miércoles, 27 de julio de 2011

JOHNNY EKSTRÖM

5 de Marzo de 1965. Nos encontramos en el famoso tugurio “Inga-Bar-Beerman”, en el distrito gotemburgués de Kallebäck, donde Mr. Ekström toma unas cervezas tranquilamente. El teléfono del bar suena y el Moe sueco lo coge. Comunica a Mr. Ekström que su mujer está a punto de dar a luz. Tras dejar la jarra de cerveza con un fuerte golpe sobre la barra comprada en Ikea, ésta se desmonta sola y toda la comida puesta sobre ella se va al suelo.
Mr. Ekström llega apresuradamente al hospital donde recibe una pésima noticia. El parto se complica y tanto su mujer como su hijo están en peligro de muerte. Mr. Ekström, apesadumbrado, agacha la cabeza cuando nota una mano huesuda sobre su hombro. Al volverse ve a la Muerte en persona. Ésta le reta a una partida de ajedrez en la que se jugará la vida de sus familiares. Mr. Ekström hace un par de jugadas arriesgadas y gana, pero la Muerte es vengativa y le deja claro que sí, que su familia vivirá, pero que su hijo estará condenado a ser señalado para mofa y befa de alguna página de internet. Como es 1965 y Mr. Ekström no tiene ni idea de qué cojones es internet, pasa del tema y se dedica a celebrar que el parto finaliza felizmente.

Johnny le pusieron al muchacho. No tuvo una infancia fácil. Cuando pequeño tenía tendencia a la piromanía y una vez la lió parda con una cerilla y un bidón de gasolina. Eso le llevó al reformatorio donde se enamoró de una chica llamada Lisbeth, con la que tenía muchas cosas en común. Deciden huir, y como las puertas del reformatorio son de Ikea huyen con facilidad. Se ven perseguidos y para huir acaban colándose en un avión que viaja hacia las playas españolas.
Allí Johnny sufre un enorme desengaño, ya que Lisbeth le deja por un tal Manolo. En aquel momento jura venganza. En el futuro los españoles pagarían por su afrenta. O por lo menos algunos de ellos.
Johnny traza su plan maestro y empieza retornando a Göteborg, y haciendo las pruebas para el equipo local, dónde consigue enrolarse y debutar en el primer equipo en 1984, ganando la liga sueca en su primera temporada. Aquel año se ganó el apodo de “Kallebäcks-Expressen”, que en el idioma del imperio significa “El Expreso de Kallebäck”, siendo incluso máximo goleador de la Liga.
En 1986 le llega su primera gran oportunidad para aniquilar españoles. En la semifinal de la Copa de Europa el Göteborg se verá las caras con el Fútbol Club Barcelona. Los suecos ganan en la ida por un contundente 3-0. Pero Johnny es maquiavélico. Sabe que eliminar con tanta claridad a los culés no tendría efecto sobre sus corazones, así que destroza los nervios de los barcelonistas haciendo un horrible partido de vuelta junto a sus compañeros para que el Barsa le remonte y lo elimine en los penaltis. Con esto consiguió matar unos cuantos españoles de un infarto. Luego le pasaría al mítico Duckadam algunos esteroides antes de la final de Sevilla para completar la primera parte de su maquiavélico plan.

