Uruguay es un país curioso. Hace poco
escuché una entrevista a Kiko Veneno donde afirmaba que era un país donde había
“ocho millones de vacas y tres millones de habitantes de los cuales medio
millón eran cantautores, medio millón de futbolistas y el resto de la gente
hace lo que puede”. Exageraría el bueno de Kiko, pero en lo futbolístico
resulta sorprendente lo gran selección que es Uruguay siendo un país con tan
pocos habitantes. Es la más laureada de la Copa América y tiene el doble de
mundiales que España.
La relación del Sevilla con los uruguayos
ha sido también bastante prolífica, desde Enderiz que fue el primero a finales
de los 60, pasando por los Espárrago, Gustavo Fernández, Peirano, Nadal o
Bengonchea hasta los más recientes Darío Silva, Hornos, Magallanes o Chevantón, pero sin duda la época
dorada de los uruguayos en Sevilla fue el periodo comprendido entre septiembre
de 1998 y junio del 2000 por obra y gracia de Paco “dueño del fútbol uruguayo” Casal, en cuyas manos se puso el
Sevilla en ese periodo con las consecuencias que todos sabemos.
El primero en llegar fue Correa, al que
le siguieron en el mercado invernal Tabaré Silva y el Nico Olivera, siendo
parte del núcleo de habituales que consiguieron el ascenso. Con el Sevilla en
primera y con el maná del dinero de las televisiones revoloteando de nuevo por
las cuentas corrientes del club de Nervión, Paco Casal vio la oportunidad de
hacer algún que otro negocio con sus nuevos mejores amigos: los rectores del Sevilla FC, que consideraron
apropiado dar más voz al hombre más rico de Uruguay que a los propios técnicos o hombres de
fútbol del equipo, así mientras Tsartas, que seguía muy de cerca el fútbol
español, le recomendaba al club fichar a Baraja o a Makaay, el Sevilla prefirió
seguir los consejos de Casal y pensar que si Uruguay tenía dos mundiales y
España ninguno sería por algo, así que consolidó la base charrúa del equipo,
haciéndose con la propiedad de Olivera y fichando a Rabadja, Zalayeta, Podestá y a la guinda de aquel pastel de carne que fue
Marcelo Otero, jugador que venía procedente del Vicenza como una de las grandes
estrellas del calcio y por el que se pagaron nada más y nada menos que 1.000
millones de pesetas de la época, siendo el segundo fichaje más caro de la
historia del Sevilla por detrás de Almeyda y costando 200 menos de lo que le hubiera costado Makaay.
Marcos Alonso por supuesto recomendó a Otero porque era “bueno y barato”.
El fichaje de Marcelo ciertamente resultó
ilusionante para la afición por las referencias que traía de Italia donde en
cuatro temporadas había goleado y ganado la Copa. También lo había hecho
previamente en el Peñarol y en la selección uruguaya, siendo parte del
combinado que ganó la Copa América en 1995, pero pronto se vio que el
matrimonio Otero-Sevilla estaba abocado al divorcio. A los tres meses de llegar
ya se quería ir, solo había marcado un intrascendente gol en la derrota contra
el Valladolid (que a la postre fue el único que marcó en toda la temporada) y a
pesar de que era un fijo para Marcos Alonso ya estaba cuestionado por la grada
que además notaba que cierta prominente taleguilla crecía dentro del charrúa.
Para lavar su imagen pública entre el
sevillismo, alguien le debió recomendar a Otero y otros uruguayos (Zalayeta,
Olivera y Tabaré) que lo mejor no era ganar partidos y partirse la cara en el
campo para sacar al Sevilla del pozo en el que entre todos lo había metido y
del que ya no saldrían en toda la temporada, si no que lo suyo era hacerse
respetar dándole una paliza a unos chavales, y así fue como Otero realizó su
más recordada jugada como sevillista al darle de hostias a unos jóvenes en el Pub
Birdie porque según los
uruguayos se habían metido con sus mujeres. La repercusión mediática de la
pelea fue tal que en Canal 47 se plantearon crear un Sálvame presentado por Eva María Macías solo para dar cobertura a las reacciones
del populacho sevillano, entre ellas las de su entrenador que declaró que si
era verdad que se había metido con sus doñas, como testificaron en Comisaría
pues qué bien dada estaba la paliza, que a ver qué coño era eso de molestar a
un futbolista que tranquilamente está dándole al cubata en su local favorito y
encima mentar a sus santas que seguramente aguardarían en casa esperando la
llegada de sus amados esposos. El caso se cerró en los Juzgados con una condena
de 3.600 euros de multa para los jugadores y cada uno para su casa y dios en la de
todos.
Tras esta demostración de fuerza y
coraje, lo cierto es que Otero no volvió a dar señales de vida en el campo.
Jugaba sí, pero más bien deambulaba sin acercarse mínimamente a algo parecido a
un gol, por lo que acabó perdiendo el puesto de titular a favor de Juan Carlos.
