No podemos negarlo, nos gustan las sevillanas maneras, mirarnos el ombligo y los botellines de Cruzcampo con escarcha por fuera. El pique con los compadres los lunes tras la jornada a la hora del café y la tostá es de obligada participación entre nuestros miembros y en este contexto no es raro que rindamos pelitesía a los tuits de Sevillano Profundo (@Ranciosevillano en twitter), por lo que no podiamos dejar pasar la oportunidad de invitarle a que nos enumerara lo más rancio del fútbol sevillano (y no, no ha elegido el fichaje de Colusso), así que si quieren descubrirlo tendrán que seguir leyendo, y si se quedan con ganas de más, no se preocupen, en muy pocos días disfrutaremos de una novela más rancia que ir a la Boss con náuticos, chinos con el llavero de bolita de cuero saliendo del bolsillo, polo con el cuello p'arriba y camisa de Polo Ralph (más información en este enlace). Agradeciéndole su participación, con todos ustedes el señor Sevillano Profundo (@Ranciosevillano).
Rancio es Rafa Paz, Martagón, la
coronilla de Olías, el gol de Perdomo. Rancio es Dassaev cayéndose al foso de
la Universidad. Rancio, muy rancio, es el Gol Norte del Sánchez Pizjuan
cantando “Josko Jelicic, la la ra ra rá”
y pensando que con ese croata no era tan malo que se hubiera ido Davor.
Rancio, bastante rancio es Valerio,
también Olivera corriendo hacia el árbitro con un palo que alguien había
tirado. Hugo Galera es muy rancio, es verdad, pero menos que las salchichas rosas
fluorescentes de los campos, que esas son tremendamente rancias pero sentaban
de muerte. También son rancias y hay que decirlo, las cáscaras de pipas que se
quedan después del partido.
Desde luego rancias son las discusiones sobre el whisky y el agua entre Cuervas y Lopera. Rancio son los Hermanos Gímez
y su carne con tomate. Rancio pero bello es ver a Maradona dándole pataditas a
una bola de papel de plata, o los carteles de Cruzcampo del Villamarín con la
palabra “SIN” añadida para cumplir con la ley y no tener que retirarlos
Rancio es el marcador manual del gol
norte del Betis, Silvio pidiendo perdón por cantarle al Betis, los
transistores, escuchar la señal sonora del gol en la radio y decir “gol en las Gaunas”. Rancio es
preguntarle a un amigo bético un lunes de colegio cuando ha perdido el Betis “¿Qué le pasó ayer al Betis?”.
Preguntarlo al contrario también es rancio.
Rancio es el gol de Sabas al Fenerbahce o
el gol de Suker que no vio Sánchez Araujo pero narró arriesgándose. Rancio es
aparcar en doble fila antes del partido, liarse y llegar a las horas y ver tu
coche solo, olvidado en medio de una calle. Rancio es Pablo Alfaro y Capi
haciéndose amigos después de que uno le partiera la rodilla al otro. Rancio,
muy pero que muy rancio vamos, son los calendarios de papel con los partidos de
liga y los resultados apuntados a boli, casi todavía más el llevarse un bocadillo de
queso y una lata de Kas ya caliente para el descanso.
Hay muchas cosas rancias, es verdad, pero
eso sí, lo más rancio que existe, la cima inalcanzable de lo rancio en el
fútbol sevillano, es el vídeo que hizo Lopera recreando como salvó al Betis. Y
el que lo discuta, seguro que se viste con traje blanco los domingos de ramos.
Artículo cortesía de Sevilla Profundo (@Ranciosevillano)
23 comentarios:
¿Para cuándo era la novela?
Pues creo que leí que para mediados de octubre, pero no se la fecha concreta!! a ver si se deja caer y nos invita a la presentación!! jejejeje
Muy rancio preguntarle también al de al lao tuya en el estadio que está con el transistor "¿Que han dicho en la radio?" cuando hay una jugada polémica
O hacerte un gorrito de papel los días de muuucho sol con las revistas de propaganda
O coger el Mediapunta y utilizarlo 1) para limpiar el asiento 2) una vez que está "limpio" crear una capa de papel y sentarte encima.
José, me dice el Sr. Sevillano Profundo el 19 de octubre a las 20 en el Alfonso (supongo que será el bar del Parque Mª Luisa...)
También es rancio es salir del campo cinco minutos antes para evitar el atasco. ¿La novela tendrá 140 caracteres?
Pero en cambio querido amigo Jean Sol, podemos calificar de caballero futbolero al que se queda tomando varias cervezas después del partido para que se pase el atasco...
Rancio es llegar temprano al partido para poder pillar una barra para ver el partido apoyado cuando las gradas de gol eran de pie.
Qué asientos, ni asientos...sentarte te sentabas en los escalones en el descanso para comerte el bocata.
Pa rancio Del Nido
En el descanso es de ley comerse un bocadillo, sea cual sea la hora a la que ha empezado el partido
¿Y leer "La Hoja del Lunes", no era rancio...?
Qué recuerdos! Esos partidos los domingos a las 5 con el puchero y la pringá todavía en el buche. Vamos! al más puro estilo Paco Gancdía
Lo del bocadillo de queso y el las caliente, que gran verdad. Rancio es ver a Rafa Paz encararse con un aficionado que en un entrenamiento lo llamo "pajaro". y lo último, saber que Rafa Paz vive detrás de tu barrio con los padres, verlo con un alfa Romeo blanco de vez en cuando, ir una mañana a pedirle un autógrafo y que le hayan roto la ventanilla del coche pa robarle, pero firmó.
Kas caliente quería decir, no Las caliente
Rafa Paz era más inocente que un cubo. Un día coincidí con él en un ascensor y en un rincón, en el suelo, había una gasita con un poco de sangre; le dije al que venía conmigo: "mira tío, a alguna vecina se le ha caío la compresa y no se ha dao ni cuenta...", y Rafa Paz me miró con cara de creérselo del tó y me dijo: "por eso no será, no? la habrá tirao queriendo...".
¿Qué clase de secreto carisma emanaba Rafa Paz que hechizó a miles y miles de sevillistas?
jajajajaja anda que no!! pregunténselo a Alvarito Munono que lo tuvo de entrenador varios años
Rancio es llegar al estadio y que en plena cola para entrar aparezca el cani de turno "¿Tiene usté un carné de sobra?".
Siempre me ha preguntado si alguna vez ne la historia habrá conseguido entrar alguien así...
Un saludo y enhorabuena por el blog,
Álvaro
Rancio era saltarse las clases del Instituto para ver el entrenamiento de los jueves en el Pizjuán, y pedirle un autógrafo a Fernando Peralta en un examen de historia de primero de bup.
Rancio era asomarse en el descanso al Proyecto Stirling o como se llamara, y ver la fauna allí existente mientras jalas el bocata chorizo,
Rancias eran las entradas más baratas para los reclutas...
Rancio es plantarte en Nervión o (sobre todo) Heliopolis con pañuelito en la chaqueta, papeleta de sitio, casetita de Feria, chaletito en Rota, casita en El Rocío, Audi, BMW, Mercedes, Volvo, Jaguar, Lexus o todoterreno gordo en la puerta y tener a tu niño en la universidad, estudiando Derecho o ADE, y que el niño tenga un Volkswagen Golf o un Audi A3. Si es niña, deberá tener un Mini o un Fiat 500. Eso sí, la bufandita del Sevilla o del Betis por debajo de la chaqueta que no falte.
Rancio es bajarte del autobús en el Prado para irte andando Manuel Siurot p'arriba hasta llegar al Villamarín...
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