Tranquila y pacíficamente pasaba la tarde nuestro protagonista de hoy en la maravillosa playa de su ciudad natal combatiendo el calor con una deliciosa capirinha y disfrutando de una agradable tarde como cualquier chaval de 17 años que se precie, cuando de repente escuchó a alguien gritando su nombre a voces, al darse la vuelta comprobó que era su representante, que corriendo se acercaba hacia a él “¿Qué ocurre?” Le espetó Carlao “Corre y ve a tu casa, mete cuatro cosas en la maleta y vámonos, el Sevilla de España te ha fichado” un sorprendido Carlao solo atinó a balbucear emocionado “¿El Sevilla? El mismo equipo donde han jugado ídolos como Pintinho, César, Josimar, Moacir, Bebeto o Axel?” Acto seguido, el bueno de Carlos corrió raudo y veloz hacia su casa y en el tiempo que se tarda en decir “Mamá, me voy, me ha fichado un equipo español, adiós te quiero” llenó su mochila con alguna camiseta, un patalón, ilusión, ganas de triunfar y un diccionario español/portugués y se plantó en Sevilla para rubricar su nuevo contrato.
Tras una presentación relámpago, este delantero centro nacido el 24 de abril de 1980 y procedente del Atlético Panarense que al parecer (ya saben, en aquella época la información era otra cosa) triunfaba en las categorías inferiores de la Selección Brasileña y que venía para hacer olvidar a José Mari, se puso a las órdenes de Julián Rubio con el ánimo de convencer tanto al mister como a la entidad, que había pagado 80.000 $ por su cesión, para que rápidamente se hicieran con su pase definitivo (cifrado en un millón de dólares) y demostrar que su insultante juventud no era ni mucho menos una barrera para demostrar que era todo un goleador preparado para hacer frente a las defensas más feroces que poblaban la liga española, sobre todo en su división de plata, competición que el Sevilla disputaría dicho año.
Pero como suele ocurrir con todos los exóticos fichajes que el Sevilla FC realizó en la segunda mitad de la década de los noventa, nada salió como se suponía debería salir y unos minutitos en el prestigioso Trofeo de la Sal frente a San Fernando (a buen seguro recordado por nuestros lectores por el gol de Thetis), algún partido de aquella batalla campal que fue el Trofeo Colombino de 1997 y algún que otro rato repartido en alguna pachanga veraniega fueron suficientes para ver que el delantero brasileño, ni se iba a convertir en el futuro 9 de la selección brasileña como otros compañeros de generación, ni tenía suficiente nivel para un Sevilla que aspiraba a retornar rápidamente a primera. Una cesión fantasma al Orense (en la ciudad gallega aun lo están esperando) para que dispusiera de minutos pareció ser la solución, pero a partir de aquel intento frustrado de endosarlo, nada se supo del destino de Carlao, que al parecerse mantuvo varios meses en Sevilla, pasando hambre para posteriormente emprender una carrera en equipos de segunda fila brasileños tales como el Sociedade Esportiva y el Operários Mafrenses Recreação sin que tengamos constancia de su rendimiento ¿Habrá existido realmente o solo es fruto de nuestra imaginación?.
4 comentarios:
¡Agradecimientos a Alejandro Sáez por proporcionarnos la foto de Carlao de la época y la de Carlao actualmente!
gran entrada jajaja!
La foto de Carlao en el Sevilla, es muy buena, parece como si estuviese pensando, bufff aqui son muy buenos, voy a hacer como que estiro y así no toco tanto el balón
Un abrazo
http://tanque-shirley.blogspot.com/2011/09/canpania-fabor-de-la-esticmatisasion-de.html
Las caipirinhas y los mojitos están acabando con el whisky en la playa
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