viernes, 9 de noviembre de 2012

ONESIME STÉPHANE EMANA

Ah, la familia. Broncas en los días señalaítos. Series exitosas en su día y otras que sobrepasan los límites de lo soportable hoy día. Películas extraordinarias y otras no tan extraordinarias. Pero una cosa está clara. No se puede vivir sin la familia. Lo sabían bien Lautaro Acosta, Aruna Koné o Benjamín Zarandona, y lo sabía bien Achille Emana cuando vino al Betis, que se trajo con él a un par de hermanos, el más destacado Onesime Stéphane Emana, nuestro protagonista de hoy.

17 de Junio de 1994 en Yaoundé, provincia de Camerún. Viene al mundo un nuevo bebé a casa de los Emana, pero el cabeza de familia anda distraído con el Mundial de Fútbol de Estados Unidos que empieza ese mismo día. Dos días más tarde debutaría la selección camerunesa en el campeonato y el hombre estaba ilusionado, ya que tras el enorme papel realizado en el Mundial anterior, se pensaba que los “Leones Indomables” podían llegar aún más lejos liderados por la joven promesa de 42 años Roger Milla.

La realidad fue bien distinta. Un empate 2-2 frente a Suecia, una derrota 3-0 frente a Brasil y un sonrojante 6-1 frente a Rusia dejaron al combinado africano fuera en la primera fase. Mientras Salenko iba haciéndole goles al guardameta Songo´o más se iba encabronando el patriarca de los Emana. Al acabar el partido cogió a sus retoños y los sacó al patio con la consigna de que debían recuperar la gloria futbolística para su país, incluido Onesime Stéphane, que no llegaba al mes de edad. Fue el comienzo de la saga.

En el verano de 2008 Achille Emana es fichado por el Betis, y un año más tarde llega Stéphane a la disciplina verdiblanca, con apenas quince añitos, para incorporarse al equipo cadete.

Jugando como delantero centro er shico no lo hace mal en honor a la verdad. Mete sus golitos y la temporada siguiente es ascendido al equipo juvenil. La afición bética le acoge con agrado, incluso los compañeros de un popular aficionado del equipo verdiblanco componen una canción en su honor.

La Federación Andaluza fue advertida de que había un posible crack en ciernes. Movidos por el espíritu de Blas Infante se dijeron “andaluces, levantaos” y rápidamente convocaron a Stéphane para la selección andaluza juvenil, considerándolo sevillano de pura cepa. De la mismísima Bellavista. De esta forma se aseguraban poder contar con el muchacho el día que Andalucía tuviera su propia Selección Nacional tras separarse del opresor y tirano Estado Español. No era una práctica nueva, ya Catalunya lo hizo en su día con Cruyff (e hijo), Neeskens, Caszely, Stoichkov, Kubala, Luis Suárez, Iniesta o Pepe Reina (nacidos respectivamente en Figueres, Palafrugell, Terrasa, Palamós, Mataró, Linyola, Sabadell, Manresa y Badalona por lo visto). O la selección vasca con cualquier navarro, riojano o francés que pare por allí a echar gasolina al coche.

En el verano de 2011 el Betis vende a Achille Emana, y sin tener muy claro si es por motivos deportivos o no, Stéphane sigue su camino y también deja el Betis, incorporándose, con 17 años, a la disciplina del filial del Xerez Deportivo. En su primera temporada en dicho filial, en Primera Andaluza, juega 19 partidos y mete 15 goles, lo que ha llevado a que ya haya entrenado en alguna ocasión con el primer equipo azul.

El futuro de Stéphane no lo conoce nadie. Quizá acabe siendo un crack, quizá nadie vuelva a hablar de él después de este artículo. Lo que sí está claro es una cosa. Que no se pongan chulos los de Bilbao, que los andaluces también nacemos donde nos da la real gana.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede ser un caso parecido al de Sunny con la española... aun no entiendo como no ha debutado con la absoluta.

Rafa dijo...

Lo mejor de Onésimo y lo mejor de Emaná todo en uno

Gontxo dijo...

No tenía ni idea de la existencia de este tipo. El patriarca Emaná que era juez de paz de su pueblo tiene hermanisimos...

Dani dijo...

Ha salido en las noticias de la Primera que Stephane se ha metido en una pelea en un partido: le ha endiñao un pùñetazo al portero rival porque al parecer le escuchó insultos...