Resulta complicado plantear el enfoque que
darle al jugador del que hoy hablamos. Por un lado su rendimiento durante la
única temporada que estuvo en el Sevilla FC no fue del todo malo si lo
comparamos con el nivel general del equipo en la aciaga temporada 1996/97, por
otro, el precio que se pagó por él, así como la desmedida ilusión que provocó
su fichaje le restan posibles a su participación, que en cuanto a resultados
deportivos estuvo muy por debajo de lo esperado, por lo que la etiqueta de “Amigo de Colusso” es inevitable.
Matías Jesús Almeyda (Azul,
Buenos Aires, 21 de diciembre de 1973) era una de las más firmes promesas del
fútbol argentino en 1996. Quizás para el gran público resultara desconocido,
pero tanto los aficionados del River Plate (con el que había ganado una liga y
una copa Libertadores) como para los argentinos en general (consiguió la
medalla de plata en los juegos de Atlanta 96 dejando en el camino a la España
de Raúl y De la Peña) el jugador había dejado de ser promesa para convertirse
en una realidad y su salto a un equipo importante de Europa parecía inminente.
En una España pre-internet habíamos leído sobre él en la de la sección de la
mítica Don Balón “La estrella es…” que
analizaba a las estrellas emergentes del fútbol (recuerdo por citar algunos a
Roberto Carlos, Le Tissier o Milosevic antes de que fueran mundialmente
conocidos) en donde se nos mostraba a un chico afable y tranquilo, que
disfrutaba del balompié, con la ilusión de retirarse pronto del fútbol para
vivir tranquilamente de su rancho.
Clásico 5 argentino con buen manejo de
balón y de la distribución del juego, con un buen disparo y buena capacidad
para recuperar balones, llamado a ser el sucesor de Fernando Redondo en la
albiceleste era la guinda a la “superplantilla” que Caldas y Camacho habían confeccionado para que el Sevilla optara a todo y como
suele ser habitual en este tipo de fichajes por el club sevillista, la
contratación no fue todo lo fácil que cabía desear.
Tras unas duras negociaciones que se
prolongaron hasta los últimos días de mercado, un Sevilla con una actitud tan
hortera como un nuevo rico (¿heredada de su presidente?) se hizo con
Matías en una puja a muerte con el Real Madrid (que se había metido por medio
cuando las negociaciones estaban casi cerradas) ante el asombro del River
Plate, que había tasado al jugador en 400 millones y veía como la cotización de
su estrella subió sin apenas tener que apretar para llevarse de una tacada
1.200 millones de pesetas según cifra oficial de la época (1.790 millones según
se supo luego) lo que le convirtió en el traspaso más caro de la historia del
fútbol argentino, de la historia del Sevilla FC y el segundo más caro del
fútbol español aquella temporada solo por detrás de Ronaldo por el que el Barcelona había pagado 2.500 millones de pesetas de
la época (un Barça por cierto que a punto estuvo de comprarlo cuatro meses
atrás por “tan solo” 350
kilos). Tras soltar la manteca, el argentino se comprometió con los hispalenses
por 8 temporadas a cambio de una nada despreciable ficha de 200 millones anuales.
“El pelado” llegó a Sevilla tranquilo,
marcando tendencia con su elegancia al elegir corbata y con una expectación MÁXIMA por su fichaje, prueba de ello fue su multitudinaria presentación
del nuevo 8 sevillista ante más de 12.000 aficionados. Tras los clásicos retrasos a la hora de
recibir el transfer (¿¡Qué cojones es un transfer!?) Matías Almeyda estaba
preparado para debutar ante su afición en el partido contra el Real Zaragoza.
El pueblo tenía ganas de verlo en acción y 55.000 almas llenaron el Ramón
Sánchez Pizjuán para deleitarse no solo con Almeyda, sino también con el otro
argentino y fichaje estrella de la temporada: Colusso; con el máximo goleador
de la pretemporada: Mornar, con aquel griego que tan buenas sensaciones había causado en
la eliminatoria contra el Olimpiakos la temporada pasada: Marinakis y con el que venía de paquete con él (Tsartas), con Aranalde y con el resto de fichajes. Desenlace: victoria del Zaragoza (o Abeja Maya’s team) por 1 a 2 ante un inoperante Sevilla y actuación
decente de Almeyda que le dio la asistencia de gol a Mornar en el descuento
para que el croata lo celebrase de rodillas para desesperación del público que
le recriminaba que cogiera el balón a toda ostia y volviese al centro de campo
por si sonaba la flauta en los escasos minutos que quedaban.
