En el fútbol moderno parece que no tienen
cabida los que se salen de la norma establecida como políticamente correcta que
ha impuesto la FIFA. En el fútbol (como en la vida en general) intentan cortar a
todos los jugadores por el mismo patrón. Todos con una imagen pública muy
depuradita, con
su novia buenorra, con músculos de los cuales ni usted ni yo disfrutamos, gente
suponemos que sana y triunfadora cuyo ejemplo perfecto podría ser Bale, muy
bueno, sí pero no transmite una puta mierda. No es casualidad por tanto que la
FIFA prefiera al disfuncionado eréctil de Pelé antes que al rebelde Maradona,
al que ya piensan prohibirle la entrada a los estadios en lo que queda de Mundial
por
precisamente salirse del tiesto. Es por ello por lo que si un jugador
comete una genialidad como morderle a un contrario (vale, reconocemos que
morder no es propio de personas más o menos civilizadas, pero que no deja de
ser una genialidad) lo intentan hundir con una sanción desproporcionada y le obligan
a amansarse, pedir perdón, adoptar a cuatro cachorritos que buscan hogar a
través de twitter y a darse un par de sesiones de electroshock si quiere volver
a pegarle una patada a algo medianamente redondo, pero los genios son así.
Decía Mágico González que a lo mejor de haber tenido una vida más saludable
hubiera prolongado su carrera más años, pero que su juego no hubiera
sido ni de lejos el mismo lo que es perfectamente extrapolable a otros genios a
los que no nos lo imaginaríamos sin su punto de locura ¿O alguien se imagina a Cantona
sin ser de lo más vacila
o a Ronaldo sin la capacidad de organizar el cumpleaños
perfecto con el que todos soñamos?
Diego Tristán pertenece a ese tipo de futbolista
con un carácter difícil, quizás algo díscolo y rebelde, pero sobre el campo son
simplemente otra cosa. Nacido el 5 de enero de 1976, la familia Tristán Herrera
se colmaba de felicidad con el regalo que los Reyes le había traído, siempre
pensaron que el chico tenía cualidades con la pelota y soñaban con que algún
día defendiera la elástica del Sevilla FC, el equipo de la familia, y poco lo
faltó pues con 16 años hizo una prueba con los nervionenses para ingresar en su
cantera pero no la pasó ya que lo consideraron demasiado delgado. El Algabeño
aprovechó la oportunidad y disfrutó de cómo su paisano les deleitaba en los
campos de tierra durante dos años, momento en el cual Tristán recibe la llamada
del Betis interesado en contar con sus servicios. No lo dudó ni un momento y se
unió a una camada de chavales conocida como la “Rosi Boys”, una generación que deslumbraba en las categorías
inferiores y que tenía su campo de acción entre la ciudad deportiva de Heliópolis
y los botellines fresquitos en el bar de La Rosi. Pinto,
Capi, Fernando Sales, Quico, Varela o Juan
Jesús son algunos de los que llegaron a la máxima categoría, pero
quizás Diego fuera el más destacado de todos ellos teniendo su foto un lugar
privilegiado en las paredes del local regentado por tan insigne tabernera de la
calle Tajo.
El Betis sabía que tenía un diamante en
bruto que destacaba no solo por sus potentísimos saques de banda, sino también
por su capacidad goleadora, había que atarlo en corto y Lopera
sabía muy bien cómo hacerlo. Lo había hecho con decenas de chavales y uno más
no era problema, pero aquel chico no era un cualquiera. Diego se negó en
rotundo a firmar un contrato por diez años, con una cláusula de rescisión altísima, con una ficha bajísima
que aumentaba dependiendo de los partidos disputados y con una cláusula que
facultaba al Betis a cederlo al equipo que quisiera sin tener que dar mayores
explicaciones (¿les
suena?). A donmanué no le gustaba demasiado que le dijeran que no a sus
pretensiones por lo que para
presionar al chaval lo apartó del filial bético y lo tuvo cuatro meses sin
jugar. Diego era un joven talento en aquel momento (tenía 20 años) pero no
dejaba de ser un proyecto de futuro y quedándole algún año más de contrato
dudaba que nadie fuera a pagar los 150 millones de pesetas que costaba su
libertad (una cantidad importante en aquel entonces). Se veía apartado de su
equipo y con la única posibilidad de entrenar con los juveniles hasta que Luis
Aragonés lo llamó para entrenar con la primera plantilla (las camisetas
para el estreno del algabeño con el primer equipo llegaron a estar preparadas y
aparecieron dentro del stock que Lopera guardaba en su casa.). Luis fue
muy claro con él y le dijo mirándole a los ojos “chaval, me gustas y quiero
contar contigo en un futuro, pero hasta que no resuelvas tu situación no pienso
ponerte” sinceridad que el algabeño agradeció al igual que cuando fue a pedirle
consejo pues el Mallorca estaba dispuesto a pagar el dinero que valía su
libertad Luis le recomendó fichar por los baleares para no hipotecar su carrera con diez años de contrato.
