GERARDO DANIEL RABAJDA MAINO

Este asustadizo portero que sorprendido parece no encontrar en balón, a pesar de tenerlo delante de sus narices, de marcado corte renaldinho, prematura calvicie y dudoso gusto capilar cuando se resistía a quedarse calvo del todo, adoptando un estilo de peinado denominado “calvo con melena” o también llamado look Rappel, es Gerardo Daniel Rabajda, nacido en la capital uruguaya, Montevideo, el 13 de Agosto de 1967 y de desafortunado paso por el fútbol sevillano, como no podía ser de otra manera.

Formado en Peñarol, antes de llegar al club de Nervión se hizo un hueco en la relevante Liga chilena, jugando en el Unión Española, donde tras un inicio prometedor se ganó el apodo de "He-Man" (?) a raíz de un error garrafal en un partido de cuartos de final de la Copa Libertadores ante el Sao Paulo en el que convirtió un centro al área sin peligro en un gol, que ponía cuesta abajo la eliminatoria. Defenestrado, emigró al Puebla méxicano, donde le recuerdan como todo un ídolo, siendo incluso nombrado como el mejor jugador de la liga, gracias a sus salidas por alto, atajadas de grande, liderazgo y sobre todo carisma, cualidades que lo hicieron un inmortal del Puebla de la Franja y un jugador deseado para la secretaría técnica y deportiva sevillista.

Llegado al Sevilla de la 99/00 junto a Zalayeta, Marcelo Otero e Inti Podestá en un pack de oferta de jugadores uruguayos endosados por el representante Paco Casal, formando un autentico clan con los también charrúas Nico Oliveira y Tabaré Silva, que ya militaban en el Sevilla, peleó (sin éxito) un puesto en la portería con Juanjo Valencia primero y Frode Olsen después. Apenas 2 partidos en Liga y 6 goles encajados (2 de ellos en la recordada victoria sevillista ante el Barça por 3-2, donde inexplicablemente Marcos Alonso, alegando a la experiencia de Rabajda le dio la titularidad a pesar de no haber rascado bola en toda la temporada y los otros cuatro en la derrota contra el Oviedo) y dos encuentros coperos ante el Osasuna (donde el Sevilla cayó eliminado) constituyen su pobrísimo bagaje. Su mala relación con Marcos Alonso, críticas al consejo por un supuesto complot contra los uruguayos del equipo (le llegaron apartar del equipo, lo que propició la primera convocatoria de nuestro queridísimo Chuchi y el fichaje de Frode Olsen) a las que Roberto Ales respondió que se dedicara a hablar “cuando demostrara algo en el campo”, su pobre rendimiento y el mal momento del cuadro hispalense que descendió a segunda división, quizás constituyan las causas de pobre paso por esta ciudad.

En verano de 2000 fue cedido al Rosario Central de Argentina, donde con mucha más pena que gloria inició un periplo que patente dejó su clara cuesta abajo futbolística que le llevaría al Danubio (donde fue apartado del equipo), Fénix y Miramar Misiones, todos de su país.

Actualmente, al tiempo que concede entrevistas en las que al más puro estilo Aída Nizar a veces habla de sí mismo en tercera persona, es representante de jugadores, algo que parece hace mucho mejor que defender la portería, y es que a pesar de haber sido denunciado por el Club Tacuarí de Paraguay por presunta estafa, colocó a Juan Salgueiro en el Murcia, algo que debo reconocer, tiene mucho mérito.