VICENTE MIERA CAMPOS

Hay experiencias que te marcan por toda una vida y después de las cuales no vuelves a ser el mismo. A Vicente Miera su paso por el horroroso Sevilla de la temporada 97/98 le marcó tanto tantísimo que desde entonces no ha vuelto a entrenar en su vida.

Y mira que tenía una larga trayectoria en su haber: El Oviedo, el Sporting de Gijón, el Español, el Atlético de Madrid, el Tenerife, el Rácing de Santander y la Selección Española (con la que ganó el oro olímpico y con la que perdió la imbatibilidad en Sevilla en un partido ante Francia jugado en el Villamarín) habían contado con sus servicios en su dilatada carrera, pero tal tuvo que ser “la hostia con la mano abierta” recibida tras su paso por el Sevilla de finales de los noventa que desde entonces se le quitaron las ganas de seguir aguantando gilipolleces.

Un Sevilla que había descendido a segunda después de más de veinte años consecutivos jugando en primera se mostró dubitativo en las primeras jornadas lo que acabó con la destitución de Julián Rubio y la llegada de Miera al banquillo sevillista. Era el equipo de los Casagrande, Eboue, la cobra Axel, Lucio Wagner, Juan Ramón, etc, etc. Un plantillón, vamos.

El entrenador cántabro cogió al equipo en la jornada séptima y sus cinco primeros partidos se saldaron con tres empates y dos derrotas. No fue hasta un mes después de su debut cuando por fin pudo saborear el sabor de la victoria al vencer por la mínima al Alavés en el partido en el debutó Carlos Marchena con el conjunto sevillista (también le dio la oportunidad de estrenarse a otro ilustre como Jesuli un par de encuentros más adelante). Esta victoria no sirvió para enderezar el rumbo de los nervionenses que siguieron sumidos en la tónica general de mediocridad que llevaban ofreciendo durante año y medio así que viendo que el equipo no daba síntomas ninguno de recuperación, la directiva (igual de “colussa” que la plantilla) decidió prescindir de Miera como entrenador tras un empate en casa ante el Eibar dejando al pobre hombre sin comerse el turrón por un escaso día (literalmente, pues fue destituido el 23 de diciembre). 17 de 42 puntos posibles tuvieron la culpa.

Sin embargo Vicente Miera no pasó a engrosar la cola del paro pues dejó el banquillo a Juan Carlos Álvarez pero pasó a ser Manager (lo que viene siendo hoy día el Director Deportivo) y bajo su “mandato” llegaron jugadores tan importantes a la entidad como el Pájaro Enría o Vukicevic.

Acabada la temporada se desvinculó de la entidad de Nervión y desde entonces nunca más se le volvió a ver dirigiendo a un equipo. Y es que aquel Sevilla de finales de los noventa no quemaba… achicharraba.