CARMELO SOCORRO TRUJILLO

17 de Junio de 1965. El matrimonio Socorro Trujillo está atendiendo a los simpáticos turistas en su chiringuito en una playa de Las Palmas cuando ella se pone de parto. Rápidamente van al hospital. Esta vez, al contrario que en el nacimiento de Johnny Ekström, no sucede nada especial y el niño nace sin ningún problema. 

Mientras madre e hijo reposan el padre coge un periódico que encuentra por ahí tirado y se pone a leer la sección deportiva, encontrándose con la noticia de que Pepín, el mítico portero internacional canario, ha vuelto a Las Palmas desde el Betis.

 El señor Socorro ve en esta noticia de la vuelta de su ídolo una señal del cielo y decide que su hijo será portero, y defenderá las porterías de Las Palmas y del Betis.

La lástima es que el pequeño José Carmelo, que así le pusieron de nombre al churumbel, no era precisamente un crack de la portería. El chico estaba más bien interesado en estudiar para hacer la carrera de filosofía y seguir los pasos de grandes hombres, pero su padre se empeñó y tras muchos entrenamientos en el patio de atrás de casa llevó a su niño a hacerse las pruebas con la UD Las Palmas. 

El niño era bastante malito, pero su padre tenía un plan maestro, inundar de cáscaras de plátanos autóctonos el área pequeña cuando el resto de chavales hicieran la prueba, de ese modo, por eliminación, José Carmelo inició su carrera deportiva en el club de su tierra.

El padre de José Carmelo siguió usando el truco del plátano para que su hijo fuera quemando etapas y acercándose al primer equipo de Las Palmas. Finalmente llegó el turno de que debutara en la primera plantilla, así que inició su táctica contra Manolo y Pérez, los porteros que tenía el club en aquellos tiempos. El resultado fue del descenso a Segunda División de la UD Las Palmas tras casi veinte años consecutivos en la máxima categoría.

Finalmente, en la temporada 1984-85, el Sr. Socorro conseguiría su objetivo. José Carmelo debutaba en el primer equipo jugando un partido en Segunda División. Dicho debut fue en la famosa jornada de la huelga. Se desconoce a fecha de hoy si el padre de José Carmelo tuvo algo que ver al respecto.

Una vez conseguido el objetivo la táctica de los plátanos fue abandonada, y todo el mundo se dio cuenta de lo pésimo portero que era José Carmelo. De esta manera Las Palmas lo empaquetó y se lo mandó al Recreativo que entrenaba Víctor Espárrago. 

Todo formaba parte del paso siguiente del plan del padre obseso. Espárrago recibió una suculenta cifra por tragar con el chaval, y de paso hablarles maravillas a los amigos béticos que tenía tras su paso por el Sevilla como jugador.

De esta manera, el Betis acaba fichando a Trujillo en 1988, demostrando una vez más que en el club verdiblanco la onomancia importa una leche al fichar un portero cuyo primer apellido es Socorro.

Cuatro años estuvo Trujillo “defendiendo” la portería bética, viviendo dos descensos (uno contra el eterno rival de Las Palmas, el Tenerife) y un ascenso.  Sin embargo, únicamente gozó de la titularidad en un número considerable de partidos en su tercera temporada, casualmente la del segundo descenso, temporada que además coronó como se merecía su trayectoria, regalando un gol ridículo a Osasuna.

En 1992 se acabó el paso de Trujillo por el Betis y desde entonces se dedicó a deambular por el infrafútbol de Segunda B y categorías regionales. Defendió las porterías de Murcia, Cartagonova, Écija, Abarán, Figueras o Mar Menor o Moratalla, donde se retiró a los 42 años.

Se puede decir que el único sitio donde le recuerdan más o menos con alegría es en Cartagena, donde no tienen escrúpulos en decir que sentó a Pumpido, cuando se sabe que a Pumpido lo sentó un compañero de la selección. En Cartagena sigue viviendo y participando en el campus de porteros de “Tubo” Fernández, lo cual compagina con su trabajo como comercial en una empresa de suministros.

 Parece que con esta trayectoria Trujillo no tendría muchos fans ni pondrían una peña con su nombre. ¿Para qué? A él le pusieron una ciudad entera.