En su primer
año en la isla jugando en el filial bermellón ya dio muestras de su clase, por
lo que tardó tan solo un año en dar el salto al primer equipo en cual deslumbró
absolutamente a todos anotando 18 goles aquella temporada. Lorenzo Sanz,
presidente del Real Madrid firmó un contrato con él antes de las elecciones que
ganó Florentino Pérez el cual no quería nada que oliese a Sanz en el equipo
rompiendo el contrato firmado bajo la excusa que a la pregunta “¿Es verdad que usted sale mucho?” Diego
respondió “¿usted que quiere, un
futbolista o una monja?”. Esta torpeza del ser-todosuperior-que-caga-millones-de-euros fue aprovechada por el
Deportivo de la Coruña, vigente campeón de Liga, que pagó al Mallorca 2.500
millones de pesetas por él.
En Coruña
Diego explotó
definitivamente formando una sociedad con Makaay, Fran y Valerón de
autentico babero que tuvo su punto álgido en el 2002 cuando consiguen amargarle
la fiesta al Real Madrid consiguiendo el título de Copa en el Bernabeu y
quedando máximo goleador de la Liga. Toda Europa estaba atento a Tristán en
aquel momento pues el chico estaba entre los tres mejores delanteros del mundo
con total seguridad, era su momento y era año de Mundial, por lo que las
esperanzas de que la España de Camacho
Carabollo y de Mendieta, Valerón, Joaquín, etc pasara por fin la barrera de
cuartos no eran ni mucho menos infundadas pero una lesión de tobillo tras el
segundo partido contra Paraguay finiquitó prematuramente su participación en la
Copa del Mundo sin tener tiempo de demostrar nada.
Tristán
siguió en el Deportivo, pero la dichosa lesión le mantuvo renqueante gran parte
de la temporada y bajó sus números con respecto a anteriores temporadas,
rondando la decena de goles en cada una de las siguientes campañas. Se decían
que no se cuidaba como de un deportista de élite cabía esperar, que salía mucho
y que
su estilista le engañaba con las nuevas tendencias en moda, lo que unido a diversos
desencuentros con Caparrós le hicieron salir de Coruña tras seis años con
destino a Livorno y la difícil responsabilidad de ser el sustituto de
Lucarelli. No tuvo suerte en Italia a pesar del especial
seguimiento que le hicieron desde España y el equipo acaba descendiendo
tras un aciago año en el que apenas juega 20 partidos en los que anota un solo gol a la Roma. Su carrera
comenzaba una decadencia y él parecía no encontrar a aquel delantero matador
que llevaba dentro, se le acusaba de cierta dejadez y pasotismo pero aun así aun
tuvo un par de coletazos más en la élite. Primero lo intentó en el West Ham
donde demostró su calidad a
cuentagotas y por último en el Cádiz, siendo el fichaje estrella de la segunda
para la temporada 2009/10. No
tuvo un mal papel en el Carranza, la afición le cogió cariño e incluso le
dedicaron un cuplé que decía “Tristan es buen delantero pero si escucha
al portero gritar eso de "salimos" lo lleva a rajatabla y sale de
marcha con los amigos“ pero el descenso del equipo amarillo a Segunda B acabó
por propiciar su retirada.
Desde
entonces Diego Tristán ha jugado en el equipo de veteranos del Betis, es
presidente, medio dueño, entrenador de categorías inferiores y hombre anuncio del
Atlético Algabeño, hay quien dice que si hubiera tenido más cabeza hubiera
llegado mucho más lejos, pero quizás de no haber sido él mismo nunca hubiera
llegado a donde llegó, así que hagamos buena la frase de Mágico González y
disfrutemos de los genios el tiempo que tengan a bien deleitarnos con su clase.
Ellos son así.
4 comentarios:
Hola a todos de nuevo!
Yo croe que Tristán fue un futbolista que vivió en una época que n le correspondió, si jugara en los 80 o90 seria recrdado para toda la historia, pero vivió el auge del futbol metrosexual y de periodismo deportivo rosa
Estando en Corunha salió con una chica de aquí, de mi pueblo. Buenas historietas tengo escuchado de Tristán. Le cantaban la de...Diego, Diego, Diegooo, que borracho se te ve, los Domingos por la noche, cuando sales en Chevalier.
Yo recuerdo el verano que el Mallorca ficha a Diego Tristán con mucha guerra con Lopera. Como bien se dice ahi, el chico estaba apartado y el Mallorca se lanzó a por su fichaje. (Por cierto, que no me acuerdo quién era, pero el Mallorca tenía un ojeador por Sevilla que fue el que captó a muchos jugadores como Novo, Campano, Guiza, Tristán... que iban a categorías inferiores).
El caso que Don Manué se enfadó mucho. Dijo que iba a pagar las claúsulas de Stankovic y Roa, que ya lo había hecho, que ya los tenía atados... y bla bla bla bla pero al final nada.
Y don Rinat, te saltas que entre Coruña y Livorno regresó al Mallorca. Lo fichó el Mallorca libre, tras ser despedido del Depor. Pero nunca llegó a alcanzar la forma, y en la segunda vuelta apenas contó para Manzano. Una pena.
En el blog tenía una foto con él en esta segunda etapa... Y ahí andabamos de barriga. Nunca cogió la forma y se fue sin hacer ni un gol. Lástima. Tristán es de los mejores 9 que pasaron por Mallorca.
Coño!! Cierto Gonzalo, me he saltado su segundo paso por el Mallorca por la puta cara!!
Publicar un comentario