FALLECE EL ÚLTIMO EX JUGADOR DEL SEVILLA NACIDO EN EL SIGLO XVIII

Un nuevo suceso luctuoso entristece al fútbol sevillano a día de hoy. Tras el fallecimiento de Francisco Soto Menaya, el que fuera último ex jugador bético nacido en el siglo XIX, hoy se ha conocido que estará acompañado en el cuarto anfiteatro por el último ex jugador sevillista nacido en la centuria anterior.

Don Borja Francisco De Gala y Cifuentes, Marqués del Turruñuelo y Señor de Troncoso, ha fallecido hoy en la Clínica Infanta Luisa a la avanzada edad de 213 años.

Nacido el 31 de Diciembre de 1799 en dependencias del Palacio de Dueñas, en la capital sevillana, y perteneciente a una familia de rancio abolengo, este noble fue pionero en nuestro país a la hora de difundir un deporte de cierto parecido con el fútbol.

Según nos transmitió, en exclusiva entrevista, su tataratataratataratataranieto Rafi junto a su compadre Fali, “todo empezó cuando la invasión francesa. El chiquillo se aburría en Cádiz porque había tenido que dejar los caballos en una de las fincas de Sevilla y no podía ir a ninguna parte, que eso de andar es muy cansado. Para entretenerse, fijarse la inventiva, cogía una bala de cañón y le ofrecía un puñaíto de lentejas al pobre que fuera capaz de mandarla más lejos de una patada. Las risas permitieron a los señores sobrellevar un poquito mejor aquella invasión tan inoportuna y tan malaje, porque hay que ser malaje para ponerse a fusilar gente a primeros de Mayo con El Rocío a la vuelta de la esquina, que namás de pensar en toda esa sangre el fino casi se me va por otro lado.”

Cuando la invasión francesa fue desactivada y los Marqueses del Turruñuelo pudieron volver a ocupar sus tierras, el joven Borja Francisco no olvidó el pasatiempo que tan buenos ratos le había hecho pasar en tierras gaditanas: “Se juntaba con otros diez amigos, se sentaban unos junto a los otros formando una línea en la banda del terreno de juego y cada uno tenía un cesto a sus pies y una mesita con una copa de vino añejo a la vera. Luego ponían cada uno a uno de sus lacayos en mitad del campo y les lanzaban un objeto redondo y éstos se tenían que pelear por cogerlo y meterlo en el cesto de su señor correspondiente. Los diez que perdían iban a la calle. Al principio se hacía con una bala de cañón, pero había veces que ninguno de los lacayos era capaz de encestar a patadas y había que despedirlos a todos porque las normas son las normas, y los pobres para contratar empezaron a escasear con la difteria y esas cosas que cogen ellos, así que cambiaron a una sandía, prohibiendo evidentemente morderla, que esa gente con la esmayaera era capaz de comerse hasta el material deportivo”.

El pasatiempo cobró una popularidad inusitada, siendo bautizado como “guerra de pobres”, formándose equipos por toda la ciudad que competían entre sí. De esta manera, el señor De Gala y Cifuentes fundó el que sería precedente del Sevilla en este protofútbol, el Sevilla Guerradepobres Club, siendo el recientemente fallecido su fundador, por lo tanto los orígenes del club van mucho más allá de 1890 como se dice: “Fue un pelotazo, hasta montaron un campeonato oficial, pero expulsaron al equipo del viejo porque primaba a los lacayos con un pico de pan duro para mojar en la leche agria y los maletines nunca han estado bien vistos”.

Parece ser que esta expulsión del primer campeonato oficial de este extinto deporte hizo que De Gala y Cifuentes no quisiera saber nada más de ninguna actividad física: “Él siempre decía que si había llegado a la edad que había llegado manteniéndose como un chaval era por elegir siempre las mejores comidas y moverse lo justito, que cuando uno se mueve se erosiona con el aire de alrededor y empieza la cuesta abajo”.

Su estilo de vida, mezcla de asceta y bon vivant, le permitió vivir para ver la aparición del foot-ball tal y como lo conocemos hoy día. A la hora de fundar el actual Sevilla Fútbol Club acudieron a él para que colaborara, al recordarle como el mítico precursor de la “guerra de pobres”, pero no quiso saber nada: “Le dijeron que era un deporte de señores, así que él fue al campo de fútbol a ver en qué consistía y se horrorizó. Sus conocidos de la nobleza iban en pantalón corto, se ponían a correr y hasta sudaban, lo que le pareció una ordinariez, ya que el sudor siempre ha sido cosa de trabajadores y demás gente baja. Luego se enteró de que aquel juego lo habían traído a España unos mineros ingleses, ¿qué se puede esperar de unos individuos que siempre tienen la cara sucia? Comprarse un poquito de jabón verde, miarma.”

El Marqués del Turruñuelo desde entonces ignoraría, hasta el día de su fallecimiento, casi cualquier práctica deportiva: “El único deporte que practicaba era la pesca, pero en realidad iba más que nada por hacerle compañía al Caudillo. Cuando éste falleció, Dios lo tenga en su gloria, abandonó la costumbre”.

Al parecer la familia tampoco ha mostrado mucho interés en permanecer ligada al fútbol: “¿Yo? Yo una vez estaba aburrido, que es lo que tiene a veces el no trabajar, que a veces te aburres y todo, suerte que tienen los que trabajan de sol a sol, que no se aburren, y se me ocurrió que podía ir al campo del Betis a ver algún partidito a ver como se divierte el vulgo, pero resulta que me querían hacer pagar por entrar al palco VIP, que yo me pregunto cuándo un señor ha tenido que pagar por cosas así. Luego me enteré de que Felipe González es bético y ya todo me encajó. El socialismo ha hecho mucho daño a este país. Al final pasa siempre lo mismo, que acabamos pagando el pato los señores”.

Este desapego de la familia al club al que dieron origen tiempo ha, hace que no sorprenda que desde el club de Nervión no se prepare ningún tipo de homenaje al fallecido.