Algunos, todavía esperanzados pensaron que
habría que esperar tan solo unas pocas semanas a que los nuevos se adaptasen
para que el Sevilla fuera lanzado hacia arriba, pero como ya hemos comentado en
tantas ocasiones en este blog, aquello fue simplemente El Desastre. Almeyda fue
titular en la mayoría de partidos, pero contagiado por el resto no daba el
nivel que se esperaba de él y tampoco se echó el equipo a la espalda como cabía
esperar de un jugador que había costado lo que había costado. En diciembre hubo
parches, pero la situación fue a peor y si la gestión deportiva estaba
resultando un desastre, la económica le hizo la competencia y a mediados de
abril Almeyda, titular indiscutible hasta ese momento jugó contra el Real
Madrid su último partido como sevillista ya que a pesar de que quedaban ocho jornadas para la conclusión del
campeonato y que el Sevilla tenía opciones matemáticas de salvarse, la nefasta
directiva dirigida por Caldas traspasó a nuestro chico anuncio a la Lazio y a pesar de que se especuló de
que aun así podría estar disponible, lo cierto es que el argentino no volvió a
vestir la camiseta del Sevilla, habiendo participado en un total de 28 partidos
de liga, todos como titular sin lograr anotar ningún gol y salvándose de vivir la debacle de Oviedo (No como nuestro idolatrado Mornar, miren como saluda al final del video a los aficionados.
Envidia máxima del que coge su camiseta. Todo un figura).
Tras abandonar el Sevilla Matías Almeyda si
muestra el nivel que se le suponía, convirtiéndose en todo un referente tanto
dentro del campo como en la grada para los tifossi del Lazio, ganando con los
romanos una Copa, una Supercopa, una UEFA, una Supercopa de Europa y para rematar
el Scudetto de la temporada 99-00, tras alcanzar la cima fue traspasado al Parma
donde jugó dos años para posteriormente marcharse al Inter de Milan en el que
permanece otras dos temporadas acabando su
pasión trasalpina zanganeando un breve espacio de tiempo por Brescia
antes de volver a Argentina.
Decíamos al principio que cuando
entrevistaron al jugador para Don Balón, Almeyda contaba que su intención era
retirarse joven para vivir de su racho, concretamente creo recordar que preveía
retirarse a los 28 años. Pues no. Meras ilusiones de chiquillo. El balón le
seguía picando y con 31 años comienza su etapa bohemia: En 2005 juega algunos partidos en el modesto Quilmes
argentino y se retira. En 2007 se vuelve a calzar las botas en el Lyn Oslo
noruego y se vuelve a retirar para jugar al futbol indoor. Resucita de nuevo en
2009 para disputar cuatro partidos en el Fénix de la cuarta división siendo
expulsado en dos de ellos y el 30 de agosto de 2009 regresa a River para
intentar ayudar a sacar a los millonarios de la zona baja de la
clasificación, deseo que no consigue disputando su último encuentro como
profesional en ida de la promoción (se pierde la vuelta por acumulación de
amarillas) que llevaron al River Plate a la B por primera vez en su historia para
desesperación de muchos.
Esta circustancia retira definitivamente a
“El pelado” a los 37 años (y decía que a los 28 estaba cuidando vaquitas…) pues
fue confirmarse el descenso y ofrecerle la directiva coger las riendas del
equipo de sus amores para dirigirlo desde el banquillo por la travesía por el
infierno de la B y subirlos de nuevo a la división de honor. Y ahí sigue. Lo
más curioso de todo es que si exceptuamos sus dos últimos años en River, el
equipo donde más partidos jugó durante una temporada fue precisamente el Sevilla… Pues aquí la
cagastes, pelado… la cagastes.
