No, no estamos ante Clark Gable con la camiseta del Betis, ni siquiera es el afamado propietario del Bar Reinols, este gentleman con bigotito a lo galán de la época dorada de Hollywood es Wojciech Kowalczyk, nacido un 14 de abril de 1972 en Varsovia (Polonia) que tras despuntar en la liga polaca en equipos como el Legia de Varsovia y sobre todo en las Olimpiadas de Barcelona 1992, donde obtuvo la medalla de plata tras perder la final contra España (anotando un gol en la final y 4 en total en todo el torneo), fichó en 1994 por cuatro temporadas por el Betis por la nada despreciable cantidad, en la época, de 220 millones de pesetas, lo que junto a las palabras del máximo accionista que afirmó que se trataba del “quinto mejor jugador del mundo“ ilusionó a la parroquia verdiblanca con disfrutar de muchas tardes de gloria con el jugador polaco.
Pero su rendimiento no fue del todo el esperado y en 62 partidos que jugó durante las 3 temporadas que jugó en el Betis anotó tan solo 14 goles, por lo que se decidió que cumpliera la última temporada que tenía firmada como cedido a Las Palmas, por aquel entonces en Segunda División, donde se reencontró con otros béticos como Bjelica, Nadj o Arpón y donde se mantuvo durante dos temporadas, anotando 6 goles en 28 partidos.
Cuentan las malas lenguas (y mis ojos lo corroboraron) que Kowalczyk no se cuidaba como de un deportista de élite cabía esperar y que su gusto por la fresca y burbujeante Cruzcampo y por los bares (especialmente los que contaban con tragaperras) del barrio de Bami le descentraron de la que tenía que ser su verdadera labor: meter goles, convirtiéndose así en el último integrante del fallido póker de “K” que militó en el Betis en el primer lustro de los 90 junto con Kobelev, Kassumov y (en pie) Kukleta.
Una vez acabada la aventura española, el bueno de Wojciech volvió a su club de origen, donde se mantuvo una temporada sin demasiada suerte, por lo que decidió probar fortuna en la exótica, pero siempre competitiva, liga chipriota, donde por fin pudo demostrar su valía, primero en el Anorthosis Famagusta donde se mantuvo en las temporadas 2001/02 y 2002/03, ganó la copa de Chipre y resultó máximo goleador (24 goles en 27 partidos) y la siguiente temporada en el APOEL, donde si bien bajó su rendimiento (3 goles en 16 partidos), obtuvo el título de campeón de liga en la que, a la postre, resultó ser su última temporada como futbolista profesional.
Actualmente no luce bigote.
4 comentarios:
Su rendimiento en el campo fue inversamente proporcional a su rendimiento en el mundo de la comida rápida. Nadie conoce su faceta más secreta devorando bordes de pizza. Cuentan las malas lenguas que su dieta básica consistía en comer una pizza familiar diaria, y las cajas vacías amontonadas en la puerta de su casa podían dar fe de ello.
Curiosamente, tras su paso por el Betis, Telepizza salió en bolsa. Ahí lo dejo.
Como dato curioso, una foto suya sin bigote:http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTo9mTppMRB5LBaDRYY0tMTmvLJQLa7bMi-I7GqxG7ajVEOh6CuFw&t=1
Jajajajajaja, Kowalzi zanpapizzas!!
Al final habia una foto sin bigote tb pero de mas viejo
Debuto despues de un pollo considerable para inscribirlo contra el Sporting, marcando un gol precioso de tacon, el quinto de la tarde, si no recuerdo mal. Con semejante chicharro nos vinimos arriba...el resto ya lo sabemos todos. Una cruzcampo fresquita a la salud del bueno de Wojciech
Recuerdo que en su primera temporada al inicio de la misma, contra el Merida, le dieron una patada y lo dejaron meses lesionados, Lopera rabiaba en la prensa que sus jugadores valian muchos millones para que los tuercebotas de los equipuchos de segundo nivel se lo lesionaran.
El pobre ya supongo que durante la lesión comenzaría a conocer sevilla y sus placeres y se acabó...
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