El Sevilla desciende y contrata a
Caparrós como nuevo entrenador que es muy claro con el charrúa: “vete, no quiero verte, vete”. Aun así Otero había costado demasiado
dinero al Sevilla y lo cobraba demasiado bien (1,6 millones por temporada,
cantidad que en época de tiesismo máximo el Sevilla tuvo dificultades para pagarle
teniéndolo sin cobrar varios meses) como para colocarlo tan fácilmente, por lo
que Caparrós tuvo que tragar saliva, quedárselo e incluso darle alguna
oportunidad que otra. Otero volvió a demostrar sus dotes como goleador contra
el Leganés en la jornada quinta, dando el empate al Sevilla in extremis en el Estadio del Butarque,
partido en el que Caparrós comenzó la leyenda de sus mágicas remontadas a base
de quitar defensas y meter delanteros que tuvieron su punto álgido en aquel
partido contra el Panathinaikos con Darío Silva de lateral derecho y el público
rozando el éxtasis gracias a los goles
de Makukula y Adriano. Esta vez fue César Caneda el que a los cinco minutos de marcar el
gran equipo del sur de Madrid el 1-0 dejó su puesto a Otero para a base de
embestidas lograr el empate final. Gran momento para Otero que enrabietado
celebraba el gol como loco. Podía decirse que la temporada ya había sido un
éxito para el uruguayo, por lo que a partir de aquí a disfrutar de algún ratito
que otro sobre el campo y poco más, y por supuesto de goles ni hablamos,
aunque el equipo no los echó de menos y
acabó ascendiendo a primera. De nuevo en la máxima categoría Otero ni la olió,
disfrutando tan solo de unos minutos en la eliminatoria de Copa donde el
Sevilla volvería (un año más) a caer en primera ronda esta vez contra el Ciudad
de Murcia, equipo que por cierto acabaría propiciando a mitad de temporada la
retirada como jugador de balompié de Diego, que quemaba sus últimos cartuchos en el Dos Hermanas para darle su primera oportunidad como
entrenador.
Llegó la navidad y el Otero tuvo la
generosidad de desligarse del Sevilla dejando un balance de 42 partidos y la
extraordinaria cifra de goleador contrastado que cuesta 1.000 millones de
pesetas de dos dianas. Por si esto no les parece suficiente, también dejó una roncha junto a sus compatriotas de la que el Sevilla tardó años en
recuperarse y que le dio más de un quebradero de cabeza a la entidad.
Su nuevo acomodo fue el Colon de Santa Fe,
donde el charrúa dio muestras de su clase anotando cero goles en 14 partidos,
por lo que se semiretiró hasta que cual ave que renace de sus cenizas decidió
darse una última oportunidad en el Fénix uruguayo, donde forma una pareja de ensueño con Germán
Hornos y consigue su
mejor registro en un lustro anotando tres goles en cinco partidos. Esta cifra
le resultó suficiente para dejar su karma en orden por lo que decidió retirarse
y afincarse en Montequinto City entrando en negocios relacionados con la
estética y demostrando que el gol si se olvida jugando con el Sevilla FC de
veteranos de nuestra competición favorita, la Liga de Fútbol Indoor. Esto no le
ha debido parecer suficiente para matar el gusanillo porque hace escasos meses,
con 41 años decidió descolgar las botas y aceptar una oferta Huracán del Paso Arena, de la segunda división uruguaya, y es
que los viejos rockeros nunca mueren.
11 comentarios:
Aunque habéis acertado en el número de goles que metió, habéis errado en el número de goles que celebró. Jugaba el Sevilla en Oviedo tras ascender a primera y con Marcos Alonso en el banquillo. Envió el balón a puerta vacía y salió corriendo celebrándolo como un loco. No se percató de que le había dado tan mal que el balón no cogió velocidad y un jugador del Oviedo (creo que fue Onopko) llegó, la paró tranquilamente y lo sacó jugado sin problemas.
Joder GRACIAS anónimo. Lo estaba flipando con el tiempo que estaba tardando en salir la anécdota del No gol de Otero!!
En el artículo que le dedicamos a Pukki comentamos una jugada parecida en la que el bueno del finlandes celebró el gol aun sin entrar, aunque luego siguió la jugada y consiguió celebrar el gol, esta vez como dios manda.
Aun tengo secuelas psicológicas :-(
Ya era hora, es un crack colussiano, sin duda, y además, como De Mul, creo que siguió viviendo un tiempo en Sevilla. Era buen camorrista.
PD. AL RUBIO DE LOS PECOS SE PARECE UNA JARTÁ
Lo de la celebración del "no gol" en Oviedo es mítico, y su momento de gloria no se si lo recordarán pero fue en un derbi, provocando penalti y expulsión de Prats.
Promedio goleador bárbaro.
Enorme Marcelo Otero!
No me acordaba del caso de la discoteca. Igual el Sevilla de la 96-97 y de la 99-00 quedarán para el recuerdo de loq ue no se debe hacer en el fútbol jajaja.
Por cierto acabo de escribir unaentrada de un Sevillistahomenajeado ya por vsotros en mi blog!
Auténtico broncas, el amigo, pero la mar de apañado para este blog. Gracias a jugadores de su estirpe, el blog tiene elementos de un valor incalculable. Lo echaba de menos.
Lo de Maakay con el fútbol sevillano es una historia de amor imposible. Recuerdo cuando el Betis lo tenía fichado y tuvo que indemnizarle por romper el precontrato, ya que "el sabio de Hortaleza" prefirió traerse a Oli. Sin comentarios.
Rinat los de orgullodenervion ponen a Chevanton entre los 10 peores fichajes de la historia del Sevilla y yo estoy d acuerdo 9 millones de euros para solo besarse el escudo lo merecen,a ver si te animas y le haces amigo de colusso a el y Romaric y sus otros 9 kilos jajajaja,respeto tu opinion pero queria que vieras este gran enlace por si no lo has visto,un abrazo.http://www.orgullodenervion.com/noticias/sevilla-fc/sevilla-los-diez-fichajes-fiasco.html
No nos olvidemos del duduso gusto de Otero por los pantalones de cuero que ya comentamos recientemente en la entrada de Bakero
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