Tras este alarde propio de los más grandes conspiradores o del guionista más fumado de “Lost”, marcha a Italia, al Émpoli, donde pasaría con más pena que gloria dos temporadas. Sin embargo, en un alarde de habilidad por parte de su representante ficha por un grande de Europa al año siguiente, el Bayern Munich, donde no juega demasiado en una única temporada, pasando más tiempo en el banquillo con su walkman escuchando canciones de ABBA.
En 1989 se marcha a Francia, concretamente al Cannes. Allí marcó 4 goles en 32 partidos, disputados a lo largo de dos temporadas, y es que el muchacho se distraía demasiado en La Croisette.
Tras disputar el Mundial 1990 con su selección, cayendo eliminados por la superpotencia Costa Rica en la fase de grupos, vuelve a casa, al Göteborg, donde siempre le dejarán entrar. En su retorno se sale, marca 21 goles en 40 partidos y vuelve a ser cotizado, lo que le permite en 1992 volver a Italia, a la Reggiana concretamente, donde nunca se adapta porque se ha llevado los muebles de su casa en Suecia y no ha tenido cojones de volver a montarlos. El dormir todas las noches en el suelo le destroza físicamente y fracasa en el equipo italiano.
En Italia Johnny vuelve a encontrar el amor, algo que no había conseguido desde la época que Lisbeth le rompió el corazón marchándose entre gritos y susurros. Conoce a una emigrante sueca llamada Fanny que trabaja en las oficinas de una empresa de muebles nórdica que intenta abrirse paso internacionalmente. Tiene tantas cosas en común con ella que es como un espejo para él, Johnny es feliz y cree conocer todos los secretos de un matrimonio. Pero un día conocen a un latin lover español llamado Alejandro. Fanny se va con él y Johnny recupera los deseos de venganza contra los españoles, así que en Diciembre de 1993 se embarca hacia España a vestir los colores del Betis junto a grandes hombres como Yubero, Juanito alias “el que le metió el gol al Barcelona” y “Balán” González.
Tras cortarse el pelo, ya que sabía que en Sevilla hacía musha caló, Ekström hace su debut en una eliminatoria de Copa contra el Barcelona que seguro nadie recuerda ya. En el partido de ida en Villamarín Johnny tiene dos mano a mano contra el guardameta culé, pero el enorme nivel de éste, Carlos Busquets, evita que el Expreso de Källerback se estrene como goleador verdiblanco. Pero si alguien cree que el plan para matar españoles de un infarto de Johnny acaba ahí es que no conoce lo terrible que puede llegar a ser la mente de un sueco cabreado. El Betis recibiría poco después al Compostela, en el partido decisivo para el ascenso. El Betis vence 2-1 en el minuto 92 cuando Bellido lanza un trallazo y empata para los gallegos, todo está perdido. Johnny piensa que ha llegado el momento. En el minuto 93 coge un balón suelto en el área compostelana y marca el gol que le da medio ascenso al Betis, matando a la mitad del estadio de un infarto y casi a Caneda.
Saciadas ya sus ansias de venganza con esta última hazaña, Johnny apenas marca un gol más, en Villarreal en una derrota por 2-1, completando siete partidos de Liga y dos de Copa. Ha conseguido la calma en su espíritu y se marcha a Alemania, a un retiro dorado en equipos modestos, vistiendo la camiseta del Dynamo Dresden y el Eintracht Frankfurt. Antes de jubilarse con 30 años aún tendría tiempo de volver a casa, a jugar unos partiditos con el Göteborg, el equipo de su vida. Años después, en 2005, para matar el gusanillo aún jugaría algunos partidos en quinta división sueca con el equipo de su barrio, el Garda BK.
¿Qué es de Johnny hoy en día? Pues ni puta idea, pero me gusta imaginarlo sentado en una silla de diseño, escuchando “Mamma mía” de fondo mientras lee el último best-seller de Camilla Lackberg. Por 25 pesetas, tópicos de Suecia.
Sólo una última pregunta. ¿Por qué venden comida en una tienda de muebles?

2 comentarios:

Rinat Rafaé dijo...

Johnny Ekstrom... o como desentrañar toda la cultura sueca para hablar de un futbolísta. ¡¡BRAVO!!

Me ha encantado el artículo, pelis de Bergman, abba, ikea, millenium... ¡solo te ha faltado Roxette!! y con lo de Manolo me he reido lo más grande!!

Anónimo dijo...

Qué poca vergüenza teneis. Pondriais como futbolista malo hasta el mísmisimo Cruyf ya os vale.