Hay
jugadores que por su calidad o capacidad inventiva consiguen patentar jugadas
que son de inmediato reconocimiento nada más nombrar al susodicho, así por
ejemplo nos encontramos con la
cola de vaca de Romario, la ruleta de Zidane, las
bicicletas de Denilson,
el ostia-como-cojones-ha-hecho-eso de Bergkamp, el penalti de Panenka, la gravesinha de
Gravesen, el escorpión
de Higuita o el tiro del
tigre de Mark Lenders. Zoran Njegus también tenía su propia jugada, en este
caso quizás menos espectacular que las anteriormente mencionadas, pero de igual
forma era completamente identificativa del jugador que la realizaba. No tenía
un nombre espectacular tipo la Njegusinha (demasiado complicado de pronunciar)
o la huida de la Gacela Thompson, así
que intentaremos explicarla de la manera más gráfica posible: básicamente
consistía en coger el balón en su campo, agachar la cabeza y sin levantarla
correr hacia la línea de fondo para colgar el balón al área. A veces el bueno de
Zoran se emocionaba demasiado y se llegaba a salir del terreno de juego (yo lo
he visto, lo juro) y otras veces se asociaba con su compi de banda Paco
Gallardo, que su vez tenía otra jugada que le caracterizaba completamente: el regate que sobraba, por ello, no es
de extrañar que acostumbrados a ver a Njegus
correr hasta la línea de fondo sin sentido alguno y a Gallardo regatear una
vez, y otra vez, y otra vez y cuando la tenía a huevo volver a regatear, que
cuando los sevillistas contemplaron a Dani
Alves y a Jesús Navas haciendo diabluras por esa misma banda no pudieran
más que frotarse los ojos y reflexionar sobre si lo que estaban viendo era real
o no.
Tras
destacar en el Estrella Roja, Njegus fue requerido por Arrigo Sacchi para
formar parte del Atlético de Madrid en la temporada 98/99, tras tres campañas
en el Manzanares, llega a Sevilla donde su fichaje es recibido con cierto
escepticismo a causa del irregular rendimiento que había mostrado como atlético,
aun así en su primera temporada Caparrós confía plenamente en él como carrilero
diestro de los sevillistas, convirtiéndose en un clásico de las alineaciones,
que imprimía un absoluto respeto a las delanteras rivales e incluso a los
árbitros (que se lo
pregunten a Medina Cantalejo) pudiendo disfrutar los sevillistas en casi
cada partido de su arte al agachar la cabeza y recorrer el campo, situación que
cambiaría a la siguiente temporada, donde la competencia de Redondo y el
fichaje de Dani Alves en diciembre le privan a la afición de disfrutar de su ya
clásica jugada durante el primer tercio de temporada, aun así acaba el año como
titular del lateral derecho.
En
su tercera campaña como sevillista las cosas iban a cambiar, Alves y Redondo se
hacen dueños de la banda derecha lo que dejan casi inédito al pobre Njegus, que
disputa tan solo tres partidos, confirmando su caída cuesta abajo y sin frenos
en el Sevilla en el que pasó de titular indiscutible a absoluta morralla en tan
solo tres temporadas. Tras el parón invernal, Njegus pensó que para no jugar
mejor quedarse en su keli tranquilamente y
retrasa varios días su incorporación a los entrenamientos, lo que hincha
demasiado la vena de Caparrós que lo aparta del grupo, para colmo la irrupción
desde el Sevilla B de Sergio
Ramos hace que la presencia del serbio resulte incluso molesta, por lo que
tanto el Sevilla como Njegus deciden poner fin a su relación contractual, lo
que le da la excusa perfecta al balcánico para retirarse del fútbol
definitivamente y dedicarse a su verdadera pasión: coleccionar y poner a desfilar maquetas de soldaditos
de la I Guerra Mundial.
Tras
ver que su hobby no lo llenaba como persona al 100%, decide retomar el fútbol,
esta vez como
entrenador habiendo tenido a sus órdenes al Sloboda Uzice, al FK Javor, al Spartak
Zlatibor Voda y actualmente al Borac Cacak, equipos en los que sus jugadores
siempre han mostrado un gran respeto ante el ex jugador que perfeccionó la
maravillosa técnica de “agacha la cabeza y corre” que tantos buenos momentos
dio a la grada del Ramón Sánchez Pizjuán.
5 comentarios:
Muy bueno, yo siempre he desconfiado de los laterales corpulentos. Esa camisa es muy chula y yo la tengo con el nombre de Pablo Alfaro y me guste ponérmela en plan cani. Ambos jugadores creo que vivían en Santa Clara.
Si Njegus hubiera jugado de pequeño en campos de sevilla levantaría la cabeza, porque ese es un consejo que dan todos los viejos de Sevilla, junto al de echar el cuerpo para delante al chutar para que no se te vaya arriba el tiro.
Niño, la levanta la cabeza, ¿es que los viejos serbios no conocen esa regla?
Saludos
Hombreee mi amigo Zoran Njegus. Ni idea de que había jugado tanto en el Sevilla, tan solo me sonaba que había estado en otro equipo de la liga pero le perdí la pista. Mirad esta obra de arte para valorarlo en su justa medida.
Lo he visto conducir: prometo que también bajaba la cabeza!
Este jugador vino a confesarse a mi parroquia por su heterodoxia sexuá, y hasta ahçi puedo leer.
¡CUENTE, CUENTE! No nos prive de tan interesantes datos, amigo predicador
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