Jorge Otero Bouzós (o Bouzas,
depende de donde mires), nace el 28 de Enero de 1969 en Nigrán, en la provincia
gallega de Pontevedra. Un año más tarde nacería en el mismo lugar Iván
Ferreiro, el que fuera cantante de Los Piratas. Fueron muy amigos hasta que a
mitad de los 80 Jorge le dedicó más tiempo al fútbol y se distanciaron. De
hecho, cuando en la canción de “Años 80” Iván dice “no te echaré de menos en Septiembre”, se
refiere a la fecha en la que habitualmente empieza la
Liga. Va claramente por Jorge.
Jorge Otero empieza a desarrollar
su carrera como lateral derecho en las categorías inferiores del Celta de Vigo.
Tras jugar la temporada 1986-87 en el Gran Peña, equipo afiliado a los celtiñas,
pasa al primer equipo.
Con apenas 18 años se hace con el
puesto de titular y se convierte en uno de los jugadores más queridos por la
afición. Cada vez pasa más tiempo en Vigo y menos en Nigrán. Iván ve como su
amigo se distancia, así que en la misma Vigo funda Los Piratas, a ver si así
pueden pasar más tiempo juntos.
De cualquier forma entre
entrenamientos de uno y ensayos del otro la distancia sigue aumentando entre
ambos. A Iván eso le duele y se desahoga componiendo. Por eso en la canción
“Oh, nena”, del primer álbum de estudio de su banda, le podemos escuchar
diciendo “Mi estómago se hace un nudo
pensando que no volverías. Y no has vuelto, es verdad, y es probable que no
vuelvas jamás”.
Y su razón tenía el bueno de
Iván, porque tras una gran temporada 1993-94, en la que Otero alcanza el
subcampeonato de la Copa
del Rey con el Celta, debuta en la
Selección (cada uno diríamos probablemente diferentes nombres,
pero para mí el internacional más sorprendente de la historia estaría entre
éste, Raúl Bravo y Óscar Téllez) y acude al Mundial USA 94, Otero recibe varias
ofertas. Llega a firmar un precontrato con el Deportivo, eterno rival, pero
finalmente el Valencia le ofrece más dinero y se larga a tierras levantinas.
Una especie de doble traición
a los dos más importantes equipos gallegos. Con tanto tonteo con uno y otro
equipo no es de extrañar que el siguiente disco de los Piratas se llamase
“Poligamia” e incluyera un tema titulado “Promesas que no valen nada”.
Finalmente Otero tuvo
que pagar por todo esto.
Tres años estuvo Jorge Otero en
el Valencia. En la temporada 1994-95 se lleva un buen palo porque el equipo al
que no quiso ir le gana la final de Copa del Rey al equipo al que se fue. Al
año siguiente sería subcampeón de Liga y acudiría a la Euro 96 en Inglaterra,
momento que marca su despedida de la Selección Española.
La temporada 1996-97 de Otero es
muy floja y los chés, al escuchar el nuevo single de los Piratas, “Matadero
clandestino”, en el que se dice “Alguien
debería inventar qué podemos hacer con las cosas que no sirven para nada y no
podemos tirar”, se acuerdan de Luis Aragonés, que tanto bien ha hecho por
este blog que le vamos a dar una plaquita algún día, y le dicen que lo
recomiende para que se venga al Betis, donde se especializaría en perder la
pelota en el sitio más comprometido del campo.
En el Betis estuvo cuatro
temporadas y nunca tuvo el favor de la afición, lo cual no es de extrañar
cuando perdía el balón a la más mínima presión del delantero provocando un uno
contra uno contra el portero. Un auténtico desastre que le llevó a ser elegido
en el once
ideal de los Amigos de Kukleta, y eso que jugaba en un puesto con seria
competencia (Branko Ilic, “Mágico” Díaz, Sánchez
Jara, Tais u Óscar López). Igualmente se ponía en duda su profesionalidad, no sabemos por
qué.
En 2001 Luis Aragonés deshace un
poco del mal que había hecho y se lo lleva a su proyecto para ascender al
Atlético a Primera División (sí, tierno infante, el Atlético, por aquellas
fechas, pasó dos años en Segunda, a todo el mundo le huele la mierda, suelta el
Marca de una puñetera vez). Del Betis no guardaría un buen recuerdo, y es
habitual para él juntarse con Rodolfo
Dapena Dapena (pero tela) para echar
pestes del conjunto verdiblanco. La definición de su juego en su
trayectoria bética la dio, quién si no, Iván Ferreiro y sus Piratas en 2001, en
la canción “Inevitable”, del álbum “Ultrasónica”, en un verso que dice lo
siguiente: “Parado en movimiento es
parado pero lento”. En realidad aquí Luis Aragonés sí que fastidió a
nuestro blog, ya que aquel verano sonaba otra
posibilidad que hubiera hecho este artículo infinitamente más jugoso.
Dos años está en el Atlético de
Madrid. En el primero consigue el ascenso y el siguiente sería su última
campaña en la máxima categoría del fútbol español, cuyos céspedes pisó aquel
año de 2003 para no volver jamás. Igual que Iván Ferreiro graba aquel año su
último disco con los Piratas para no volver jamás y dedicarse a su carrera en
solitario.
Jorge se
ofrece al Celta sin éxito. Tras esto jugó aún dos temporadas en el Elche,
en Segunda División antes de retirarse. Hoy día es el segundo entrenador del
Rápido de Bouzas (así por lo menos hay algo rápido relacionado con él), y en
los desplazamientos del equipo se pone sus cascos con musiquita de Iván
Ferreiro, su viejo amigo, escuchando el último disco de éste, “Confesiones de
un lateral derecho artista de mierda”, y pardiez, que me cuelguen de los
pulgares si la letra de “Santa
adrenalina” no habla de la relación imposible entre Jorge e Iván.
2 comentarios:
Y con Otero queda completado el ONCE IDEAL DE AMIGOS DE KUKLETA dos años después
http://colussoscontrakukletas.blogspot.com.es/2011/09/once-ideal-amigos-de-kukleta.html
Pues será mi gusto, pero a mí no me sorprende lo de Téllez en la selección. Recuerdo que jugó la final de UEFA del Alavés contra el Liverpool, y que lanzó una falta buenísima que hizo que Westerveld (sí, aquel que luego, con el paso del tiempo, chupó banquillo en el Almería) tuviera que hacer una buena parada.
Sin embargo, reconozco que siempre tuvo el problema de su sobrepeso (recuerdo haber leído en su día que Kovacevic le ganó un balón cuando le sacaba al jugador de la Real varios metros de ventaja)...
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