JOAQUÍN JIMÉNEZ POSTIGO: EL BICAMPEÓN

Si a un bético que esté más o menos puesto en la historia de su club le preguntaras quiénes fueron los jugadores que le dieron el título de Liga de 1935 podría recitarte una alineación compuesta por Urquiaga, Areso, Aedo, Peral, Lecue, Gómez, Adolfo, Saro, Unamuno, Timimi y Caballero, y podría mencionar también otros nombres importantes en aquel triunfo tales como Rancel o Larrinoa.

Si hacemos lo mismo en la otra acera respecto a la Liga de 1946 podríamos mencionar una alineación compuesta por Busto, Joaquín, Villalonga, Alconero, Eguiluz, Herrera, Félix, Campos, Arza, López y Araújo, con aportación importante de Antúnez o Campanal.

Pero no fueron los únicos campeones. ¿Podemos olvidar que Espinosa, guardameta suplente de aquel equipo bético, mantuvo la portería a cero frente al Español en su única aparición de la temporada? Si una mala actuación suya hubiera supuesto la derrota el Betis jamás habría sido campeón.

Ovidio sólo jugó cuatro partidos para el Sevilla en la temporada 1945-46, pero su gol al Atlético Aviación permitió conseguir un empate y un punto decisivo para que su club pudiera cantar el alirón.

En este blog nunca despreciamos la figura del jugador suplente. De hecho, gracias a su recuerdo somos lo que somos hoy día. ¿Qué somos? Pues ni idea, pero algo seremos y lo que sea que seamos lo somos gracias a ellos.

Y no podemos dejar de lado a aquellos que ni siquiera llegaron a saltar al campo. Uno es tan bueno como sus rivales le exigen (si nadie te exige vas arrasando hasta que te encuentras un Bayern o un Borussia y te manda a la venta). ¿Alguien cree que Nadal, Federer y Djokovic serían tan buenos si no hubieran coincidido en el tiempo? Un equipo juega como entrena, y si tus compañeros de entrenamiento te exigen te harán mejor, aunque luego ellos no disputen un solo minuto.

¿A dónde queremos llegar con todo esta oda al jugador suplente? Pues al hecho único de que existe un jugador en la historia del fútbol sevillano que se proclamó campeón de Liga con ambos clubes, aunque con muy distinto rol. Ese jugador, como ya habrá adivinado el lector atento al título y a la foto que encabeza el post, fue Joaquín Jiménez Postigo.

Joaquín nace en Alcalá de Guadaíra el 18 de Abril de 1918. De chaval empieza a darle pataditas al balón en el Guadaíra FC de su localidad natal. Siendo un chiquillo de 16 años se incorpora al equipo amateur del Betis. De esta forma la temporada 1934-35 formaría parte del conjunto bético, aunque no llegó a debutar en Liga. Areso y Aedo, la mejor defensa de aquella Liga, que llegó a la Selección Española incluso, le cortaron el paso, aunque sí jugó dos partidos de Copa recibiendo bastantes elogios.

Por tanto, Joaquín pudo proclamarse campeón del Campeonato de Liga 1934-35 y quien no esté de acuerdo que vaya y, por mencionar un ídolo de estas tierras, le quite la medalla de la Eurocopa 2008 a Andrés Palop.

Pese a que destacó en sus intervenciones coperas, y pese a que Areso firmó por el Barcelona, no continuó tras aquella temporada en el conjunto bético y marchó al Sevilla Fútbol Club.

Sólo tenía 17 años, pero desde su primera temporada fue titular y no dejaría de serlo hasta la temporada 1949-50, tras la que se retiró. Se convirtió en el baluarte de la defensa nervionense y en pieza fundamental en la época más gloriosa del club, llegando a ocupar el puesto de capitán durante varias temporadas, incluida la del título de Liga 1945-46, que permite a nuestro protagonista mirar por encima del hombro a cualquier otro jugador que haya pasado por nuestra ciudad, ya que es el único que ha colaborado a la hora de conseguir dos Ligas. Además con el Sevilla ganó las Copas de 1939 y de 1948. Incluso tras esta última la comitiva sevillista que volvía de Madrid se desvió por su pueblo natal a modo de homenaje a su persona.

Joaquín falleció en 2005, año del centenario sevillista, siendo poseedor de la Medalla de Oro de la Federación Andaluza de Fútbol.

Joaquín Jiménez Postigo, historia por partida doble del fútbol sevillano.