsés II. Así que me temo que de gay, nada.

Jose Maria dijo...

Wenisimo el articulo yo es que con esta pagina disfruto como un cochino en fango jajajaj.Hombre yo este futbolista lo veía más blandito que un petit suisse,para mi no daba la talla para primera división,yo recuerdo tb como el compañero el roto de Olías,pero es q tb recuerdo los rotos de Jarni a este hombre en el 3-3 en el Villamarin y los rotos en el maldito 4-2 del bernabeu con Mijatovic volviendolo loco,con remonatada del Madrid cdo ibamos ganando 0-2 y jugando muy bien.En ese partido se demostró que había plantilla por lo menos para mantenerse,con un jugador supremo como Tsartas(que pena lo que tuvo de compañeros paquetones el dios griego),y jugadores aprovechables como que dp fueron a equipos mejores o equipos campeones:Prosinecki,Almeyda,Ramis,Jose Mari,Salva,Carlitos,Unzue etc,lo que pasa es q el rejonazo que nos metió carabollo Camacho no pudimos superarlo,pero aun así Julian Rubio demostró que algo potable había con buen futbol.Un saludo.

itsawindow dijo...

Doy fe de que la novia del danés estaba para meterle el Mani empanao, vaya que sí, cuando he visto la entrada, se mehan venido a la memoria los dos melones que pude verle a la novia...Lo futbolístico es lo de menos, señores.

Anónimo dijo...

Foto de la novia de rytter ya!

Hivet dijo...

Primera noticia de lo buenorra de la novia de Rytter. Recuerdo hace poco como una de las féminas de mayor fama estética era la conocida señora de Aquivaldo, que hasta los periodistas locales se relamían. Rytter era un jugador malo, pero recuerdo gente que se sentaba al lado mía en el fútbol, que flipaba "mira como corre la banda". Me no entender. Afortunadamente hay justicia colussiana.