11 comentarios:
Es cierto,bastante hizo;a mí Gago me recordaba a él, aunque Gago le echa menos cojones, con perdón
Joder, recuerdo ese partido. soy un arkeño que pasaba esos días con mi familia sevillana y acudí a ese partido. primero y último en el Pizjuán. Es verdad que el campo estaba hasta la bola y era la primera vez que el ZGZ vestía esa equipación en los tiempos modernos. REcuerdo el partidazo de Belsue y muy poco bueno del Sevilla.
A mi lo que nunca podré sacarme de la cabeza de aquel Sevilla - Zaragoza es al cabrón de Mornar metiendo el gol en el min. 91 y celebrandolo andando de rodillas, mientras yo le gritaba ¡¡pero corre y coge el balón maldito hijodeputa!! ¡¡CORRE!!. Unos pocos dias antes había estado en la presentación de Almeyda precisamente (casi cojo el balón al que le dio las tradicionales pataditas) y a la salida me encotnré con Mornar hecho un absoluto hortera con un chalequillo y una camisea verdaderamente indescriptibles, pero aquel partido me terminó de confirmar que aquel calvo iba a ser especial... muy especial.
Ahora, la vacilada de tirar a la grada su camiseta en Oviedo y como se tiran a por ella los chavales ya me ha matao... ¿Quien poseerá ese tesoro en la actualidad?
"El boleador", lo definen en la guía Interviú 96/97. Y lo ponen también como la estrella del equipo. Señor Rinat ¿acaso ha vendido a un coleccionista de arte esa preciada imagen escaneada que le envié del colega?
Cómo era la frase que dijo en su presentación?? Aquello de lo del patapalo...
Hablando de camisetas gloriosas...Yo doy mi reino por una de Colusso!
¡¡Por supuesto que la he vendido caballero Dami!! La memorize por completo y se la vendía a un coleccionista de todo lo relacionado con interviú que no tenga tetas haciéndolo pasar como un documento exclusivo para encarecer el precio del producto. Traducido: 500 pavos pa la buchaca.
Comentario de José María García sobre el argentino en la citada guía: "La gran estrella delequipo se llama Matías Jesús Almeyda, el jovencísimo ídolo de la torcida de River y de la selección albiceleste. Inicia el juego desde atrás, disfruta de un buen toque de balón y lleva camino de convertirse en el líder natural del Sevilla de hoy. No es un superclase, pero su personalidad típica argentina, con la veintena recien cumplida, le convierten en el punto de referencia obligado del equipo, probablemente el mejor jugador de la década nervionense después de aquel paisano suyo fichado por Luís Cuervas y que se llamó para siempre Diego Armando Maradona"
La última frase con Suker acabao de salir es pa matarse.
Después lo valora con las siguientes notas:
Juego de cabeza: 7
Personalidad: 9
Técnica: 8
Ataque: 8
Regularidad: 9
Desmarque: 9
Defensa: 9
Disparo: 8
Pie derecho: 9
Pie izquierdo: 8
Nota final: 8,3.
Recordemos que otros ÍDOLOS del blog como Colusso o Marinakis innexplicablemente estaban menos valorados que él, concretamente Marinakis tuvo un 7,5 y Colusso un inmerecido 7,3
Joder Aracnidus, que buena memoria gasta usted!!!
La frase aquella me llamó muchísimo la atención en su día, era algo asi como
"No me considero ni un crack ni un patadura"
Debe venir enlazado al hablar de la presentación
También se le llamaba "El tractorcito".
En 2007 lo vi jugar en directo en el FK Lynn de Oslo.
Entrevista a Matías Almeyda, en El Partido de las 12 donde habla entre otras cosas de su trayectoria en el Sevilla
http://www.ivoox.com/entrevista-a-matias-almeyda-el-partido-de-audios-mp3_rf_1492112_1.html
Como simpatizante riverplatense mi agradecimiento eterno a quien supo ponerse al hombro el momento más negro de la historia de nuestro club y devolverlo al lugar que por historia nos correspondía. Mi admiración a él por sus valores como ser humano.GRACIAS ETERNAS AL PELADO ALMEYDA!
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