STEPHEN SUNDAY OBAYAN “SUNNY”

Sunny Sunday (o domingo soleado). Con este nombre podríamos pensar que estamos ante un jugador que cada domingo hace brillar con su fútbol a su equipo para deleite de sus aficionados, pero desgraciadamente me temo que a pesar de su juventud  (todavía tiene 22 años) en su meteórica carrera hacia la decadencia brillar, lo que se dice brillar no brilla ni con Mr. Propper.

Nacido en el corazón del Africa negra, concretamente en la capital de Nigeria, Lagos, la historia de  Sunny puede parecer en principio el guión perfecto de una de esas pelis de superación con las que Antena 3 intenta amargarte la siesta cada sábado. El pequeño Stephen era un chico feliz que disfrutaba con lo de todos los chavales, echando un ratito con los colegas, cambiando estampitas con los chavales del barrio,  viendo sus personajes de animación favoritos en la tele, comiéndose un Kebab con mucha salsa blanca y todas esas cosas que hace los chavales hoy en día, pero sin duda su afición favorita era jugar al fútbol, deporte que practicaba en la escuela que había montado ese ex jugador recordado por su elegancia en el vestir y su buen gusto en el peinar, llamado Tarybo West. Un indigno representante de futbolistas belgas le prometió el oro al moro si se iba con él a Europa, pero parece que las intenciones de este despreciable personaje eran otras y el pobre Sunny se vio de repente tirado y sin equipo en París, por lo que decide viajar a España e ingresa en la selección nigeriana de inmigrantes donde tras disputar un amistoso ante el juvenil del Rayo Vallecano llama la atención de los ojeadores del Polideportivo Ejido que lo incorporan a sus divisiones inferiores, donde deslumbra a propios y extraños, no tardando en debutar con el primer equipo. Al mismo tiempo Sunny adquiere la nacionalidad española y es convocado con la selección sub 20 para disputar el Mundial 2007, convirtiéndose en un autentico mariscal del medio campo en un equipo en el que compartía vestuario con los Crespo, Capel, Bojan, Piqué o Marc Valiente.

No se sabe si por su fútbol, por lo exótico de su historia o por las argucias de su representante (esta vez legal), pero el caso es que el chico comenzó a ser pieza cotizada entre varios equipos, protagonizando un documental de La 2 e incluso sonando para el Barça, el Chelsea o el Manchester United, pero es finalmente el Valencia el que se lleva el gato al agua e incorpora al jugador a sus filas con un contrato de larga duración, asegurándose de esta manera tener a este diamante en bruto durante un buen puñado de años. No llega a cuajar en el equipo che, con el que juega tan solo 10 partidos de liga, pero con el que gana la Copa del Rey, lo que los mandamases valencianistas excusan en su juventud, por lo que deciden cederlo al Osasuna donde Sunny disputa unos pírricos 29 minutos repartidos en cuatro partidos, así que vuelve a la disciplina valencianista, que decepcionados por las pocas oportunidades que le han dado a su perla, deciden cederlo un año más. Esta vez las habilidades negociadoras de su representante no engañan a ningún equipo de primera, por lo que tiene que rebajar miras a la división de plata y es aquí donde entra en juego el Betis.

Recién descendido y con la urgencia de volver de nuevo a primera lo más rápido posible, el Betis incorpora a Sunny a sus filas en calidad de cedido, pensando que tal vez fuera esa la temporada donde el chico explotara definitivamente, por lo que lo el Betis se guarda una opción de compra por el chaval… pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que el pobre Domingo Soleado no se hace un hueco entre los titulares y casi que tampoco entre los suplentes, desesperando a la parroquia verdiblanca con su desidia en los apenas siete ratitos que disputó con la elástica bética sin dar ni la más mínima señal de ser no solo ya el jugador, si no siquiera la promesa que se suponía que iba a ser, lo que unido a la mala campaña bética hace que una vez terminada la temporada se le ponga un lacito y lo envíen por MRW de vuelta a Valencia.

Desesperados con un jugador que no explota, con varios años de contrato y sin sitio en la primera plantilla el Valencia no sabe qué hacer con él y dado que su representante no engaña ya a ningún equipo, Sunny se queda sin ficha al comienzo de la pasada campaña, pero esto no le hace rendirse, así que saca toda su fuerza y su espíritu refrescante y una vez abierto el mercado de invierno, el Numancia se acuerda de él y lo incorpora a sus filas, empezando por fin a dejar detalles del jugador que se suponía que sería y dándose el lujazo de incluso marcar un par de goles en la media temporada que ha disputado con el equipo soriano.

Una vez finalizada la campaña, vuelve de nuevo al Valencia con el que negocia la recisión de contrato, quizás para volver de nuevo a Soria  y quién sabe, quizás haga buena la letra de la famosa canción que lleva su nombre y “los días oscuros han desaparecido, y los días soleados están aquí”.